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miércoles, 29 de abril de 2015

Final de partida, de Ana Romero

@AnaRomeroGalan Todavía resuenan en mi mente los ecos de otro libro de esta autora, leído hace casi un año, titulado «El triángulo de la transición» y cuya reseña puede verse en este enlace y en el que descubrí el delicioso y desconocido al menos para mí personaje de Carmen Díez de Rivera, pieza clave de la transición española de los años setenta del siglo pasado. Ana Romero, nacida en Cádiz en 1966, es licenciada en periodismo por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid en 1989 y Master en Periodismo por la Universidad de Columbia de Nueva York en 1.991. Es conveniente remarcar aquí su condición de mano derecha de Pedro J. en el diario «El Mundo» donde se ocupó de narrar los aconteceres de los que la familia real española era protagonista, lo que la certifica como una conocedora de primera mano de los hechos narrados en el presente libro, amén de sus contactos a lo largo y ancho del mundo que la han permitido publicar este libro con numerosas anotaciones, probablemente menos de las que sin duda habrá silenciado. En julio del año pasado, recién culminada la abdicación del rey, eje central del presente libro, un feo asunto derivado de una información suya sobre Casa Real y Corinna que no quiso retirar a instancias del director del periódico, que ya no era Pedro J., la hizo salir fulminantemente despedida del mismo. Una información muy jugosa acerca de este asunto todavía puede leerse en este enlace.

Creo que el título del libro es tremendamente ajustado a su contenido. Una partida, no de ajedrez en las que hay dos reyes, que duró treinta y ocho años en su recta final y que se materializó en la abdicación del rey de España, Juan Carlos I, en la figura de su hijo, el actual rey Felipe VI. El eje central del libro es la figura de don Juan Carlos en los últimos años y especialmente desde su caída física en Botsuana en abril de 2012 donde se encontraba prácticamente de extranjis y de la que tuvo que ser repatriado de urgencia con una cadera rota. Allí se encontraba en compañía del otro personaje central de este libro, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que aparece con la abreviatura de CSW según advierte la propia autora desde el principio. Una reducción muy acertada que permite acortar las cuatrocientas dieciocho ocasiones, no todas, en las que aparece referenciada a lo largo de las trescientas cincuenta y dos páginas que conforman el relato. Otro personaje central es el marido de la infanta Cristina, Urdangarín, cuyas actuaciones empresariales han dejado mucho que desear y están sub iúdice, forzando la imputación judicial de la hija del rey y salpicando a toda la familia real, de la que de alguna manera han quedado apartados. Alrededor de estos personajes entran y salen otros muchos, de rabiosa actualidad pues no en vano el relato está todavía vivo y coleando. En el penúltimo capítulo se resumen detalladamente los nueve hechos que a juicio de la autora fueron determinantes en el proceso. Finalmente, el últimocapítulo es una referencia de cómo andan en estos momentos por la vida gran parte de los personajes referenciados a lo largo de las páginas de este libro.

Cómo no podía ser de otra forma y una vez obviados artículos, preposiciones y similares de los casi ciento ocho mil vocablos que conforman el relato, la palabra más mencionada en el libro es «rey» en 868 ocasiones, mientras que «Juan», «Carlos» y «CSW» presentan algo más de cuatrocientas ocurrencias. Se trata de un relato sobrio aunque dinámico, perfectamente estructurado, en el que se describen uno tras otro hechos, unos conocidos y otros no, de la vida diríamos casi particular del rey y su relación con Corinna que llegó a hacer saltar las alarmas del Estado, del CNI entre otros organismos, por el peligro que podría llegar a suponer al presentarse esta en muchas ocasiones, según la autora, como una verdadera primera dama en lugar de la reina Sofía, que ha sufrido numerosos desplantes a lo largo de su vida, algunos de los cuales quedan reflejados con toda crudeza y que supo aguantar de forma estoica y, como se suele decir, profesional.

