Tenía pendiente desde hace tiempo otro libro de este mismo autor sobre el tema de los caballos titulado El Sanador de Caballos, pero la aparición reciente de este ha suscitado mi atención. El Jinete del Silencio está ambientado en la primera mitad del siglo XVI y refiere la historia de Yago, un niño nacido en especiales circunstancias fruto de una relación imposible entre una sirvienta y su patrón, malo de solemnidad, y que desde el mismo día de su llegada a este mundo establece una relación especial con los caballos, a los que entiende y ama como a nadie, siendo capaz de comunicarse con ellos sin palabras y leer sus pensamientos.
La vida de Yago es azarosa y muy difícil, no contando con sus padres desde el primer momento y teniendo la necesidad de que otras personas se ocupen de él, cosa harto difícil en un ambiente en el que la vida era difícil para todos y cada cual sobrevivía como podía. Conocerá encierros, esclavitud, malos tratos y hasta será encerrado en una casa de locos. Cuando la vida parecía sonreírle de la mano de su amigo Camilo, un fraile cartujo con un proyecto de cría de caballos en su Cartuja de la Defensión, un robo perpetrado en sus cuadras le lleva a Jamaica donde conocerá en su esclavitud lo que es el amor y el cariño.
En la novela y alrededor de Yago no faltan las típicas historias de amoríos, comerciantes, frailes, hacendados sin escrúpulos, guerras, luchas, asaltos, piratas, esclavos, reyes, reyezuelos, posadas y en general todos los aditamentos de la época en la que se desarrolla la novela, que utiliza nombres y situaciones reales a gusto del autor y para mejor ambientación.
Yago presenta una problema psicológico que no desvelaré para no quitar emoción a la novela que le hace apartarse y ser apartado de los demás y llevar una vida dura y difícil. Solo es feliz con los caballos, cuidándolos y viviendo y durmiendo con ellos. La culminación de la novela explota esta capacidad de Yago ayudado por unos cuantos amigos que lo acaban llevando a Nápoles donde su virrey está estableciendo las condiciones para la creación de una nueva raza de caballos destinada exclusivamente a movilizar emociones en el público y sentar los comienzos de lo que podemos denominar arte ecuestre.
Una agradable y fácil lectura que sin duda nos rescatará alguna emoción oculta en alguna de las muchas situaciones en que el protagonista interacciona con los caballos.
Lo tengo en mi estantería desde hace unos días, he leído El sanador de caballos que me gustó mucho y este por lo que cuentas es similar así que seguro que también me gusta
ResponderEliminarnorahenk.blogspot.com
ResponderEliminarOs gustará!!!