domingo, 16 de febrero de 2014

Caos absoluto, Armando Rodera

@ArmandoRodera Le tenía ganas a este autor novel y una buena amiga me ha dado el último empujón para colar, literalmente colar, este libro entre las muchas lecturas que tenía pendientes Armando Rodera, ingeniero de telecomunicaciones, abandonó su trabajo de informático hace unos años para dedicarse por completo a desarrollar lo que era su afición de escritor, donde parece que avanza con buen pie con media docena de títulos en formato digital, alguno traducido al inglés, y uno en papel publicado en la editorial B. Estos y otros muchos detalles biográficos pueden consultarse en su página web personal y en su blog.

La acción de este «thriller» transcurre en la España de 2015, salida de unas elecciones anticipadas y al borde del colapso falta de una dirección gubernamental coherente e infectada de casos de corrupción. El «Caos absoluto» se ve venir a pasos agigantados y la población está más que harta de ver recortados sus derechos y atisbar un futuro más que negro. Continuos «flashbacks» a los años anteriores convierte el relato en una crónica actual. El protagonista, cuyo nombre y otras circunstancias solo se conocerán al final, se ha convertido en una víctima de la crisis al perder trabajo y familia casi en un suspiro. Harto de ser una persona sumisa que soporta los vaivenes y designios de políticos y poderosos, decide pasar a la acción y, asumiendo que tarde o temprano será cazado o muerto por la policía y no tiene nada más que perder, se lleva por delante a un banquero corrupto, una diputada de renombre y un miembro de la «troika» europea. De forma paralela arenga desde las redes sociales incitando a la población a, secundando su ejemplo, dejar de ser unos borregos y luchar por sus derechos y acabar con los poderosos que solo se preocupan de ellos mismos arrasando sin miramientos a la población. La inspectora de policía Sonia Murillo será encargada de una investigación policial lenta pero segura que irá avanzando hasta llegar a un final sorprendente en los terrenos profesionales pero también personales de la inspectora.

No siendo aficionado a este tipo de relatos, tengo que reconocer que me ha hecho pasar un buen rato. El autor aclara con énfasis al principio que «Esta novela es una obra de ficción. Todos los personajes y hechos… ». Si no lo hiciera así, los lectores dispondrían de un montón de nombres y apellidos de personajes reales descritos en la novela y procederían a escribir en sus trinos y en sus blog los textos que el autor pone en el blog y «twitter» del protagonista. Es una ficción pero se parece tanto a la realidad que estamos viviendo que un texto pensado para pasar el rato se convierte en un revulsivo para la conciencia al enfrentar al lector con hechos que conoce, que sufre día a día y que la incitan a la rebelión un segundo sí y otro también. Por ello, mucha crítica a la sociedad actual en su trasfondo que esperemos no se convierta en una profecía al paso que vamos.

El autor se maneja con oficio en las descripciones y los diálogos y lleva la acción adelante manteniendo la atención del lector, aun siendo de un cierto tamaño con sus ciento veinticinco mil vocablos. Siempre se piensa que podía haber sacado más partido a la trama pero esto es lo de siempre. Es verdad que la parte final del relato con los sucesos que ocurren en Valencia me ha defraudado un poco pero para gustos hay colores y esto no desmerece el tono general de la novela. Una lectura sin duda más que entretenida para los amantes del género, que mantiene la atención, para pasar un buen rato sin tener grandes pretensiones.

Algunos textos extractados ...
Hemos visto en la televisión los flagrantes casos de personas mayores o minusválidas que fueron engañadas por su sucursal bancaria de toda la vida. Seguro que conocéis a alguien personalmente. En los casos más leves podíamos toparnos con la pobre abuela a la que “secuestraban” sus ahorros durante dos años con la excusa de regalarle una batería de cocina, o incluso regalos de muy inferior valor, para …

No hay un sentimiento común, y lo entiendo. Sólo sentimientos individuales. Hasta que no te tocan lo tuyo no saltas a la yugular del que sea. Vamos tirando, subsistiendo, sin asimilar todavía que vivimos peor que nuestros padres, y que nuestros hijos vivirán todavía mucho peor que nosotros. Esa es la maravillosa democracia en la que estamos inmersos. Y seguimos sin hacer nada.

Una verdadera lástima. Sin embargo, pensé que a sus ciudadanos les estaba bien empleado, tras años y años votando a la misma formación política, la misma que había llevado a la ruina tantas otras cosas.

El mundo es un lugar muy grande, repleto de gente que merece realmente la pena. Lamentablemente está regido por una pléyade de individuos que sólo miran por su interés, intentando que sus privilegios no se acaben, aún a costa de que el pueblo se muera de hambre. Banqueros, empresarios, políticos, especuladores y demás actores de una trama cruel y despiadada. Los mismos que se permiten admitir sin ambages, a micrófono abierto, que la plebe tiene que seguir sufriendo para que ellos puedan vivir como se merecen. No creo que haya que añadir nada más.

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