jueves, 27 de agosto de 2015

El trono maldito, de José Luis Corral Lafuente y Antonio Piñero

José Luis Corral es uno de los maestros indiscutibles de la novela histórica en España. Aragonés nacido en Daroca en 1957, es catedrático de Historia Medieval en la universidad de Zaragoza y autor de una treintena de ensayos y novelas algunas de los cuales han sido reseñados en este blog y pueden encontrarse utilizando el buscador. Ha colaborado también en numerosos medios de comunicación y revistas de divulgación, habiendo sido asesor de Ridley Scott en la película "1492. La conquista del paraíso". De entre sus muchas novelas históricas publicadas, destacaría «El salón dorado» como una apreciación personal porque fue la primera que leí hace ya muchos años de este autor y me hizo un incondicional suyo. 

El otro autor, Antonio Piñero, nacido en Chipiona en 1941, es catedrático emérito de Filología Griega y está especializado en la literatura y la historia del cristianismo primitivo, que es el tema central de esta novela. Ha publicado tanto en España como en el extranjero numerosos libros y tratados sobre Jesús de Nazaret, Herodes el Grande y en general todo lo relacionado con el mundo del cristianismo y su nacimiento.

La acción comienza en el año 4 antes de Cristo, cuando muere el rey Herodes el Grande quedando su trono queda vacante. Dos de sus hijos, Antipas y Arquelao, de mujeres distintas, necesitan la aprobación de Roma para hacer efectivo el testamento y ostentar el título de rey de Israel. La vida de estos tetrarcas se va desarrollando bajo la atenta mirada de Augusto, César de Roma y de su legado en Siria que controla los movimientos del indómito pueblo israelita, muy apegado a su religión y cuyas costumbres ancestrales desconciertan a los romanos aunque las respetan en la medida de lo posible. En esto aparece la figura de Jesús de Nazaret que, con sus sermones y sus adictos, es visto como un peligro tanto para romanos como para ciertos sectores del poder judío que traman su detención y muerte en la cruz. Cuando parece que todo va a volver a la normalidad, aparece en escena un tercer hijo de Herodes, Filipo, que hasta entonces no había competido por el trono pero que tiene contactos en Roma y permite prolongar la historia un poco más.

Los autores han conseguido urdir una magnífica trama donde los personajes históricos se mezclan con otros de ficción para dar soporte a una historia entretenida que a base de intrigas, traiciones, bacanales, pasiones, venganzas y todo tipo de artimañas describe con detalle la sociedad de la época en un relato intenso y extenso. El momento histórico es de todos conocido y clave para la historia de la humanidad pero permite conocer aspectos poco conocidos paralelos a la vida de Jesús, cuyos últimos momentos son tratados ampliamente en el libro, aunque se han pasado por alto escenas como el lavado de manos de Pilatos tras dar a elegir al pueblo entre Jesús y Barrabás. Como es corriente en sus libros, el manejo del lenguaje y la prosa acertada de José Luis Corral facilitan sobremanera la lectura y el seguimiento de la historia en la que el lector queda atrapado desde el primer momento. Los ciento setenta y siete mil vocablos en su edición electrónica o las quinientas setenta y seis páginas de su edición impresa pudieran resultar un poco extensos para algún tipo de lectores lo que no ha sido mi caso porque he disfrutado una vez más con este tipo de relatos que nos brinda este autor. Entiendo que el concurso del otro autor, Antonio Piñero, ha aportado al libro su extenso y preciso conocimiento sobre la historia desarrollada, que está complementada con mapas y árboles genealógicos de sus principales personajes así como un apéndice cronológico que nos ilustra sobre los hechos más destacados de ese primer medio siglo de nuestra era. Mencionaré el personaje secundario de Hipódamo, jefe de la policía y cuya trayectoria y psicología están muy bien conseguidas, a mi entender, en el libro.

jueves, 13 de agosto de 2015

Pacto de lealtad, de Gonzalo Giner

@GonzaloGiner, madrileño nacido en 1962, veterinario licenciado en 1985 por la Universidad Complutense de Madrid, se lanzó a la aventura literaria en 2005 con su primer libro titulado «La cuarta alianza», con la que obtuvo un notable éxito, que se consolidó en 2008 con su «El sanador de caballos», con la que alcanzó cotas muy favorables de la crítica y los lectores, aunque anteriormente, en 2006, había visto la luz «El secreto de la logia». Desde entonces su autor continua presente con otros libros como «El jinete del silencio», publicado en 2011 y este que nos ocupa.

