sábado, 10 de diciembre de 2011

El Hereje, Miguel Delibes

Leída por primera vez en 2005, un club de lectura me ha llevado a la relectura de esta magnífica novela, única de las de tinte histórico publicada por Miguel Delibes, cuando contaba 78 años. Sepultada la historia en mis recuerdos tras otros muchos libros leídos, he rememorado y vuelto a disfrutar como antaño, más si cabe al deleitarme con el léxico de este maestro en un lector electrónico, que me ha permitido la consulta directa al diccionario e ir tomando notas desde su propio teclado sin moverme ni utilizar lápiz y papel.

Un poco de biografía. Miguel Delibes nace en Valladolid el 17 de Octubre de 1920. Estudia Comercio y Derecho pero a los 21 años comienza su trabajo como caricaturista en el diario “EL NORTE DE CASTILLA”. Tras cinco años y un curso acelerado en Madrid, cambia su puesto al de periodista en ese mismo diario, aunque nunca pensó en manejar la pluma. Por su novela “La Sombra del Ciprés es alargada” obtiene en 1948 el Premio Nadal, lo que le pone en la tesitura de hacer de la escritura su modo de vida. Según comentaba, aprendió a usar el castellano en un “Manual de Derecho Mercantil”. Fue director del periódico durante años, teniendo que dimitir en 1963 por diferencias con los políticos de la época, entre ellos Fraga. A pesar de ser un consumado cazador, amaba a los animales y defendía la Naturaleza y su conservación. En 1998 es operado de una grave enfermedad quedando, según sus propias palabras, muerto en vida al no poder dedicarse a su pasión: escribir. Fallece en marzo de 2010. Recibió numerosos premios relacionados con las letras aunque nunca obtuvo el Nobel, si bien nunca le preocupó lo más mínimo.

La novela empieza narrando la vuelta en barco del viaje que el protagonista Cipriano Salcedo hace en realidad en la parte central de la misma. Sus padres, Bernardo Salcedo y Catalina Bustamante, tardaron años en concebir a Cipriano y su alumbramiento trajo consigo el fallecimiento de la madre, lo que le supuso un distanciamiento de su autoritario padre que llegó a tildarle de “pequeño parricida”. Cuidado con esmero por una nodriza, Minervina, fue creciendo hasta su ingreso en un colegio de huérfanos donde conoce algunos personajes curiosos y toma su primer contacto con las ideas luteranas. Fallecido su padre y bajo la tutela de su tíos Ignacio y Catalina, casados sin hijos y pertenecientes a la alta sociedad vallisoletana, se inicia en el mundo de los negocios con acierto y magnanimidad en el trato a sus empleados y suministradores. Casa con Teodomira, la “Reina del Páramo”, una mujer que le doblaba en volumen, pero la falta de hijos en el matrimonio, que no preocupa a Cipriano, enloquece a Teo hasta llevarla a la muerte haciendo de su vida matrimonial un fracaso. Nacido exactamente el mismo año que Lutero clava sus tesis revolucionarias en las puertas de la catedral de Wittenberg, nuestro protagonista se inicia en la nueva corriente llegando a participar activamente en grupos que desarrollan las nuevas ideas en una España en que Carlos I y posteriormente su hijo Felipe II utilizaban con profusión la Santa Inquisición para cortar de raíz cualquier conato de cambio. Cipriano llega a viajar a Alemania para contactar con los reformistas y traer ideas de primera mano a las reuniones. Con el paso del tiempo es denunciado. Si bien está a punto de conseguir pasar a Francia, es detenido en el último momento, devuelto a Valladolid, interrogado y condenado a la hoguera sin delatar a ninguno de sus correligionarios. Tras un año en una celda lóbrega y sin luz queda prácticamente ciego e inválido, pero ni eso ni el tormento logra quebrar su entereza moral, mostrándose íntegro y fiel a sus ideas hasta el mismo momento de perecer quemado en la hoguera sin un lamento, bajo la atenta mirada de su “Miner” que aparece llamada por su tío.

Delibes es un maestro en el manejo del castellano. Leer su obra con precisión exige un diccionario al lado para su consulta constante. Incluso así, muchos de los términos y vocablos usados no se pueden encontrar el diccionario oficial y pertenecen al pueblo llano de Valladolid y Castilla. Un estudioso de su obra, Jorge Urdiales Yuste, ha recopilado e indagado sobre el significado de su léxico, llegando a publicar un libro especializado titulado “Diccionario del Castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes”. También en la página de la "Cátedra Miguel Delibes" hay un completo glosario de los términos empleados en toda la obra de este autor. Hubiera sido un magistral redactor de ese género que está tan de moda ahora de los relatos cortos. Narra los sucesos con un mínimo de palabras, de forma ágil y concisa. Pocas palabras para referir mucho. El empleo de los adjetivos es una delicia. Cual “caballo de Troya” tuvo que emplear mucho ingenio para buscar las grietas de la llamada censura de aquella época. Castilla, sus campos y sus gentes son su compromiso, su vida. El hombre es eje vertebrador de sus novelas como protagonista de unas relaciones humanas y complejas, en un canto a la libertad, la tolerancia y a la vez una crítica a la sociedad de aquellos años. Huye de lo anecdótico y de lo circunstancial, yendo directo a lo concreto y dotando de calado, profundidad y transcendencia a cualquier hecho por simple que parezca. Sus personajes, entrañables y atractivos pero también odiosos y distantes, aparecen y desaparecen como por arte de magia y no te dejan indiferente, te inquietan, te incitan desde su formas de deambular por los escenarios sencillos de sus novelas. Muchas de sus frases trascienden a la época y son plenamente actuales hoy en día.

La novela se leería de un tirón si no hubiera que estar haciendo guiños al diccionario y empleado tiempo en tomar notas. Un placer. Si hay curiosidad por algunos de los términos empleados y su significado,puede consultarse la relación al final de la entrada "PRODIGALIDAD" del blog amigo de Sensacionesinciertas.

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