jueves, 25 de julio de 2019

El cónsul infiltrado, de Esteban Navarro Soriano

@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Durante muchos ejerció de policía nacional destinado en Huesca con lo que obtuvo numerosas ideas y situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. En la actualidad, julio de 2019, es escritor a «tiempo completo» y cuenta ya con cerca de una veintena de libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Alguno de sus libros ya ha sido reseñado en este blog como «El apagón», «La noche de los peones», «Ángeles de granito», «La gárgola de Otín» o «Una historia de policías». Más información en su blog accesible desde este enlace.
 
El cónsul francés de Zaragoza Roger Tur Pallier muere en 1972 tras una acción reivindicativa de tres estudiantes que no pretendía llegar a tanto sino simplemente llamar la atención sobre el apoyo francés a la dictadura franquista. Roger llevaba cuarenta años plenamente integrado en la sociedad española con actividades empresariales paralelas a su actividad consular. También contaba con muchas amistades, entre las que se encontraban personajes de nacionalidad alemana o pertenecientes a Falange Española. Durante años, sus informaciones bajo el apodo de RIC fueron vitales para los servicios de inteligencia de los aliados especialmente tras las Segunda Guerra Mundial. Es en 2006, con la desclasificación de los archivos secretos de la CIA norteamericana (OSS en aquella época), cuando se conocen las informaciones remitidas por Roger Tur.

El autor abandona su línea de novela negra de ficción para adentrarse en una faceta nueva como escritor que nos ofrece una novela histórica de tintes parecidos pero esta vez reales. En sus 205 páginas o 56.228 vocablos en la edición digital, el lector asistirá a episodios de aquella época convulsa que se inició con la II República en España, seguida de la Guerra Civil, la segunda Guerra Mundial y la época franquista española casi al completo. Tras una labor de documentación que ha debido ser extensa, al autor ha sabido construir unos diálogos perfectamente plausibles que permiten una lectura muy viva y una descripción redonda del personaje central que se vio convertido en espía sin quererlo por razón de sus amistades y su asistencia a reuniones de la élite zaragozana de la época. Una lectura amena y entretenida, como todas las de este autor, que servirá para conocer ciertos aspectos de la historia española y mundial.




martes, 23 de julio de 2019

El gran salto al abismo. La extraordinaria historia de un técnico español de la NASA en la exploración del espacio, de Jesús Sáez Carreras

Jesús Sáez Carreras (Cartagena, 1963) es funcionario del Ministerio de Justicia desde el año 1988 y técnico informático del Ministerio para la Administraciones Públicas en excedencia. Ser sordo profundo desde su infancia le sumió en un pozo de incomunicación, pero la ciencia acudió en su rescate con dos implantes auditivos que le concedieron una segunda vida. A través de podcasts y blogs se convirtió en un ferviente seguidor de las evoluciones teóricas de la física, la cosmología y la exploración del espacio. Esta última faceta es precisamente la que, de forma casual, le llevó a descubrir la extraordinaria historia del técnico español de la NASA Carlos González Pintado, con la que dio rienda suelta a su pasión por la escritura a través de la obra El gran salto al abismo en su empeño de dar a conocer los hitos más relevantes de la exploración del espacio de una manera sorprendente y muy amena (texto recogido en internet).

Las estrellas le querían a su servicio y por ello hicieron lo imposible para que Carlos González Pintado, hijo de una humilde familia asturiana emigrada a Madrid tras la Guerra Civil, acabara dedicando su vida a la exploración espacial. Desde muy pequeño, su curiosidad y su determinación, con la ayuda de sus padres y quizá de «fuerzas exteriores» le hicieron destacar en sus estudios, que tuvieron un episodio memorable para la época, comienzos de los años 60 del siglo XX, al estar un año estudiando becado en EE.UU. integrado en una familia americana. A la vuelta, su desparpajo le llevó a presentarse por las buenas en las oficinas de la NASA en Madrid para solicitar un empleo, consiguiendo un contrato que le estuvo esperando un año y medio en un cajón hasta que cumplió el servicio militar obligatorio en la época. Cuarenta y tres años de dedicación profesional en las estaciones españolas de la NASA en Fresnedillas de la Oliva y Robledo de Chavela y algunos más como divulgador después, hasta ahora mismo, jalonan la vida de este pionero, relatada en las páginas de este libro conjuntamente con los acontecimientos de la carrera espacial que comenzara a finales de los años cincuenta y todavía tiene todo por descubrir.

Prologada por el astronauta de origen español Michael López-Alegría y epilogadada por Charles M. Duke, décimo hombre en pisar la Luna, estamos ante una historia apasionante, magistralmente trenzada con los acontecimientos de la exploración espacial. El lector queda atrapado disfrutando de la personalidad de Carlos y su familia, recordando episodios comunes en las familias de la época —las meriendas de pan con aceite encima de la mesa plegable de formica cubierta con un hule a cuadros rojos y blancos o los baños en la piscina del Parque Sindical de Madrid— y emocionándose con las peripecias y logros de este chaval que acabó siendo uno de los primeros que oyeron la famosa frase de Neil Armstrong cuando un hombre pisó la luna por primera vez hace ahora cincuenta años o participar muy directamente en los problemas del Apolo XIII o las catástrofes de los transbordadores Challenger y Columbia . El devenir de la vida del protagonista es la excusa del autor para ponernos al día con los principales hitos, y sus anécdotas, de la exploración espacial en los últimos cincuenta años de una forma amena y comprensible. Al final, unas sesudas reflexiones sobre un camino de «pocas certezas y muchas conjeturas» para intentar responder a las preguntas ¿podremos habitar otros planetas? ¿Haremos artificial esta evolución natural acelerada? Una mezcla deliciosa de biografía, anécdotas y divulgación científica con un atractivo mantenido permanentemente a lo largo de sus 244 páginas o 62.239 vocablos en su edición digital adquirible por poco más de seis euros.
«Un libro para el descubrimiento, la reflexión, el asombro, la risa, la sonrisa y la emoción. Una nueva y amena manera de narrar la exploración del espacio llena de anécdotas e historias que atraparán la atención del lector».


