Me llamó la atención por el estreno reciente de la película del mismo título y que según quienes la han visto es verdaderamente intrigante y agobiante. Por lo general me gusta leer el libro antes de ver la película y esta forma de hacerlo por lo general reporta más beneficios que hacerlo al revés.
Cillan es el portero de un edificio de pisos situada en Nueva York, que anteriormente trabajó de enfermero, profesión que le viene como anillo al dedo para sus intrigas. Es un personaje siniestro que lleva poco tiempo de servicio en la comunidad y que, incapaz de disfrutar de la vida, gusta de hacer sufrir a los vecinos, si bien con una sonrisa falsa y mostrándose amable y solícito en la mayoría de los casos. Por su trabajo dispone de llaves y acceso a las viviendas. Para él mismo su vida no vale nada y de hecho sube a diario a la terraza a decidir, de forma aséptica, si suicidarse saltando al vacío o seguir viviendo. Por lo general encuentra alguna razón para seguir con sus andanzas y generar problemas en la vecindad, algunos de palabra y otros más físicos. Su felicidad se basa en generar infelicidad en los que le rodean.
Tiene fijación con una joven, Clara, que vive sola en un apartamento con la que pasa las noches utilizando métodos poco ortodoxos, y a la que inflige toda clase de vejaciones de tipo físico sin que ella sepa quién es su autor. La forma positiva de Clara de afrontar los inconvenientes que le van surgiendo encoleriza más a Cillan que busca y rebusca en su conciencia formas más sofisticadas de hacer daño. Sus andanzas son observadas por la vecinita de enfrente que le chantajea sin piedad al conocer sus entradas y salidas sin causa justificada, incluso a altas horas de la noche. Uno de los vecinos le tiene calado y hace lo posible y lo imposible por pillarle en renuncios, cosa que consigue pero sin pruebas evidentes.
La llegada a la vivienda del novio de la chica, que vive en otra ciudad, dispara la situación y lleva al desenlace de la novela, cuya trama no se puede desvelar sin quitar la intriga.
A la espera de ver la película y por lo que a mí respecta, la dinámica de la acción no logra transmitir al lector la complejidad y dureza de la situación. En algunos momentos todo lo más consigue arrancar una mueca de desagrado por lo irreal de los contextos y aunque se mantiene hasta el final la expectación por ver qué sucede, el final es casi más una liberación que otra cosa. Dan ganas de acabar para pasar a otra lectura más interesante y enriquecedora.
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