Julia, Ana María Moix. Lumen, 2002 240 páginas Tapa duras con sobrecubierta 15,90 euros. |
<< Notó la
almohada húmeda pegada a la mejilla. Siempre sucedía lo mismo: empezaba por
sentir miedo, conseguía tranquilizarse pensando en Eva y, luego, era incapaz de
detener sus pensamientos. Encendió la luz de la mesilla. La iluminación de las
lámparas pequeñas no le gustaba: media habitación quedaba en la penumbra y
temía descubrir extrañas imágenes por los rincones. Le recordaba las iglesias,
los velatorios, el interior de la tumba de Romeo y Julieta que tanto miedo le
dio al ver la película. Había ido a ver Romeo
y Julieta con Rafael, Ernesto y Aurelia en un cine cercano a casa donde les
dejaban entrar aunque el programa fuera no tolerado para menores. La película,
entonces, le dio mucho miedo: salían muertos y ataúdes. Aurelia tenía la
costumbre de cantar mientras trajinaba por la cocina. Después de haber visto
aquella película, Julia se tapaba los oídos cada vez que Aurelia se ponía a
cantar si vas a Calatayud. Cada vez que Aurelia lanzaba Calatayud por los
aires, Julita recogía ataúd sin poder remediarlo. Por la noche, al acostarse,
trataba de no pensar en muertos ni cementerios; pero le venía a la mente la
palabra Calatayud e inmediatamente veía un ataúd. Y dentro del ataúd estaría
Mamá, seguro. La imaginaba metida dentro de féretro y cuatro velas encendidas
alrededor. No la vería nunca más. Se quedaría sola para siempre con Papá, que
nunca estaba en casa, y con Ernesto y Rafael, quienes andaban continuamente
tras ella deshaciéndola los lazos de las trenzas y diciéndole por lo bajo cosas
horribles para hacerla llorar: Te volverás negra y Mamá te venderá a un circo.
Mamá reía cuando Julita le contaba: Los chicos dicen que me venderás a un circo
y allí me harán pasar el plato. Julia se enfadaba cuando Mamá se burlaba de
ella, pero pensaba que aún sería peor cuando Mamá hubiera muerto: nunca más
estaría con ella. Entonces se acordaba de Bambi,
solo por los bosques después de que su mamá muriera en la cacería, y de otras
películas como Los marcianos llegan a la
tierra y Cuando los mundos chocan, en
las que morían miles de personas y se veían las ciudades inundadas por las
aguas. De vez en cuando aparecía algún niño solo, llorando en el tejado de una
casa que permanecía en pie. Pensar en la muerte de Mamá le producía un dolor
inmenso, apenas podía respirar. Por eso no quería pensar en Romeo y Julieta, ni
acordarse de Calatayud, porque inmediatamente veía el ataúd y, luego, a Mamá,
muerta.>> pp.26 y 27.
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