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domingo, 13 de mayo de 2012

Como una novela, Daniel Pennac

Como una novela Daniel Pennac
un libro para leer en UNA HORA

pero sobre el que reflexionar días y días

PUNTUACIÓN 4/5
Casi veinte años hace que Daniel Pennac publicara por primera vez, en aquel ya lejano 1.993, este libro. Sin embargo, las afirmaciones en él expuestas, y la problemática entorno al mundo de la lectura en él formuladas siguen vigentes. Peor, se han agravado, cada vez más cronificadas en nuestra sociedad.
Si buscas un libro técnico, un académico tratado sobre las causas de la repulsión de la población en general y de la juventud en particular hacia la lectura, no deberías elegir -Como una novela-. Hay cientos de estos manuales, de estudios, ensayos y comentarios, algunos buenísimos, tratando rigurosa y científicamente el tema.
Lo que hace Pennac en el libro es enfocar el problema desde un prisma mucho más primario, desnudándolo de definiciones, renunciando a la terminología doctrinal y lo estudia simplificándolo hasta el extremo.
Interroga al lector, todo ello en un seudodiálogo informal con el autor, inquiriéndole sobre preguntas básicas, de única y fácil respuesta, tal como se expone en la obra, del estilo de: ¿hay que leer?, ¿Por qué hay que leer?, ¿Qué leer?, ¿Cómo leer?, ¿De dónde sacar el tiempo para leer?.- El mérito del libro está en su forma de exposición, sin agotar la tinta de su pluma llenándolo de hojas y hojas y plagándolo de hipótesis, soluciones magistrales, planteamientos alternativos mágicos. No, se limita a reflexionar en brevísimos capítulos, atención, algunos de una sola línea, en los que suprime los dogmas anejos al libro, rechazando la condición de sacramento con el que se le ha barnizado, desmitificando el tedio y aburrimiento con el que, injustamente, se le ha injuriado y aborrecido.
Te puedes leer una y mil veces los capítulos en los que narra su relación con los alumnos de su instituto refractarios hacia los libros, incitándolos hacia la lectura de la única manera y forma posible, esto es, arrinconado los temarios oficiales, prescindiendo al comienzo de los calendarios y planes oficiales y leyéndoles en voz alta un relato, retornándoles a su infancia, donde el libro les abría a nuevos mundos, seleccionando el texto, provocándoles con la curiosidad del tema, tendiéndoles una trampa, enseñándoles el señuelo, en el que al final algunos sucumben, no por aburrimiento, sino por la mera esencia de la literatura, esto es, contar algo y alguien con curiosidad por escuchar, por leer, lo que se cuenta.- Basta leerles algo interesante, despertárles de ese letargo de años y ofrecerles una narración suculenta, un plato que les tiente, apetecible, y ellos mismo cojeran el tenedor y comenzarán por curiosidad a comer . Nada más, sencillo y complejo a la vez.-
Y no es un libro para o sobre no lectores.
También reflexiona sobre los derechos del lector consumado.
Su decálogo es el siguiente y su explicación, os aseguro, no tiene desperdicio y prefiero que lo disfrutéis y valoréis vosotros mismos:
derecho a: no leer,
                  saltarse las páginas
                  no terminar un libro
                  releer
                  leer cualquier cosa
                  al bovarismo
                  leer en cualquier sitio
                  hojear
                  leer en voz alta
                  callarnos
Alguno de los parrafos destacados a mi opinión son los siguientes:

Sobre la soledad del adolescente cuando lee y no comprende:
"Se entregan a ello valientemente.- Una página empuja a la otra.- Las palabras del <<libro>> bailan entre los auriculares de su Walkman. Sin alegría. Las palabras tienen pies de plomo. Caen una tras otra, como caballos rematados."
Como reprende la esposa de un profesor a su marido sobre los distintos objetos de la lectura:
-En absoluto... Lo que esperas es que te entreguen buenas fichas de lectura sobre las novelas que les impones, que <<interpreten>> correctamente los poemas que has elegido, que el día del examen de selectividad analicen hábilmente los textos de tu lista, que <<comenten>> juiciosamente o <<resuman>> inteligentemente lo que el tribunal les colocará bajo las narices esa mañana... Pero ni el tribunal, ni tú, ni los padres desean especialmente que estos chicos lean. Tampoco desean lo contrario, fíjate.
Critica a los sistemas pedagógicos
[..]el papel de la escuela se limitara siempre y en todas partes al aprendizaje de técnicas, al deber del comentario, y cortara el acceso inmediato a los libros mediante la abolición del placer de leer.
¿ Y si, en lugar de exigir la lectura, el profesor decidiera de repente compartir su propia dicha de leer?
Sobre la necesidad de escuchar historias y sobre el papel de la televisión: 
[...]No sabía que una novela debe ser leida como una novela: aplacar fundamentalmente nuestra sed de narración.
Para satisfacer esta gazuza, se habían entregado desde hacia mucho tiempo a la tele, que trabajaba en cadena, empalmando dibujos animados, series, culebrones y thrillers en un rosario sin fin de estereotipos intercambiables: nuestra ración de ficción. Algo que  llena la cabeza de la misma manera que hicha la barriga, sacia, pero no aprovecha al cuerpo. Digestión inmediata. Uno se siente tan solo después como antes.-
 

4 comentarios:

  1. Me interesa mucho el tema del libro, y no lo conocía.
    Gracias

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, te aseguro que es de lo más interesante y audaz en cuanto a la exposición.

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  2. Buena reseña, me lo apunto.
    Saludos, te sigo.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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