sábado, 31 de mayo de 2014

El buen uso del español, Real Academia de la Lengua

Como su propio título indica, no es un libro de lectura, sino de consulta. Para tener a mano como libro de cabecera por las personas interesadas en escribir correctamente siempre y cuando, claro está, se escriba. En los tiempos actuales no se lleva mucho eso de escribir, quizá todo lo más mensajes cortos en las aplicaciones del teléfono móvil o correos electrónicos tecleados deprisa y corriendo con alguna que otra… incorrección, aunque se entiendan.

Aunque no es de lectura, me lo he leído. A ratitos, a pequeños sorbos, he podido constatar lo poco que sabemos, perdón, que sé, acerca de nuestra lengua y de cómo se usa de forma correcta. Normas de todos los tipos y colores acerca de un idioma más bien complejo y al que hay que dedicarle tiempo si se quiere usar bien. Aparte de las letras y sus combinaciones, el uso de los signos de puntuación tiene sus intríngulis y no digamos ya temas candentes como acentos, adaptación de extranjerismos, concordancias, género, derivaciones, latinismos, prefijos o sufijos, preposiciones, conjunciones, pronombres artículos… así hasta una eternidad de conceptos y usos que marean hasta el más pintado a poco que se preocupe por hacer un uso correcto de ellos.

Es cierto que los correctores automáticos de los programas de ordenador ayudan una enormidad en la creación de textos, pero flaco favor nos haríamos si confiáramos ciegamente en ellos a la hora de poner de forma pública un texto. Por mucho que se esfuercen en detectar palabras individuales y frases, no pueden llegar, nunca podrán llegar, al cien por cien de los matices de nuestra querida lengua, el español, que no el castellano, aunque muchas veces se confunda o se utilice sinónimamente.

Un libro muy bien encuadernado, avalado por la Real Academia Española de la Lengua y la Asociación de Academias de la Lengua Española, que tiene un precio alto muy cercano a los 30 euros pero que en mi caso puede ser considerado como una muy buena inversión, no solo por su lectura sino por su contenido y la posibilidad de consultarlo a la mínima duda que me surja. Los apéndices, con temas como conjugaciones, numerales, abreviaturas, símbolos o la lista de países, con sus capitales y gentilicios, son una delicia como referencia ante las dudas. Por ejemplo, como se llamaría a un habitante del recientemente creado país o nación de Sudán del Sur? Pues, está claro: sursudanés, una palabra que el corrector automático de textos da como inválida.


1 comentario:

  1. Me parece un libro indispensable. Me haré con él. Gracias por la entrada :-)
    Un saludo

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