Es esta la historia de un perro, Campeón, un can sin pedigrí, que participó activamente en el frente en la guerra civil española. Su dueño, Andrés Urgazi, es teniente de la legión y está participando en las escaramuzas que tuvieron lugar en Asturias en épocas inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. Pero la verdadera protagonista es Zoe Urgazi, hermana de Andrés, casada con un militar que le obligó a abandonar su verdadera ilusión en la vida, al dejar por su matrimonio la carrera de veterinaria en segundo año, una carrera casi vedada a las mujeres en aquellos tiempos. En muy poco tiempo, la vida de Zoe dará un giro de ciento ochenta grados, al morir su marido en la contienda asturiana y ser desahuciada del palacete madrileño en el que vivía por la familia de su marido. El padre de Zoe, veterinario muy calificado, se halla preso en la cárcel de Salamanca y muy enfermo. Zoe se ve abocada a malvivir sin dinero y sin trabajo en un cuartucho de alquiler en uno de los barrios más pobres de Madrid, donde llega a ser acosada por el amante de su casera, lo que marcará diversas épocas de su vida. En este sinvivir, Andrés es trasladado a su cuartel de la legión en el norte de África, donde tiene lugar un giro fundamental en sus dedicaciones, por lo que se ve obligado a dejar a su perro, Campeón, con su hermana Zoe, a la que llama cariñosamente «la canija». Una amiga de Zoe propicia el encuentro con Max, un suizo director de la Cruz Roja internacional que está creando en Madrid una unidad canina para servicios sanitarios. El primer trabajo de Zoe le lleva a conocer a Dorothy, una americana que adiestra pastores alemanes en una finca situada en la suiza localidad de Vevey. Allí empezará a disfrutar de su verdadera ilusión como veterinaria especializada en perros y también conocerá a Luther, un reputado veterinario alemán especialista en perros, que se ve forzado bajo amenazas a trabajar para los mandamases de la cúpula nazi en el adiestramiento de perros de ataque para los campos de concentración y la búsqueda y recuperación de una raza de perros alemanes perdida: los bullenbeisser. De vuelta a Madrid, Zoe desarrolla su trabajo con pulcritud y a satisfacción de Max cuando se declara la Guerra en julio de 1936. Diversas vicisitudes tendrán lugar en las vidas de Zoe y Andrés así como de Luther, relacionadas con los sucesos derivados de la guerra y la intervención de tropas alemanas en la contienda. Al final, el destino de Luther y Zoe confluirá en una cabaña perdida en el Pirineo y les llevará a participar con sus perros en la guerra de forma indirecta bajo la incesante búsqueda de los alemanes que tratan de encontrar a Luther a toda costa.

La lectura de este libro deja constancia en todo momento de la ilusión del autor por su profesión de veterinario, a la vez que nos ofrece sus conocimientos de forma accesible como ya hiciera en el mundo de los caballos en los otros dos libros suyos que he leído: «El sanador de caballos» y «El jinete del silencio». La historia está admirable y respetuosamente ambientada en esa época dramática de los años treinta del siglo pasado, donde en España tenía lugar la Guerra Civil y en Alemania se experimentaba el nacimiento y auge del nazismo. El engarce de la historia novelada con los hechos reales es muy plausible y está admirablemente conseguido dentro de un profundo respeto por unos y otros. La novela ensalza el ancestral pacto del perro con el hombre, incluso en ambientes convulsos como los descritos. Sin prodigarse más de lo necesario en términos profesionales veterinarios, los conocimientos que adquirimos son muy interesantes a la vez que la psicología de los personajes, no solo de los protagonistas, sino de muchos otros, está muy bien conseguida. La novela se sigue con mucha facilidad, en una lectura muy agradable, hasta llegar a enganchar al lector que no podrá dejarla hasta el final. La acción y la emoción están garantizadas en esta historia de relaciones entre humanos y perros, al tiempo que habremos aprendido numerosos detalles del mundo de los canes y de la historia de España.

sábado, 8 de agosto de 2015

La chica del tren, de Paula Hawkins

Poco he podido averiguar sobre la biografía de Paula Hawkins, autora de este libro. Nació en Zimbabwe y a sus diecisiete años se trasladó a Londres, en 1989, ciudad en la que reside actualmente. Es periodista y colabora con una gran variedad de medios de comunicación y publicaciones, siendo «La chica del tren» su opera prima en el mundo del thriller. Con anterioridad había escrito algunas novelas de corte romántico.

