viernes, 24 de octubre de 2014

Libros pesados

Como se puede leer en la propia cabecera de este blog y aunque una de las principales actividades es la reseña de libros, cualquier noticia relacionada con este mundo es bienvenida. Esta tarde se ha presentado ante mis ojos, de forma continuada durante unos veinte minutos, la imagen que acompaña a esta entrada.

Como usuario desde hace más de cuarenta años de los transportes públicos a la vez que ávido lector, no he podido menos que permitirme una sonrisa al contemplar la escena. Los libros me han acompañado siempre en mis desplazamientos diarios al trabajo en trenes, metros o autobuses como fieles compañeros que han hecho posible convertir un tiempo perdido en un tiempo invertido y provechoso.

Como no lo llevaba forrado, he podido apreciar que el libro que tenía entre manos y que devoraba atentamente era uno de moda estos días de octubre de 2014: «El umbral de la eternidad», de Ken Follett, ya reseñado en las páginas de este blog. No voy a referirme a las virtudes literarias de su contenido sino a esa otra parte que podemos denominar continente y que en el caso que nos ocupa y a pesar de sus tapas blandas una cosa no es discutible: es un tocho –libro de muchas páginas según el diccionario— que pesa lo suyo, lo que le hace incómodo de transportar y de sujetar mientras se lee. De ahí que el viajero, harto de soportar ese lastre, haya optado por apoyarle en el asiento de enfrente para descansar sus brazos. Desconozco si la postura, que ya digo ha mantenido alrededor de unos veinte minutos, era cómoda o no, pero lo que sí que es un hecho es que así el libro no pesaba.

Entregado en cuerpo y alma al mundo de los e-readers electrónicos, que siempre pesan lo mismo, poco, y son manejables con una sola mano, imágenes como esta me retrotrae a otras épocas de «sufrimiento» felizmente ya pasadas. Me he quedado con ganas de preguntarle por la página que iba, prepararle mi Kindle y cedérsele un rato, pero al final me ha atacado la prudencia y he dejado las cosas correr. Hay varias razones poderosas en favor de los lectores electrónicos, una de las cuales es su peso. No hacen falta más comentarios.


viernes, 17 de octubre de 2014

Las grandes operaciones del Mossad, de Michael Bar-Zohar, Michael y Nissim Mishal

Las reseñas de los autores que figuran a continuación están recogidas en la propia contraportada del libro, por lo que serán de lo más ajustado a la realidad. Michael Bar-Zohar es escritor y conferenciante. Autor de diversas novelas y libros de ensayo, es uno de los mayores expertos israelíes en espionaje y el biógrafo oficial de David Ben-Gurion y Shimon Peres. Fue asesor de Moshe Dayan y profesor en la Universidad de Haifa en Israel y en la de Emory en Atlanta, Estados Unidos. Sus libros se han traducido a dieciocho lenguas. Por otro lado, Nissim Mishal es una de las grandes figuras de la televisión israelí. Doctor en Ciencias Políticas, ha trabajado durante años en la televisión pública de Israel de la que ha sido corresponsal en Washington y director general. Sus libros sobre la historia de Israel han sido traducidos al inglés, francés, ruso y español. Es coautor con Shlomo Ben-Ami de un libro sobre los dos mil años de judaísmo.

El libro es un recorrido por una veintena de misiones seleccionadas por los autores y que fueron llevadas a cabo por los servicios secretos israelíes, el conocido Mossad, desde mediados del siglo XX hasta hace tan sólo unos pocos años. Se trata de operaciones de todo tipo, antiterroristas, de espionaje, humanitarias, de colaboración con otros servicios secretos, de rescate de compatriotas, etc. etc. por lo general llevadas a cabo de forma efectiva y eficiente por diferentes integrantes de este servicio ayudados por contactos permanentes o reclutados para la ocasión. Prácticamente todas ellas en el extranjero, lo que conlleva mayores dificultades añadidas junto con el riesgo de generar tensiones y conflictos de índole diplomática entre gobiernos y sus aliados. Por destacar alguna referiré el conseguir hacerse con un MIG-25 soviético, la localización, captura y traslado a Israel para ser juzgado de Adolf Eichmann o la localización de un niño, Yossele, arrebatado a sus padres por su propio abuelo y puesto en paradero desconocido en el extranjero durante varios años. El pueblo israelí y su gobierno tienen grandes aliados a nivel mundial pero también acérrimos enemigos, algunos de ellos en el mundo árabe y muy cerca de sus todavía inestables fronteras. Como ya advierten los autores, muchos de los nombres utilizados son ficticios pues algunos de los personajes aún continúan en activo.

