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martes, 10 de julio de 2018

El apagón, de Esteban Navarro Soriano

@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Destinado en Huesca, su profesión es la de Policía Nacional y de ella obtiene numerosas situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. Cuenta ya con dieciséis libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Alguno de sus libros ya ha sido reseñado en este blog como «La noche de los peones», «Ángeles de granito», «La gárgola de Otín» o «Una historia de policías». Más información en su blog accesible desde este enlace.


En un área de 32 kilómetros cuadrados en la comarca de la Jacetania aragonesa, en la que se encuentra el pueblo perdido y con riesgo de despoblación de Novesilla, el cinco de febrero de 2016 todos los aparatos eléctricos y electrónicos han dejado de funcionar. No solo hay ausencia de electricidad, sino que tampoco funcionan los alimentados por pilas o baterías, así como tampoco generadores o vehículos. El pueblo ha retrocedido siglos y los vecinos tienen que recuperar hábitos olvidados e incluso no conocidos por los más jóvenes, pudiendo acceder al mismo solo andando o en bicicleta y alumbrarse con velas. El extraño fenómeno llama la atención de las autoridades que envían a la zona una legión de militares de la UME, Guardia Civil e inspectores de policía encubiertos entre los que se encuentra la subinspectora Úrsula Pereyra y el inspector Montenegro, viejo conocido de Úrsula y su principal mentor. Pero también han llegado al pueblo extranjeros: americanos, iraníes, rusos e incluso chinos, con oscuras intenciones más allá del turismo que se mezclan en numerosas interacciones, algunas no muy legales, con los habitantes del pueblo. El conocer y dominar el fenómeno, que se alarga por varios meses, puede suponer una forma de control y ser utilizado como arma disuasoria en caso de conflicto. Diversas vías de búsqueda se abren mientras ocurren suicidios, asesinatos y actos violentos, confluyendo dos de ellas en averiguar a qué es debido el apagón. Cuando por fin es localizada la máquina que origina el fenómeno, los mandos al frente de la investigación tienen dudas acerca de su conservación para estudio o su destrucción. La máquina lleva funcionando ininterrumpidamente desde 1946 pero el cinco de febrero tuvo lugar un hecho que disparó los sucesos.
Con el reflejo de las velas distingue los galones de un sargento de la UME, que apenas debe tener veinticinco años. A Úrsula le parece increíblemente atractivo y con una tez agitanada que acompasa sus ojos negros y profundos.
Una vez más, el autor abandona en esta novela el terreno estrictamente policíaco que domina y se adentra en un relato diferente en el que los cuerpos de seguridad del estado están presentes, pero no como únicos ejes centrales de la acción. La ambientación y los personajes del inventado pueblo de Novesilla están muy logrados, así como sus interacciones con los visitantes. La prosa ágil del autor lleva al lector por unas situaciones verosímiles, aunque algunas un poco fantásticas, manteniendo el interés mediante los diálogos de los personajes y los cambios de foco de unas escenas a otras. No se profundiza en la psicología de los numerosos personajes, que quedan algo planos en la novela, aunque algunos destellos permiten al lector hacer volar su imaginación. Pasaremos un rato entretenido teniendo en cuenta que estaremos lejos de las situaciones estrictamente policiales y humanas que han caracterizado a este autor en la generalidad de su obra.

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