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sábado, 26 de noviembre de 2011

La Odisea, Homero

Tanto leer libros actuales o casi actuales que a veces nos olvidamos de leer a los clásicos. Por una cuestión que no viene al caso me he visto obligado a leer este libro, de lo que al final me alegro sobremanera. Por cierto, tendríamos que definir el concepto de libro y desde aquí exhorto a nuestro compañero Juanlu a consignar en el blog su muy interesante estudio, que hemos compartido por correo, acerca del concepto de libro. Ochocientos años antes de Cristo, fecha en la que se cree fue escrita La Odisea, no existían los libros.

Sobrecoge el tener que hacer un comentario que además sea necesariamente breve. Cuantos no se habrán hecho ya sobre él, desde numerosas ópticas y perspectivas. La Odisea nos narra el viaje de Ulises, Odiseo, de vuelta a su casa tras la guerra de Troya. ¿Tendríamos que leer antes “La Ilíada"?.Un viaje que dura años, lleno de vicisitudes con hombres y dioses y que pone ante nuestros ojos un mundo mágico en el que los dioses parecen envidiar a los mortales. Los dioses son eternos y por tanto aburridos mientras que los hombres viven un momento efímero, único e irrepetible que acaba con la muerte, que los iguala a todos y es el final tras el que no queda ninguna esperanza.

Odiseo va salvando dificultades enormes y va viendo morir a sus compañeros hasta alcanzar Ítaca, su tierra y su casa, donde Penélope, su esposa, y su hijo, Telémaco, se resisten a creer que ha muerto a pesar de los años transcurridos. Odiseo lucha y vence al cíclope Polifemo, resiste las añagazas de la hechicera Circe, baja al hades a charlar con Tiresias, resiste el canto de las Sirenas, visita la isla de Helios y sus vacas sagradas, escapa a las garras de Calipso y llega al reino de los Feacios que le ayudan a volver a su patria, de la que lleva ausente veinte años.

En todo momento los dioses están de su parte, especialmente Atenea que le vigila, le acompaña, le aparta de los peligros, le ayuda y le habla sobre su futuro. En Ítaca, su esposa Penélope le espera, de forma activa, defendiendo la vuelta de su marido, asediada de pretendientes que quieren a toda cosa casarse con ella para poseer el palacio y los bienes de Odiseo. Los pretendientes pasan el día en la hacienda de Penélope comiendo, bebiendo y ultrajando a las esclavas. Pero Ulises llega por fin convertido al principio en un mendigo y solo revelando su identidad a un porquero que cuida sus rebaños y que le ha sido y le sigue siendo fiel. Su hijo Telémaco le reconoce con ayuda de Atenea. Aunque estando como mendigo en su palacio le reconoce una esclava por una cicatriz en un pié, esta no revela su identidad y le permite preparar con calma y junto con su hijo la recuperación de su identidad y su venganza sobre los pretendientes.

La Odisea habla de hechos que ocurrieron más de trescientos años antes y que Homero escribe utilizando el alfabeto griego casi recién estrenado. Los hechos le han llegado a través de la palabra, transmitiéndose como cuentos o poemas de generación en generación y por tanto sujetos a cambios. Los Aedos o juglares eran los encargados de este boca a boca y era una forma de entretenimiento pero también de educación, información y transmisión de valores. Quizá un poco pesado en sus inicios, a medida que va avanzando y uno se acostumbra al lenguaje y a ciertas repeticiones o muletillas, el libro alcanza un interés creciente. Y si conseguimos trasladar nuestra imaginación a un mundo que tuvo lugar de tres mil años atrás, el gozo puede ser indescriptible.

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