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sábado, 15 de junio de 2019

Las lágrimas de Isis, de Antonio Cabanas

@antoniocabanas Como podemos leer en la propia página web del escritor, Antonio Cabanas, nacido en Las Palmas en los años 50, «ejerció su profesión de piloto como comandante en la compañía Iberia, en la que voló durante 36 años, recorriendo los cinco continentes. Gran humanista y apasionado de la cultura del Antiguo Egipto, de la que es un profundo conocedor, dedica gran parte de su tiempo a investigar y escribir acerca de ella. Ha realizado estudios de egiptología así como de lengua egipcia y escritura jeroglífica, y desde 1990 es miembro de la Asociación Española de Egiptología.» Desde que viera la luz en 2008 «El ladrón de Tumbas», su ópera prima, escrita por afición y desde el corazón, con la que alcanzó un éxito memorable, nuevas publicaciones versando siempre sobre el Egipto Milenario han combinado este mundo y su historia con narraciones de personajes brillantemente construidos por el autor que nos llevan de la mano en un recorrido mágico por algún punto de los tres mil años de historia de esta civilización. Podemos encontrar reseñas en este blog de algunos de sus libros como «El camino de los dioses (2015)» en este enlace, «El secreto el Nilo (2012)» en este enlace,«El hijo del desierto (2010)» en este otro . Otros libros suyos son «El sueño milenario (2008)», «Los secretos de Osiris y otros misterios del antiguo Egipto (2008)», «La conjura del faraón (2008)» y «El ladrón de tumbas (2008)».

Como bien aclara el autor en las postrimerías del libro, estamos ante una reconstrucción novelada de la historia de Hatshepsut, una mujer que desafió desde niña las reglas y tradiciones de Egipto hasta llegar de facto a convertirse en uno de los faraones más poderosos en la XVIII dinastía entre los años 1490 a 1468 a.C.. Construyó numerosos edificios y templos y engrandeció sobremanera el país en una época de gran prosperidad en las cosechas y con numerosas campañas de su ejército que aportaron oro y esclavos. Aunque no está verificado, el autor novela la más que plausible ayuda de su mayordomo, el escriba Senemut, de origen plebeyo pero que estuvo en todo momento a su lado ayudándola a sortear intrigas de la corte e incluso pudiendo ser el padre de sus dos hijas. Constructora de los mayores obeliscos jamás vistos, dejó para la posteridad el templo de «Djeser Djeseru - El sublime de los sublimes o La maravilla de las maravillas», de cuya grandiosidad podemos disfrutar a poco que indaguemos en internet. En este enlace podemos disfrutar de un vídeo en Youtube de treinta minutos sobre la historia de esta reina recomendado en la propia página del autor. 
Ella no podía vivir sin Senenmut, y cuando en las ardientes noches lo sentía dentro de sí, la princesa notaba como ambos iniciaban un viaje que los llevaba lejos, quizá a los Campos del Ialú, donde no existía la intriga, ni la mezquindad de los ambiciosos. Era una barca estelar en la que sus kas huían empujados por el poderoso viento de su amor, y que atravesaba las regiones en las que solo tenían cabida los dioses, donde no había sitio para la maldad, ni para la amenaza de Apofis. Ese era el lugar que les correspondía, el único mundo en el que les sería posible abandonarse a sus caricias, sin importarles todo lo demás. Allí podrían amarse hasta desfallecer, sin que ello importara, pues Hathor los alumbraba.
Desde que en 2008 leyera por primera vez la ópera prima de este autor, «El ladrón de tumbas», soy un incondicional suyo, siendo este el libro que más veces he leído, regalado y recomendado. Han tenido que pasar tres años y medio desde la publicación de su anterior libro para volver a disfrutar con esta fantástica historia, sustentada en una gran labor de documentación y numerosos personajes y hechos reales. Un relato extenso de 824 páginas en la edición impresa y algo más de 231.000 vocablos en la digital hará sin duda las delicias de los lectores con la recreación del ambiente mágico que envuelve el Egipto milenario. El lector irá asimilando progresivamente extraños nombres que no llegará a pronunciar bien pero que irán encajando en el puzle planteado por el autor para engarzar una plausible historia con giros sorprendentes que mantendrán en todo momento las conjeturas del lector en un mundo de dioses, intrigas y amores. La personalidad de la reina-faraón, pero más la de Senenmut, es diseccionada a cuentagotas hasta embelesar al lector con sus planteamientos de futuro para ayudar a conseguir sus fines, ello sin olvidar otros personajes secundarios como Ibu, Neferheru, Nefertari y otros que tienen gran peso en la construcción del relato.

Quizá en algunos momentos la acción resulte lenta y a veces repetitiva, pero aquellos lectores que no quieren que se acabe el libro estarán encantados de recrear una y otra vez las escenas y dejar volar la imaginación. Unas cuantas horas de disfrute asegurado. Como ya se ha comentado, la acostumbrada aclaración del autor sobre lo que es real y las numerosas notas y referencias a lo largo del libro despertarán la curiosidad por indagar más en esta historia y conocer mejor una historia que tuvo lugar hace más de tres mil quinientos años en una cultura muy diferente a la nuestra.


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