martes, 11 de junio de 2013

Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi.

SOSTIENE PEREIRA
Antonio Tabucchi
Anagrama, 2006
Traducción de Carlos Gumpert y Xavier González Rovira.
184 Págs. 7,90 Euros.

            Pereira comenzó a sudar, porque pensó de nuevo en la muerte. Y pensó: Esta ciudad apesta a muerte, toda Europa apesta a muerte. (p.13)

            Esa ciudad que apesta a muerte, como toda Europa es Lisboa en el año 1938 durante la dictadura salazarista; y el hombre que suda y piensa en ese olor es Pereira, un periodista del Lisboa que un día decide buscar a alguien para que escriba las necrológicas anticipadas de los artistas que mañana morirán. Entonces encuentra a Monteiro Rossi, un joven que a diferencia de Pereira no está interesado en la muerte sino en la vida. Pero, ¿qué dice, señor Pereira?, exclamó Monteiro Rossi en voz alta, a mí me interesa la vida. (p.22)
           
            Efectivamente, Monteiro Rossi habla en voz alta, porque le interesa la vida, el presente, la política. Poco a poco, Pereira irá acercándose más a Monteiro Rossi y a su novia Marta, y serán para él la encarnación de lo que el  doctor Cardoso –que ha leído a Freud –denomina el evento: el evento es un acontecimiento concreto que se verifica en nuestra vida y que trastoca o perturba nuestras convicciones o nuestro equilibrio, en fin, el evento es un hecho que se produce en la vida real y que influye en la vida psíquica, usted debería reflexionar sobre si en su vida ha ocurrido algún evento. He conocido a una persona, sostiene haber dicho Pereira, mejor dicho, a dos personas, un joven y una muchacha. (p.102)

            Gracias a ese evento, a la aparición de esos dos jóvenes, Pereira empezará a cuestionarse su vida y a replantearse si debe permanecer en silencio o empezar a hablar. Callar, mirar hacia otro lado, hacer como si no fuera con él  la cosa, seguir "monologando" con el retrato de su difunta esposa y recordar sus años de estudiante en Coimbra; o bien hablar, mirar de frente al presente, tomar partido. Sí, dijo Pereira, pero si ellos tuvieran razón mi vida no tendría sentido, no tendría sentido haber estudiado Letras en Coimbra y haber creído siempre que la literatura era la cosa más importante del mundo, no tendría sentido que yo dirija la página cultural de ese periódico vespertino en el que no puedo expresar mi opinión y en el que tengo que publicar cuentos del siglo XIX francés, ya nada tendría sentido, y es de eso de lo que siento deseos de arrepentirme, como si yo fuera otra persona y no el Pereira que ha sido siempre periodista, como si tuviera que renegar de algo. (p.103)
           
            Sostiene Pereira sostiene que uno se puede arrepentir de lo que no ha hecho y empezar a hacerlo. Sostiene Pereira a través de la boca del doctor Cardoso, nos habla de la teoría de la confederación de las almas que vendría a confirmar esa posibilidad de cambio: Lo que llamamos la norma, o nuestro ser, o la normalidad, es sólo un resultado, no una premisa, y depende del control de un yo hegemónico que se ha impuesto en la confederación de nuestras almas; en el caso de que surja otro yo, más fuerte y más potente, este yo destrona al yo hegemónico y ocupa su lugar, pasando a dirigir la cohorte de las almas, mejor dicho, la confederación, y su predominio se mantiene hasta que es destronado a su vez por otro yo hegemómico, sea por un ataque directo, sea por una paciente erosión. Tal vez, concluyó el doctor Cardoso, tras una paciente erosión haya un yo hegemónico que esté ocupando el liderazgo de la confederación de sus almas, señor Pereira, y usted no puede hacer nada, tan sólo puede, eventualmente, apoyarlo. (p.104)

            Pereira finalmente apoyará a ese yo que puja por derrotar al otro que hasta ahora ha dominado su personalidad, y ayudará a Monteiro Rossi y a Marta, dejará a un lado el silencio y por fin podrá pedirse un oporto seco y fumar tranquilamente un cigarro.
            ¿Una limonada, señor Pereira?, le preguntó solícito Manuel mientras él se sentaba a una mesa. No, respondió Pereira, tomaré un oporto seco, prefiero un oporto seco. Es una novedad, señor Pereira, dijo Manuel, y más a estas horas, pero de todos modos me alegra, eso quiere decir que está mejor. (p.175)

            ¿Es la literatura un evento –como lo son Monteiro Rossi y Marta  para Pereira –que puede trastocar nuestras convicciones?

            Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi (1943-2012) me gustó mucho la primera vez que lo leí y me ha gustado mucho la segunda. Espero conseguir un día  la adaptación cinematográfica, aunque sin haberla visto todavía, ya me he imaginado a Marcelo Mastroianni como Pereira.

Fotograma de Sostiene Pereira (1996), de Roberto Faenza.
Patricia L.D.

4 comentarios:

  1. Excelente crónica de este excelente libro, muchas gracias Patricia.

    A mi me ha venido muy bien enterarme previamente del contexto histórico de Portugal no solo en la fecha en que se desarrolla la acción, 1938, sino en años anteriores. Creo que puede ayudar a formarse una idea mejor, aunque bien pudiera ser equivocada, de la personalidad de Pereira.

    Antes de que se me olvide decirte que dispongo de la película y está a tu disposición, si bien en italiano, no la he conseguido en castellano, pero se sigue bien y la atmósfera es imponente, además de ser toda ella fiel al libro excepto algún detalle tangencial sin importancia. Mi recomendación es primero leer el libro y luego ver la película.

    A modo de curiosidad estadística, decir que el libro tiene algo más de 46.000 vocablos. El vocablo "Pereira" aparece 947 veces, "sostiene" 183 veces, "Monteiro" 210 veces y "Rossi" 225 veces. El más repetido a lo largo del texto, como no podía ser de otra manera, es la preposición "de" que figura 1.757 veces.

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  2. Siguiendo la teoría de la confederación de las almas, en el caso de Pereira tendríamos que hablar de "las personalidades" :) Gracias por los comentarios, Ángel Luis y por ofrecerme la película. Javier también me comentó que la había visto en italiano y que se sigue bastante bien...
    Un abrazo,
    Patricia

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  3. Fenomenales estractos y reseña. De ortodoxa brevedad añado.
    La literatura, como dijo Carmen, no es la vida. La primera es solo una disciplina artìstica, divertimento, un devaneo con el que rellenar
    las horas. La vida es otra cosa. De acuerdo, más aspera e ineludible, pero yo, sin el remanso y consuelo de la
    la literatura, me resultaría mucho más insoportable seguir sin libros tan bellos, esperanzadores, valientes e intensos como "Sostiene Pereira".
    Un abazo.

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  4. Decía Borges "Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros, hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros". Yo también prefiero que los libros estén ahí... Y los pájaros y el agua. Y leer textos que hablan de pájaros y cómo beben el agua, etc., jejeje
    Un abrazo Javier,
    Patricia

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