martes, 23 de noviembre de 2010

Un Hombre, Oriana Fallaci

La rotura de mi Papyre me ha abocado a leer este libro en papel, dado que no parece existir en electrónico, aunque será cuestíón de tiempo. Casi un clásico, publicado hace una treintena de años del que tuve conocimiento en una comida no hace mucho. La autora, Oriana Fallaci, fallecida hace pocos años, era una periodista contrastada que se metía en todos los "ajos" y se implicaba a fondo.

Leyendo este libro he aprendido muchas cosas, que espero nunca llegue a probar en carnes propias. Narra la corta historia de un griedo de nombre impronunciable, Alexandros "Alekos" Panagulis a partir de su atentado fallido contra el dictador del gobierno griego en Agosto de 1968 hasta morir asesinado en 1976. La autora del libro fué compañera sentimental en sus últimos años, atraída y rechazada casi a diario por los continuos cambios de personalidad del protagonista. Alekos es la esencia del inconformismo, con todos los demás pero también consigo mismo.

Panagulis es torturado a fondo y condenado a muerte pero es indultado de manera milagrosa y pasa un verdadero calvario en las cárceles griegas, llegando a sacar de quicio a todo el que le rodea y llegando a estar varios años en una celda especialmente concebida y diseñada para él semejante a una tumba. En 1973 es puesto en libertad, aún en contra de su voluntad, convirtiéndose en un héroe del pueblo y llegando a ser diputado enrolado en un partido político, desde donde intenta salvar su imagen y castigar a quienes tantos desmanes le infringieron, llegando a enfrentarse al propio Ministro de Defensa que, probablemente, ordena su asesinato.

Es un libro intenso, profundo, duro de leer y asimilar y en muchos momentos díficil de creer que pueda existir tanta perversidad en los seres humanos en su trato entre ellos. 

1 comentario:

  1. El fallecido José Saramago decía algo así como que el hombre está en constante lucha con el monstruo que lleva dentro. Siempre he estado de acuerdo con él. Si rompemos los muros que la contienen nuestra maldad no tiene límites. Ahí tenemos en este momento a un país como México donde cualquiera puede morir en cualquier momento, por poner un ejemplo que no sale de las portadas.

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