Se puede encontrar este libro en formato electrónico pero en inglés aunque a un precio subido de tono. En mi caso, la lectura ha sido en papel, prestado por un amigo, devorando con fruición sus cuatrocientas once páginas de relato, que van seguidas de otras sesenta donde se encuentra una relación de bibliografía y de fuentes consultadas así como un índice onomástico que permite localizar a numerosas personas, muchas de ellas muy conocidas y actuales a las que se referencia. No es una novela negra al uso al estar constituida por relatos reales pero las tramas y las acciones son dignas del mejor guionista de películas. Un relato muy ameno y bien llevado obliga prácticamente al lector a dar cuenta de los capítulos enteros. Por otro lado, las acciones descritas, muchas de ellas violentas y con resultado de muerte, pican la curiosidad del lector hasta conocer sus desenlaces. Curioso, entretenido y muy recomendable si se está interesado por estos temas.

En la contraportada del libro se puede leer lo siguiente:
El Mossad es considerado, por muchos de los que lo admiran o lo temen, el mejor servicio de inteligencia del mundo. Es también el más enigmático y, quizá por ello, el que despierta mayor fascinación. Este libro desvela las operaciones más peligrosas en los más de sesenta años de historia del Mossad, entre ellas la captura de Adolf Eichmann, la destrucción de Septiembre Negro o la eliminación de científicos clave del programar nuclear iraní.
Nadie hasta ahora había desvelado hasta tal punto los secretos del Mossad. A través de una exhaustiva investigación y entrevistas exclusivas con líderes israelíes y agentes del servicio de inteligencia, los autores recrean las misiones con increíble detalle y con un lenguaje vivo y directo que atrapa al lector como si de una espectacular novela de espías se tratara. Pero a la vez el libro se convierte en un auténtico manual de historia contemporánea y de las fuerzas ocultas que mueven el mundo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Moby Dick, de Herman Melville

Noveno libro seleccionado para el club de lectura de A leer que son 2 días. Herman Melville, un autor del siglo XIX cuyas fechas de nacimiento y muerte «capicúan» si obviamos el siglo, 1819 a 1891. Neoyorquino hijo de un comerciante de pieles, empezó sus periplos laborales como maestro pero pronto se convirtió en un aventurero al enrolarse como marinero en el ballenero Acushnet. Con estas experiencias en carne propia, tomó como base una leyenda existente en la isla chilena de Mocha para dar forma a este impactante relato, que podría estar basado en un relato más liviano que vio la luz en 1839 en la revista «The Knickerbocker» escrito por el explorador Jeremiah N. Reynolds. Al parecer, la gran ballena blanca Mocha Dick existió en verdad y sus peripecias y hundimiento de barcos a lo largo de la primera mitad del siglo XIX dejaron testimonio de su tamaño y su fortaleza. En 1809 se avistó por primera vez la gran ballena albina y desde entonces se convirtió en una amenaza y una obsesión para los habitantes de la zona. Tenía el cuerpo plagado de arpones y resultaba sorprendente que se dedicara a ayudar a otras ballenas cuando eran atacadas por el hombre. Herman Melville nunca citó en esta su famosa obra el lugar, lo que sus habitantes actuales agradecen al tiempo que saben que los que se acercan a visitar la isla son generalmente conocedores de la verdadera historia.

Ismael es el narrador-conductor de esta historia, que tiene comienzo en los prolegómenos de su enrolamiento en el Pequod, barco protagonista en el que desarrolla el grueso de la acción del relato. Enmascarado en la caza de ballenas en general, el capitán Ahab tiene una cuenta pendiente con la ballena blanca, Moby Dick, con la que en su anterior encuentro perdió una pierna. Los oficiales Starbuck, Stub y Flask contienen como pueden los delirios del capitán y cuentan entre sus arponeros con Tashtego, Daggoo y Queequeg, este último inseparable e incondicional de Ismael desde el momento en que se conocieron en tierra en el medio de la noche al compartir cama sin que esto se entienda mal. Continuas peripecias entre los tripulantes y con otros barcos jalonan el texto hasta que ya finalizando el libro, hacia la mitad de su décima parte, el vigía da la voz: «¡Ahí sopla, ahí sopla! ¡Una joroba como un monte nevado! ¡Es Moby Dick!». El leviatán es avistado y todos se afanan en darle caza. En tres días se desencadenará el final de los hechos que no revelaré para que sean descubiertos por el lector tenaz que alcancel el final.