jueves, 18 de julio de 2019

La memoria de los vivos, de Phil Camino

Phil Camino, nacida en Madrid en 1972 Es doctora en Ciencias de la información. Escritora y traductora, ha colaborado en diferentes medios escritos y revistas, es directora de la editorial de La Huerta Grande y autora de las novelas «Belmanso», «Rehenes» y del ensayo «Diez lunas blancas», una reflexión profunda sobre la maternidad.

Sinopsis recogida del propio libro: «La Memoria de los vivos es la historia de dos familias; unos vienen de Irlanda, los Myagh, a los que la redistribución de tierras del gobierno deja en una situación precaria; los otros, los Trápaga siempre fueron pobres en su aldea de Lavín de Gándara, en Cantabria, donde cuidaban vacas y subían a los “praos”. Atrás quedaban las mujeres, la madre, las hermanas, la novia, soñando también con el regreso incierto de los que se van. Algunas viajarían más adelante requeridas por ese novio o por el hijo a esa tierra desconocida que acabaría siendo la suya; otras nunca abandonarían el terruño, ayudadas por las remesas que llegaban de ultramar. Los personajes que recorren estas páginas son representantes de esa Belle Époque que también llegó a México a pesar de que el país vivía abismado en las continuas luchas por su independencia y por una guerra civil. Mientras éste definía su futuro, ellos fueron capaces de hacer una colosal fortuna que pasearon por Irlanda, Santander, Londres, París o Nueva York, y que en tan sólo tres generaciones conocieron su nacimiento, su auge y su caída. La memoria de los vivos es una novela de pioneros y es también una novela que se adentra en el delicado tejido compuesto de tramas y de nudos que urden las familias. Fiel a las palabras de Cicerón: «La vida de los muertos está depositada en la memoria de los vivos», la autora ha trenzado esta historia extrayendo el material narrativo de cartas, de fotografías y de historias oídas de generación en generación, con los que ha dado forma literaria a la saga de los Myagh-Trápaga. «La traca final de un baile que a partir de ese momento iría perdiendo fuelle, hasta dejar un rastro de confetis mojados y sucios. Sus descendientes sólo recogerían las migas. Y la leyenda de la gloria.»


Minas de plata, negocios inmobiliarios, abarrotes, petróleo, panaderías, lámparas de queroseno, flota de barcos, comercio entre Texas y Tampico cambiando armas por algodón…, la guerra; el hombre de negocios no tiene por qué tener escrúpulos. Solo son negocios.

Libro interesante y contenido (73.985 vocablos en 216 páginas) que narra los avatares y devenires de dos familias de indianos ─ Dicho de una persona: Que vuelve rica de América(4)─ que escapan de los opresivos ambientes familiares en Irlanda y España. Recomendaría tener a mano el árbol genealógico que aparece en las últimas páginas del libro y que reproduzco más abajo, para poder seguir entremezcla de las familias y los lazos entre ellas. Me acerqué a este libro por lo que luego he descubierto como un error. Se hacía mención a una comarca Cántabra, La Gándara, que luego es referenciada apenas seis veces en el texto. Pensaba que se trataba de una comarca que yo había pateado profusamente, pero indagando un poco más resulta que hay dos, al menos, comarcas llamadas «Gándara» en Cantabria y la que aparece en el libro no es la que yo conocía, sino otra situada en la zona oriental de Cantabria. En fin, cuestiones geográficas aparte el relato de las vivencias de las dos familias avanza de forma algo lenta en algunas ocasiones, reiterativa en otras, pero el lector disfrutará de los pormenores de estos europeos en américa, líderes en negocios y en visiones de futuro. Le lector asistirá a retazos históricos de México y Texas en el siglo XIX y principios del XX y quedará asombrado al conocer ─si no es ficción, como mantenían reservadas habitaciones en un hotel de Londres durante todo el año por si se les ocurría venir en algún momento ¡como si los dos continentes estuvieran al lado! Un elenco de personajes masculinos y femeninos somera, pero nítidamente definidos que se entremezclan en una biografía colectiva de personajes y hechos reales debidamente ficcionados que pone ante los ojos del lector un hecho como el de la emigración a América que fue frecuente en aquellos años.


Algunas frases recogidas del texto...

Vivía con su soledad a cuestas, con un turbio malestar que le rondaba el alma como un tábano y con la fiel compañía de Sangre, aquel mastín de fuertes patas traseras, fino cazador y que tenía el pelaje del color de los almiares.

Lo que él deseaba por encima de todo era huir del zumbido del dalle.

…empezaban a llamar don Ángel a aquel español jovencísimo que hablaba un inglés más que correcto, pues era el idioma en el que había acabado por hablar con Eddie, y que tenía unos modales impecables que nadie podía sospechar que hubiera aprendido en un barco.

Nada más vacío e inútil que un ser humano sin deseos y sin la ambición de conseguirlos.

Falleció el 6 de enero de 1923. Le rindió honores en su sepelio una fuerza de doscientos soldados. Si hubiera subido a la Gándara, habría oído el estruendo de los fusiles extendiéndose por el valle, llenando el silencio de los montes.