Contada en forma de diario y con saltos en el tiempo, la protagonista es Rachel, situada en un eje triangular, formado por Anna y Megan, alrededor de un hombre, Tom, ex marido de Rachel y actual pareja de Anna. Estos son prácticamente todos los personajes de la novela aunque aparecen otros secundarios de forma fugaz como Evie, hija de Tom y Anna, dos inspectores de policía, Scott, el marido de Megan y Cathy, su arrendadora. Rachel lleva una vida desordenada tras haber perdido su marido y su trabajo por, entre otras causas, su afición a la bebida en grado extremo. Vive casi de la caridad de su madre y quiere hacer creer a su casera que continúa trabajando, por lo que todas las mañanas ejerce de «commuter» para desplazarse en tren a su supuesto trabajo, aunque pasa el día deambulando por las calles o en bibliotecas o espacios públicos. Desde el tren, que para casi siempre en un semáforo, contempla su antigua casa y las de sus vecinos al discurrir la vía paralela a la calle donde residía. Se forma en su mente historias de sus vecinos llegando a dudar con el tiempo y tras alguna borrachera, si sus recuerdos de las mismas son verdad o por el contrario sueños. Emocionalmente enganchada todavía a su ex marido, Tom, resulta muy impertinente a la actual esposa de este, Anna, habiendo protagonizado alguna escena embarazosa al entrar de forma descontrolada en su casa e incluso llegarse a llevar en brazos a Evie, la hija de Ana y Tom. En esto, Megan desaparece y Rachel mezcla los recuerdos y las realidades interviniendo activamente con sus verdades y sus mentiras, lo que llega a exasperar a todos y especialmente a los inspectores de policía que llegan a estar bastante hartos de ella. Al final, Megan, que estaba embarazada, aparece asesinada y enterrada en un bosque cercano. Rachel empieza a descubrir que algunas cosas que parecían sueños en una noche de locura y borrachera podían tener visos de realidad y, contra todo y contra todos, ata cabos, dando un giro inesperado a los acontecimientos…

En verano me gusta traicionar mi eterna lista de lecturas programadas y optar por alguna inesperada sacada de las listas de éxitos que proliferan por doquier. Este libro, «La chica del tren» estaba el tercero en una de las listas consultadas y todavía sigo pensando que fue lo que llamó mi atención para poner ojos a su lectura: quizá mi antiguo pasado como viajero de tren durante muchos años en mis desplazamientos al trabajo. Las tres cuartas partes iniciales he estado tentado continuamente de abandonar su lectura. No me convencían ni su vocabulario, si su redacción o vaya Vd. a saber si es por motivo de la traducción, su estructura, su formato en forma de diario, sus saltos en el tiempo… Hasta no adentrarme en la cuarta parte del libro no le encontrado algunos resplandores, en su trama, pero tampoco como para tirar cohetes. Su fama en numerosos países del mundo supongo que será por algo, pero yo no sabría explicar por qué. Lo único que le puedo reconocer es un final elaborado y plausible en sus planteamientos, poco previsible al menos en mi caso, pero eso no justifica invertir setenta y cinco mil vocablos de los ciento cuatro mil que contiene en establecer la base y los perfiles de los personajes y sus actuaciones. Con bastante menos y quizá con más claridad y limpieza se podría haber conseguido, aunque siempre puede haber lectores a los que les gusten estos juegos de despiste, lo que no es mi caso. Los ingredientes son los clásicos de las relaciones personales, los matrimonios, las infidelidades y todas esas miserias de la vida diaria de las personas.

Recomendado en las listas de varios periódicos y de varios países, lo siento, pero no entra en mis oraciones y no lo recomendaría. La autora puede apuntar maneras para sus próximas publicaciones, en las que ha anunciado estar trabajando, pero a mi modesto entender debería cuidar mucho más la redacción y la estructura que como ya digo, en mi caso me han incitado casi de forma continua a abandonar la lectura. Le reconozco un cierto mérito en el planteamiento final y hasta quizá en su desarrollo, pero poco más.