En los primeros momentos los lectores dieron la espalda a este libro para luego, con el paso e los años, convertirse en uno de los más apreciados y reconocidos en la literatura norteamericana. El relato no es solo una descripción de la pesca de la ballena sino que constituye una verdadera enciclopedia de este y otros cetáceos, del mar y sus gentes, de la vida en un velero, de toda una serie de términos especializados y además profundiza en aspectos filosóficos, sociológicos, teológicos y diría que psicológicos si no fuera porque en esa época la psicología no existía como tal. La personalidad de los arponeros, oficiales y especialmente la de un capitán Ahab consumido por el odio es diseccionada en numerosas ocasiones y con precisión a lo largo de la narración, llegando en algunos momentos a resultar algo cargante sin por ello dejar de apreciar su valía. Aunque por momentos puede costar al lector compaginar el espíritu aventurero con las disertaciones metafísicas, hay que reconocer la maestría del autor al plasmar esta epopeya hace ya casi doscientos años en un ejemplo claro de literatura existencialista.

A modo de advertencia, decir que todas las medidas que aparecen en el texto traducido figuran en los términos anglosajones — pulgadas, pies, brazas, yardas, onzas…— por lo que haríamos bien en hacernos con una tabla de equivalencias si queremos tomar conciencia de los tamaños y medidas que figuran en el texto con profusión.

Para los amantes de las curiosidades estadísticas, hay tantas ediciones impresas de este libro que determinar su número de páginas es tarea imposible, aunque andará entre las setecientas y ochocientas. Lo que si podemos afirmar es que contiene algo más de doscientos veintiún mil vocablos que aseguran unas cuantas horas de lectura por lo general provechosa, aunque eso irá en el gusto de cada lector. En un detallado estudio y como no podría ser de otra manera, una vez obviadas preposiciones y similares, la palabra más encontrada es «ballena» lo que ocurre en mil ciento catorce ocasiones seguida de «Ahab» en quinientas veintiuna y «capitán» en cuatrocientas treinta y siete.

Hay película clásica de 1956 protagonizada por Gregory Peck, dirigida por John Houston y en color, cuestión que siempre me sorprende, y que es bastante fiel al relato, todo lo contrario que algunos «remakes» posteriores, entre ellos el de 2010 dirigido por Trey Stokes que al menos a mí me ha resultado infumable y me ha quitado las ganas de ver ninguna más.

…esto es, la doscientos setenta y cincoava parte del beneficio neto del viaje, ascendiese a lo que ascendiese. Y aunque la doscientos setenta y cincoava parte era más bien lo que llaman una «parte a la larga», sin embargo, era mejor que nada; y si teníamos un viaje con suerte, podría compensar muy bien la ropa que desgastaría en él, para no hablar del sustento y alojamiento de tres años, por los que no tendría que pagar un ardite.

«La paz y la satisfacción —pensaba Flask— han abandonado para siempre mi estómago. Soy oficial, pero ¡cómo me gustaría poder echar mano a un trozo de buey al viejo estilo en el castillo de proa, como solía hacer cuando era marinero! Ahí están ahora los frutos del ascenso; ahí está la vanidad de la gloria; ahí está la locura de la vida.»

Dios te ayude, viejo; tus pensamientos han creado en ti una criatura; y cuando alguien se hace un Prometeo con su intenso pensar, un buitre se alimenta de su corazón para siempre, y ese buitre es la propia criatura que él crea.

La estacha de ballena sólo tiene dos tercios de pulgada de grosor. A primera vista, uno no la creería tan fuerte como realmente es. En experimento, cada una de sus cincuenta y una filásticas resiste un peso de ciento veinte libras, de modo que el conjunto del cabo aguanta una tensión casi igual a tres toneladas. En longitud, la estacha de cachalote usual mide algo más de doscientas brazas.

No me gusta poner manos sino en trabajos limpios, vírgenes, claros y rectos, matemáticos; algo que empieza como es debido por el principio, y está en la mitad cuando se llega a medio camino, y se acaba en la conclusión, no un trabajo de remendón, que se acaba por en medio, y empieza por el final.