Debe de ser muy difícil, indudablemente debe serlo, para una persona que lo tiene todo el tener que «comportarse» y no poder hacer lo que le venga en gana. En el sueldo está la penitencia y los numerosos hechos narrados en el libro así lo atestiguan, dando información fehaciente de cómo un reinado de grandes logros en muchos aspectos, especialmente en sus inicios, ha sido tirado por la borda en pocos años por acciones que la opinión pública no perdonó y que dejaron bastante dañada la imagen de la monarquía en España, forzando prácticamente la abdicación para intentar mantenerla en unos mínimos aceptables que permitieran al nuevo rey su recuperación. La autora narra con exquisita finura y respeto unos hechos, de los que es conocedora de primera mano, que fueron conformando la estrategia de la partida hasta forzar las tablas si no se quería llegar al jaque mate que sin duda hubiera sobrevenido si el rey hubiera seguido en sus trece tratando de alcanzar la fecha de noviembre de este año 2015 en el que se hubieran cumplido los cuarenta años de reinado. Sin quitar méritos, que los tiene y muchos, ni ponérselos, la autora «desnuda» la parte personal de don Juan Carlos que seguramente no habrá hecho ni la cuarta parte de las cosas que hicieran sus antepasados, pero en la época actual, con la inmediatez de los medios y las redes sociales unida a la imposibilidad del control férreo imperante en épocas pasadas, la ciudadanía no ha perdonado al tener conocimiento de los mismos. Este libro bien podría haberse titulado «Crónica de una abdicación anunciada». Una gran pieza de la actualidad española que recomiendo leer.

Algunos textos entresacados de sus páginas

…ese planeta Borbón, muy diferente al resto del universo, la información está en los silencios, en las miradas y en los gestos más que en las migajas de pan que el jefe de prensa ofrece a los periodistas como si fueran hambrientas palomas en la plaza veneciana de San Marcos.

Claro que una misma persona podía decir en público: «Yo le he visto muy bien, con la cabeza muy centrada», para luego añadir en privado: «Está fatal. Parecía que iba a echarse a llorar».

El problema con CSW surgió, a diferencia de lo que había ocurrido con otras mujeres, cuando las líneas entre lo privado y lo público formaron una intersección que acabó provocando un problema de Estado.

Por el contrario, nunca recibí respuesta oficial a mi petición de entrevista con el rey. Cuando he intentado hablar con él, se ha negado. Por tanto, todo lo que aquí escribo sobre él está basado en testimonios de personas que han interpretado sus sentimientos y sus palabras.

De nuevo en 2011, apenas unos meses después de la llegada del emir de Qatar, don Juan Carlos volvió a mostrarse grosero con doña Sofía.

De las veinticinco monarquías que quedan en el mundo, tan solo quince son parlamentarias, instituciones del pasado que basan su utilidad presente en una mezcla de pragmatismo y de ligazón sentimental con los ciudadanos. En la mayoría de los casos sirven para reforzar la identidad de los ciudadanos del país en cuestión, para arroparlos en sus desgracias o para representarlos ante el resto del mundo. En ningún caso para dar malas noticias o para inquietar a la opinión pública, que fue lo que empezó a hacer la familia real española a partir del otoño de 2011.

Todo lo conseguido se perdió en Botsuana.

...y me salieron amigos nuevos y enemigos viejos. Unos me daban la enhorabuena, otros me acusaban de traidora… (en referencia a la propia autora del libro)

CSW dispuso de un hogar en España donde establecer una familia paralela con el rey entre 2008 y hasta que fue expulsada tras la caída de don Juan Carlos en Botsuana en abril de 2012.

El temido efecto contagio empezó a producirse en 2013, y contaminó hasta los grandes valores de la Casa, como la reina. El 8 de enero, para gran sorpresa de sus acompañantes, doña Sofía fue abucheada en Madrid en un acto solidario en el cine Callao: la presentación de la película de televisión basada en la vida de Vicente Ferrer, que entregó su vida a los intocables de la India. Algunos de sus fieles entre los hombres de gris mostraron su sorpresa e indignación: «No es justo, si hay alguien que no se lo merezca es ella». Pero volvió a ocurrirle lo mismo, a finales de mes, en el Teatro Real. Y de nuevo, cinco meses más tarde, en el Auditorio Nacional de Madrid.

Después de mucho preguntar, una de las personas involucradas en el proceso que condujo a la abdicación zanjó así la discusión: «La verdad es poliédrica».

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