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sábado, 25 de abril de 2015

El falso Da Vinci, de Francisco Tessainer

Pocos datos biográficos hemos podido encontrar del autor, Francisco Tessainer, más allá de los reflejados en su propia página web, en los que se declara español de tierra noble, maño, a pesar de su primer apellido de ascendencia alemana. Gusta de trastocar el estereotipo de tozudo aplicado a sus paisanos por el de tenaz y aplica sus estudios de economista en el mundo de la logística para ganarse el cocido, aunque lo que de verdad le apasiona son las letras, las ajenas siempre y las suyas desde que se atrevió a ponerse manos a la obra. Según cuenta, es esta su cuarta novela, aunque la primera que ha puesto en circulación para que otros la leamos, en un ejercicio de auto crítica que le honra. Quién sabe si con el tiempo podremos acceder a las restantes: no sería el primer autor al que le sorprende el hecho de que la fama de una de sus obras pone en valor las anteriores que habían pasado desapercibidas.

Se trata de un relato ambientado en la convulsa Italia del siglo XV en la que el protagonista tiene ocasión de entablar amistad con el genial y universal Leonardo Da Vinci poco antes de su muerte, en un encuentro casual bajo un eclipse, algo mágico para la época. Debido al gran parecido físico de sus rostros, se las arregla para suplantar al genial artista. Si bien sus conocimientos en el mundo del arte son nulos, sus artes en el engaño suplen con creces esa deficiencia y va sabiéndose rodear de unos y otros a los que embauca con sus artimañas para aprovecharse de sus logros en su favor; nada diferente a lo que hoy en día hacen los mediocres para resaltar en la sociedad. Las relaciones de Leonardo con las altas cúpulas sociales de la época son aprovechadas para realizar trabajos en los que el impostor no es más que un mero mediador que sabe elegir y embaucar a artistas desconocidos que se prestan a ceder su arte al tiempo que escabulle las actuaciones en directo para no ser descubierto, cosa que consigue no sin algunos aprietos a lo largo de toda su vida. Algunos viajes entre ciudades jalonan el relato y nos describen algunos hechos históricos de aquella época en relación con el personaje central.

Agradecemos al autor la deferencia de enviarnos su novela. Añadido al título del libro podemos encontrar la conjetura ¿Pudo ser la vida y obra de Leonardo un fraude? Es difícil imaginar que un hecho como el que sirve de eje central a la novela pudiera haber ocurrido en la realidad. Pero he aquí la magia de una novela, en donde el autor puede fantasear e imaginar las situaciones más inverosímiles al explotar una de las figuras con más recovecos de la historia de la humanidad: lo que se trata es de interesar al lector en el relato sin entrar a discutir el rigor del mismo. El autor consigue ir entrelazando las escenas de forma ágil en un continuo que resulta entretenido al lector, que avanza en el relato metido en la piel del falso Leonardo intentando anticipar como va a salir de las numerosas situaciones a las que se ve sometido. El lenguaje es claro, directo, fácil de seguir, y adaptado a la época salvo alguna excepción que al menos en la edición digital puede ser corregida siempre y cuando el autor lo estime oportuno. Un ejemplo, en alguno de los no muy prolíficos diálogos se manifiesta un «lo pasé fenómeno» que a mí me ha resultado algo anacrónico pero bien pudiera estar equivocado. Otro pudiera ser la expresión «pero me estoy embarullando».

El relato está compuesto de 76.145 vocablos según nuestro estudio, sobre el que hay que apuntar que es muy variado pues la palabra más repetida, —artículos, preposiciones y demás aparte— sólo lo es en ciento setenta y tres ocasiones. Resulta ameno y entretenido, especialmente para aquellos lectores que disfruten con la novela histórica, mejor digamos historia novelada, salpicada de picaresca y con algunas bajezas de nuestro protagonista impostor que lo hacen tan atractivo como detestable, pero nunca indiferente. Sin duda el hecho de que sea la ópera prima de un autor puede ser un aliciente para el lector, que sabrá apreciar ciertas virtudes en el relato; por mencionar una de ellas, sorprende la exquisita ausencia de erratas en un libro que parece auto publicado y que por este hecho es resaltable, dando idea de la preocupación y dedicación del autor.

Algunas frases con enjundia extraídas de entre sus párrafos

Él solía decirme que el conocimiento no es más que un rumor hasta que lo incorporas a tus huesos y para ello nada mejor que probar, tocar y saborear.

Hijos contra padres, hermanos contra hermanas, abuelos contra nietos, sobrinas contra tíos. 
La institución de la familia no resistió semejante procesión y mi respeto por ella se esfumó.

Nada nuevo bajo el sol, favorecer a la familia y a los amigos a costa del erario público es una práctica habitual de los gobernantes. Aunque, ¿cuántos de los aquí presentes no harían lo mismo si pudieran?

Jamás imaginé que deshacerse de un muerto de manera legítima pudiera ser tan engorroso. Al acabar la ceremonia anoté los gastos en uno de mis cuadernos junto con un par de pensamientos.

Ella solía decirme que ante cualquier percance, lo importante no es lo que nos ocurre, sino lo que pensamos acerca de lo que nos ocurre y por tanto es nuestro juicio quien decide qué experiencias son malas y cuáles aceptables.

Con una rápida hojeada a mis libros de cuentas me hice una idea del estado catastrófico de mis finanzas. Lo típico del negocio al que su dueño descuida durante un tiempo.

A pesar de la alta probabilidad de tropezarme con la infancia de Leonardo, preferí lanzarme a un futuro peligroso antes que permanecer en ese presente irrespirable.

A continuación no tuve más remedio que aguantar un par de consejos de ésos que gustan dar quienes, cuando pudieron, fueron incapaces de llevar a la práctica

Qué verdad es, que el reparto de una herencia es uno de esos contados momentos vitales, en que cada uno de los involucrados demuestra su yo más oculto, pero más veraz.

Además de mis pesadillas nocturnas, comencé a sentir en la mano, el brazo y el costado derechos unos hormigueos que presagiaban el invierno de mi cuerpo.

La naturaleza, que es sabia, renunció hace tiempo a remendar mi cuerpo.

Antes de acabar, les confieso que aún tengo la duda de si soy yo el que se ha aprovechado del gran nombre o es el nombre el que me ha poseído y obligado.

Supongo que como es la primera vez que voy a morirme se nota mi inexperiencia.


1 comentario:

  1. Hola! (✿◠‿◠)
    Soy Arya del blog El Rincón de Arya
    http://elrincondearya.blogspot.com.es/
    Me parece bastante curioso el título y el libro en sí me llama la atención, no lo conocía, pero me lo apunto =)
    Me gusta mucho tu blog, te sigo!

    Besos.

    ⏃♥ Arya ♥⏃

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