Libro correspondiente a la 31 edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el primer trimestre de 2020.
Algunos medios, entre los que se encuentran Abc, El País, La Vanguardia e incluso Marca, se han hecho eco de este libro en estos días de marzo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del SARs-COV-2 causante del COVID-19. Escrito en 1981, en sus páginas —inglesas— hacía referencia a un virus denominado Wuhan-400 generado artificialmente en unos laboratorios de investigación de ADN cercanos a la ciudad china de Wu-han. Sin embargo, los lectores españoles (por el momento) no encontrarán referencias a este virus…
Dean Koontz, escritor estadounidense nacido en 1945 en Everett, Pensilvania, es licenciado en Literatura Inglesa por la Universidad de Pennsylvania habiendo trabajado algunos años como profesor en la escuela secundaria. Siendo muy joven, con 20 años, obtuvo el premio de novela «Atlantic Monthly» y desde 1969 se dedica enteramente a la literatura. Escritor prolífico, más de una cincuentena de novelas publicadas, sus obras han sido traducidas a una veintena de idiomas con considerable éxito de ventas en todo el mundo. Sus temas preferidos versan sobre misterio, terror, suspense o ciencia ficción, habiendo sido llevadas algunas de ellas al cine. «Los ojos de la oscuridad» fue publicada en 1981.
Christina (Tina) Evans alcanza un gran éxito en Las Vegas como diseñadora de un gran musical tras el que seguramente ha sido el peor año de su vida, por el fallecimiento de su hijo Danny en un accidente de todos los excursionistas y sus monitores y el divorcio de su marido, Michael. En su casa, en la habitación que fue de Danny, están ocurriendo hechos extraños tales como cambios de temperatura, movimiento de objetos y mensajes escritos en una pizarra. Uno de ellos es particularmente inquietante: «No estoy muerto». En el éxito de la primera gala del musical, Tina conoce a un apuesto abogado, Elliot Stryker, surgiendo el flechazo y estimulando en Tina las ganas de recomponer su vida sentimental. Tina no vio el cadáver de su hijo al ser convencida por la funeraria de no hacerlo por la tremenda malformación tras el accidente. Los sucesos extraños que están ocurriendo llevan a Tina a solicitar a Elliot su ayuda como abogado para pedir la exhumación del cuerpo de Danny para decirle un último adiós. La petición ante el juez desata una serie de acontecimientos que llevan a Elliot y Tina, tras escapar milagrosamente de ser asesinados por una agencia estatal americana desconocida, a una vorágine de situaciones propias de una película de James Bond. La formación militar de Elliot en su juventud unida a la determinación de Tina llevarán a una conclusión final que el lector deberá averiguar por si mismo.
Me he acercado al libro en estos días por las noticias en la prensa de la «curiosa» coincidencia con el virus que tiene a medio mundo confinado mientras el número de contagiados y muertos aumenta sin cesar. ¿Coincidencia? Pero un lector español se leerá el libro, al menos en la versión traducida por Lorenzo Cortina, sin encontrar ninguna referencia al virus. Vea la siguiente imagen correspondiente a un fragmento de la versión inglesa y su traducción española
En la versión original inglesa el científico
que trae a EE.UU. el virus llamado Wuhan-400 es chino y se llama Li Chen,
mientras que en la versión española el científico es ruso, se llama Iliá
Papáropov y el virus ha mutado de nombre a Gorki-400.
El libro en papel está agotado por el
momento. Una versión digital, en inglés, se puede encontrar en Amazon por 3,49$
y se ha anunciado en el mercado español la versión digital por cerca de los 10€
pero no estará disponible hasta el próximo día 9 de abril de 2020. Se ve que
con la noticia se han puesto las pilas. Yo no he podido esperar tanto a leer el
libro y he encontrado una versión «por ahí» que he cargado en mi lector
electrónico y devorado con una cierta perplejidad.
A medida que avanza la trama no hay
nada que pueda suponer que el libro trata de un virus y una pandemia. De hecho
y como he comentado, en la versión española que he leído no hay la más mínima
referencia a Wuhan. Es posible que en la versión que se está preparando para
dentro de unos días se tenga más cuidado en no «convertir» a un chino en un
ruso y en no alterar los nombres de las ciudades. En todo caso, hay que decir
que el libro para nada, salvo por el nombre, se identifica con lo que está
pasando. El asunto del virus surge en las páginas finales, de una forma
colateral y en un centro de investigación: no hay pandemia, no hay contagios y
la humanidad —en el libro— no sabe nada de nada.
En todo caso y coincidencias aparte,
el libro es entretenido y seguramente lo fue mucho más hace 40 años cuando fue
publicado. La trama está muy bien planteada y los personajes y los ambientes
son creíbles salvo al final, pero este es muy corto, extremadamente corto. Los sucesos quinésicos en la habitación del niño estimulan la trama,
así como las comunicaciones telepáticas entre madre e hijo y hasta un poco de
hipnosis para redondear los sucesos paranormales. El libro es entretenido y se lee con facilidad, aunque
el asunto del virus que tanto se ha aireado en la prensa no tenga connotación
ninguna con un relato bien construido y ambientado en ese contexto de
los años ochenta del siglo pasado para entretenimiento del lector. Sin embargo, insisto, el
final es abrupto, brusco, extremadamente condensado y rompe un poco la buena
tónica de la novela.