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martes, 22 de mayo de 2018

Una mujer infiel, de Miguel Sáez Carral

@msaezcarral ‏ Miguel Sáez Carral nació en Madrid en 1968 y es licenciado en periodismo, aunque su actividad principal está dedicada a la creación y adaptación de guiones para televisión, con los que ha conseguido numerosos premios y reconocimiento del público. Entre sus novelas publicadas encontramos «El tiempo de las arañas», en un lejano 1997 y la fenomenal «Apaches» en 2014, que ha sido llevada recientemente a la televisión en una serie magistralmente adaptada y muy fiel al libro. El autor vuelve de nuevo con esta novela «Una mujer infiel».

Be, Beatriz, y su marido, sin nombre o por lo menos yo no lo recuerdo tras la lectura, son los protagonistas de este relato. Be es encontrada con numerosas contusiones, sin ropa interior y prácticamente muerta al borde de un camino por un corredor. Llevada al hospital es intervenida con pocas probabilidades de vida. El inspector Driza y su ayudante Freire toman las riendas del caso, quedando sus apariciones en la novela en menos que lo imprescindible. El relato está centrado en la (azarosa) vida de Be desde sus tiempos de estudiante de cine junto con el que hoy es su marido, que aparece por instantes como principal sospechoso del ataque. Be es una mujer especial que no solo llama la atención a todo aquel, y aquella, con quién se cruza sino que pasa a la acción sin pensárselo ni media vez. Amigos, vecinos y compañeros entran y salen, físicamente, en la vida de Be y su marido de forma continua: un acuerdo entre ellos les permite transitar en el filo de la navaja en lo que al sexo, con ellas y ellos, se refiere. Al final, como no podía ser de otra manera, se aclara el ataque y Be… no se puede contar más sin hacer «spoiler», con perdón por el palabro.
Anita se defendió de aquel segundo rechazo asegurándole a Be que estaba de acuerdo con esa decisión. Ella también quería a Tomás y «su noche» —así la llamó— había sido una experiencia maravillosa que nunca olvidarían, pero debía quedarse en eso. Ninguna de las dos quería meterse en problemas. Eso se dijeron.

¿De verdad me estás proponiendo que te comparta con otra persona? Estás mal de la cabeza. Tu tía tenía razón. Eres una puta enferma. O quizá no es una enfermedad, simplemente es que quieres que te follen continuamente y te da lo mismo quién lo haga, Me das pena, joder, de verdad. Quédate con Anita.
No hay peor cosa en esta vida que acercarse a algo con (muchas) expectativas. Siempre digo que Cuenca es una ciudad encantadora A PESAR DE las casas colgantes. Vi este libro como novedad en la biblioteca el pasado sábado y dejé todo lo que estaba haciendo y leyendo para devorarlo a lo largo del fin de semana. El recuerdo del fenomenal «Apaches», comentado en esta reseña y releído de nuevo hace unos meses antes de ver la serie en televisión, me impelió a acercarme con mucha expectación a una nueva entrega de este autor. Los teóricos de la escritura dicen que el nombre de los personajes dice mucho de ellos. Estoy de acuerdo con el de Be, pero el de su marido es inexistente, o repito, no le recuerdo y no es cuestión de releer de nuevo. He leído la versión en papel pero hubiera sido interesante disponer de la digital para hacer un conteo del número de veces que aparece el verbo «follar» y sus derivados: para perder la cuenta. Los lectores, masculinos o femeninos, que disfruten con las escenas subidas de tono tienen entretenimiento y numerosas «pistas» de cómo, cuándo, dónde y con quién hacerlo. A mí me ha parecido demasiado reiterativo el asunto, pero para gustos hay colores. El relato está bien escrito, bien estructurado y se sigue con fruición, a la caza de la solución policial que como he mencionado anteriormente queda diluida en el total de la novela. Si el lector de este blog no ha leído «Apaches» y tiene que elegir, que no lo dude.

1 comentario:

  1. Bufff, pues tus impresiones no han sido muy buenas que digamos. A mí también me encantó Apaches y de hecho, tengo este título esperando en mi librería, le tenía mucha ganitas. Ya veremos a ver, si es que las expectativas... ya se sabe. Saludos desde locura de lectura

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