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lunes, 19 de noviembre de 2012

Vlad, Carlos Fuentes


terror y calidad literaria
en una revisión respetuosa de los clásicos
del género vampírico.
Puntuación 4/5

El vampirismo ha deparado destacadas obras literarias, algunas de calidad incuestionable, continúo estímulo para lectores. Hoy, el fenómeno se halla en plena efervescencia, apuntalado por promociones audiovisuales inundando nuestras ciudades de imágenes recurrentes del género.
Pero en este caso, quien decidió en 2.010 abordar en este libro el tema fue el fallecido maestro Carlos Fuentes. Este soberbio escritor, añadió en esta novela, al mórbido atractivo de estos misteriosos seres y al inherente goticismo de los paisajes, el sello de su estilo literario, tomando como escenario la ciudad de México.
Una brevísima novela salpicada de los kilates narrativos de su fecunda, creativa e inquieta pluma.
El argumento transcurre en la capital mexicana, en un lapso temporal contemporáneo a la escritura de la novela y de escasa duración.-
Yves Navarro, joven jurista de cuarenta años de edad, padre de Magdalena, una niña de 10 años, y esposo de Asunción, recibe un comprometido encargo de su jefe el señor licenciado Don Eloy Zurinaga.- Este anciano dueño del despacho de abogados en el que trabaja le encomienda una misteriosa misión:
"—Navarro, quiero hacerle un encargo muy especial.
—Un viejo amigo mío, desplazado por las guerras y revoluciones, ha perdido sus propiedades en la frontera húngaro-rumana
Mi amigo y yo somos de la misma edad. Imagínese, estudiamos juntos en la Sorbona cuando el derecho, así como las buenas costumbres, se aprendían en francés.
El caso es que mi viejo amigo ha decidido instalarse en México. Ya ve usted con qué facilidad caen las generalizaciones. La casa señorial de mi amigo data de la Edad Media y sin embargo, aquí lo tiene, buscando techo en la Ciudad de México...."
El misterioso personaje no es otro que "Vladimir Radu -Conde Vladimir Radu-. Este personaje transforma la finca adquirida con anormales reformas, tendentes al aislamiento de la luz. El conde viaja acompañado de un breve séquito, su mayordomo Borgo y una misteriosa niña de nombre Minea. Pero en realidad el inquilino es:
"Voivod, príncipe, Vlad el Empalador iba a la muerte en vida soñando con los vivos en muerte, los moroni, los nosferatu, los strigoi, los varcolaci, los vampiros: Drácula, el nombre que secretamente le daban todos los habitantes de Transilvania y Moldavia, Frahas y Valaquia, los Cárpatos y el Danubio…"
El mismo Drácula, amigo de su atávico jefe, dispuesto a echar raíces en la ciudad de México, con sus más de veinte millones de personas, potenciales víctimas de sus necesidades. Desde el primer contacto con el personaje comprobará el desdichado abogado el resquebrajamiento de su vida tal como la conocía, en una demolición incesante y brutal de su estabilidad y de su entorno afectivo. Se convierte en una víctima a merced de las apetencias y caprichos del visitante, un inconsolable títere de su poder y de la terrorífica iniquidad de sus acciones.
Una obra breve y sencilla, con apenas un puñado de personajes, en un brillante y audaz reciclaje de los paradigmas del género vampírico, toda ella empapada de una sensualidad subliminal, de una lubricidad imaginativa e inquietante. Una novela que rescata el personaje histórico de Vlad el Empalador, fundamento de la tradición y leyenda generadora de esta prolífica veta literaria, con el cuño y la maestría del estilo de Carlos Fuente, con todo su arsenal de metáforas y originales recursos.
Como de costumbre, cada vez que me aventuro en una de las novelas de este autor, incluso en esta, un mero ejercicio de estilo de apenas un centenar de páginas, convierte la lectura de un mero relato en todo un espectáculo de sensaciones.
Como argumento del sutil erotismo entreverado en la novela, así describe el personaje del abogado los recuerdos de pasión junto a su esposa, evocando la duplicidad de la mujer como madre y amante, su silenciosa transformación del día a la noche:
"...nuestra pasión nocturna. Entonces, Asunción es una salamandra en el lecho, fría sólo para incendiar, ardiente sólo para helar, fugaz como el azogue y concentrada como una perla, entregada, misteriosa, sorprendente, coqueta, imaginada e imaginaria… Hace, no habla. Amanece, desayunamos y reasumimos nuestros papeles profesionales, con el recuerdo de una noche apasionada, con el deseo de la noche por venir."


 

3 comentarios:

  1. Cómo se nota que has disfrutado mucho de esta lectura. De Carlos Fuentes sólo he leído "Aura" un libro que suele ponerse como ejemplo de historia escrita en segunda persona (ya que no son tantas las que la utilizan). Una obra también muy breve, y también muy recomendable.
    Un abrazo,
    Patricia

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  2. Si que he disfrutrado, lo confieso.
    Pero este tipo no deja de sorprenderme.
    Apena un librito, un cuento largo, una novela incipiente, un mero divertimento para él.
    Un hombre consagrado, que le publican hasta lo que escribe en una servilleta y se inmiscuye literariamente en algo trillado como el género de vampiros, se lo lleva a su terreno, a su ciudad y lo enjareta de ese contexto de americanismo, lo tizna de cultura mexicana, repleto de giros del lenguaje azteca y te deja con la boca abierta, sin resuello,en cien páginas y rendido a sus renglones... una vez más.

    Gracias por tu comentario.


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  3. Comparto tu opinión. Es sorprendente la manera en que te lleva a un profundo sentimiento de empatía con Yves. Por un momento te llena de angustia lo que padece el hombre con su hija y esposa. Y como el vampiro cuestions toda la aparente "normalidad" en su vida. Como un amante que roba todo lo construido, en un instante pierde lo que creía, era era exclusivamente suyo. Y así como estas reflexiones, hay muchas otras que pueden ser extraídas de la novela.
    Recomiendo el libro Inquieta compañía donde se incluye, además de este relato, otros maravillosos, en especial: Calixta Brand.

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