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viernes, 1 de abril de 2016

Correr para vivir. De los campos de exterminio de Sudán a las olimpiadas, de López Lomong y Mark Tabb.

@lopezlomong López Lomong es un atleta olímpico corredor de medio fondo, nacido en Kimotong, Sudán del Sur, en 1985 y nacionalizado norteamericano en 2007. El libro que nos ocupa es el relato de su propia vida desde los seis años hasta 2012 en que fue publicado. Tiene página web personal y está volcado en una fundación de ayuda para la mejora en su país natal de las condiciones de vida y en especial la educación de los niños sudaneses.

El autor es el propio protagonista de esta novela, basada en hechos reales donde el esfuerzo, la constancia, la fe y la confianza en sí mismo hacen que se cumpla un sueño que empezó en el campamento de refugiados de Kakuma (Kenia) dónde él vivió de los 6 a los 17 años.

La historia sucede en la Segunda Guerra Civil Sudanesa (1983-2005). Fue una de las más largas y mortíferas guerras a finales del siglo XX. Aproximadamente 1,9 millones de civiles fueron asesinados en el sur y más de cuatro millones fueron desplazados de sus casas. La cantidad de civiles muertos la convierte en una de las más mortíferas desde la Segunda Guerra Mundial.

A Lopepe, llamado así en su infancia, esta guerra le separó de los suyos, a los 6 años de edad, cuando estaba en la iglesia con su familia y fue secuestrado por tropas rebeldes para convertirse en un niño perdido de Sudán y acabar viviendo su dura infancia en dicho campamento dónde pasaba los días corriendo 30Km. para que le permitieran jugar al futbol, su deporte favorito. Aquí había muchas limitaciones de financiación para abastecer a la creciente población, especialmente en los sectores de refugio, saneamiento, educación y atención sanitaria. Lopepe luchaba día a día para salir de ahí.

A finales del verano del año 2000, Lopepe comenzó a escuchar la palabra olimpíadas. Todo el mundo hablaba de ello. Lopepe consiguió ver en la televisión algunos deportes gracias al trabajo que había realizado anteriormente cortando el césped en una casa fuera del campamento.

Un día, viendo correr a Michael Johnson en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 comenzó a forjar el sueño de su vida: correr en unas olimpíadas. Un día, estando en la iglesia, anuncian que tres mil quinientos niños de Kakuma podrán ir a vivir a Estados Unidos gracias a un proyecto en el cual padres de familia pueden adoptar a chiquillos de campamentos de refugiados. Sólo tienen que escribir una carta en inglés contando su vida. A pesar de la multitud de niños que había en el campamento, López (llamado así por sus actuales compañeros) no pierde las esperanzas para cumplir su sueño y hace lo imposible por ser uno de los elegidos.

Así es como a López le cambia la vida y acaba en un EEUU lleno de posibilidades y esperanzas renovadas. Comienza a ir al colegio y a entrenar diariamente para alcanzar su meta. Tiene que trabajar mucho para recuperar todo lo que no pudo aprender en su infancia robada.

No cuento más cosas del libro porque le quitaría toda la emoción. Está lleno de conmovedoras sorpresas y es muy recomendable su lectura.

El medallista de oro olímpico Michael Johnson, su modelo, dijo que «La vida de López Lomong es una verdadera fuente de inspiración: Una historia de coraje, esfuerzo, abnegación que no se rinde ante nada, y de esperanza en medio de la desesperación. López es un auténtico modelo».

2 comentarios:

  1. En primer lugar quiero expresar mi PROFUNDO AGRADECIMIENTO al Club de Lectura de ALQS2D por darme a conocer la existencia de este libro que debería ser como un catecismo por las enseñanzas que destila y lo mucho que se puede aprender de él, sobre todo para saber valorar lo que tenemos y la vida que llevamos.

    La historia de cómo llegó un niño sudanés del sur a representar en unos juegos olímpicos a los atletas norteamericanos es todo un ejemplo de superación, de constancia, de lucha, de agradecimientos y de situaciones encadenadas que dicen mucho de la raza humana, capaz de estas proezas al mismo tiempo que causante de los mayores males contra sí misma. Me han inundado sentimientos de emoción cercanos a las lágrimas al transitar por algunos de los pasajes y comprobar como por encima de lo mejor y lo peor de la raza humana, una persona constante y con fe en el futuro y en su Dios cristiano llega a alcanzar sus metas tras duros sacrificios, numerosas zancadillas y multitud de pruebas y sufrimientos.

    Tras la lectura de este libro han venido a mi mente, por asociación, otros dos que leí hace tiempo y que me conjuro para volver a leer. Uno de ellos es «El salón dorado» de José Luis Corral Lafuente por la coincidencia en el comienzo de la historia con el rapto de un niño que al final se demuestra como un hecho positivo en su vida y otro es «Los Papalagi», de Erich Scheurmann, donde se muestran ante nuestros ojos los contrastes entre la vida en una aldea africana y la gran ciudad a los ojos de un asombrado nativo que descubre, entre otras muchas cosas, que las «chozas» de los blancos en la «civilización» tienen varios pisos, puertas, ventanas y hasta… ascensor.

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  2. Lo primero de todo mi felicitación a Mercedes por la excelente reseña del libro, lo segundo, mis disculpas por mi despiste de no haber leído antes el libro, lo empecé ayer noche, y no conseguí acabarlo por que el cuerpo no aguantaba más, pero en lo que conseguí leer, la mitad del libro, he captado tantas emociones, que no puedes más que pensar que hay seres humanos viles, pero cuando te encuentras seres humanos decentes, con sentimientos como los tuyos de solidaridad, amistad y amor, las lágrimas afloran de alegría, yo al menos, creo haber llorado muchas más veces de alegría que de tristeza. Hoy terminaré de leer el libro y no sé si sacaré otras conclusiones, pero ahora lo considero un imprescindible, como he considerado los dos libros que Angel Luis destaca en el comentario anterior, El Salon Dorado que ya es una novela 'de culto' para mi, pero me sorprendió aún más Los Papalagi, un librito de muy poquitas páginas, pero que como éste va 'directo al corazón'.

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