sábado, 19 de noviembre de 2011

A que velocidad cambian las cosas

Hace en estos momentos justo una semana que estábamos en la charla sobre el Libro Electrónico que se comentó en el blog y que puede verse en este enlace. En tan solo una semana parece que todo se ha disparado y acelerado de tal manera que parte de lo que se habló y que podía estar vigente hace una semana, ahora ha quedado casi obsoleto.

Dos acontecimientos han suscitado mi atención, aparte de numerosos anuncios y artículos en periódicos y revistas. Uno de ellos ha sido la salida al mercado de Ediciones B poniendo a disposición de los potenciales lectores una gran cantidad de libros en formato electrónico, a unos precios que a mi entender son ajustados y además, no en todos los casos es cierto, con el compromiso de no utilizar el DRM, ese famoso "piojo" que lo único que consigue es traer por la calle de la amargura a los clientes, que en no pocas ocasiones desisten de la compra por sus inconvenientes y se dirigen a las zonas, numerosas, de descarga gratuita.

Esta noticia ya de por sí importante se me ha disparado en la mente al acceder a una de las páginas más punteras y activas desde hace años en lo relacionado con el libro como es Casa del Libro. En esta web, hace muy pocos días, había que buscar y buscar con mucho ahínco las ediciones digitales, que estaban como escondidas para que no se vieran, y utilizaran, mucho. Pues hoy, en primera portada, el anuncio de una oferta que tiene una pinta excepcional, la de un lector electrónico de tinta que habrá que valorar acompañado de un libro muy actual, nada menos que el último Premio Planeta. Ese libro está en formato electrónico a fecha de hoy por los quince euros, lo que deja el lector en un precio muy competitivo, ya digo, a la espera de un estudio más concienzudo sobre sus características.

Esto está lanzado y no hay quién lo pare. Parece que las editoriales y los libreros, al menos los grandes, han entrado en la rueda que gira a toda velocidad, bien es verdad que un poco tarde, cuando hay mucha oferta de libros gratuitos derivada de la falta de accesibilidad legal que ha habido hasta ahora.

Queramos o no estamos obligados a respetar los derechos de autor. Más que nada para que los autores coman y sigan escribiendo para que los lectores podamos disfrutar de sus historias. La excusa de la mal llamada "piratería" se va reduciendo a marchas agigantadas y ahora ya habrá que decidir entre coger lo gratis, de alguna manera de forma ilegal, o pagar por aquello que realmente nos guste y vayamos a disfrutar, como hemos hecho durante años con el papel y, justo es decirlo, a unos precios también desorbitados.

Lo malo aquí son las infraestructuras ya montadas en páginas de descargas nacidas con anterioridad y que en su dinámica presumiblemente vayan a seguir funcionando, con o sin Ley Sinde por medio.

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