En "Visión de Nueva
York" me encuentro con una Carmen Martín Gaite (Salamanca, 8 de diciembre de 1925-Madrid, 23 de julio de 2000) que desde este instante
pasa a formar parte de mi imaginario collage en el que voy a pegar a personas y personajes paseantes. Dice su
hermana Ana María: Amaba la calle. Era
como su cuarto de estar, y en este trabajo se aprecia con claridad que sus
fuentes de información las obtuvo siempre de su deambular por la ciudad, de su
implicación física e intelectual en la actividad ciudadana.
En "Visión de Nueva York" vemos a
Carmen caminar, y seguimos sus pasos no sólo a través de sus palabras, también
a través de sus collages. Porque este
libro-cuaderno es una mezcla de textos propios y ajenos, fotografías, recortes
de periódico, anotaciones, sobres, facturas, anécdotas, su día a día en esa ciudad, todo cosido por sus manos –ella que tanto
admiraba a los artesanos –las manos de Calila, como la llamaba Ignacio
Álvarez Vara. Y aquí tengo que recoger algunas palabras de Nacho -como le
llamaba Martín Gaite a él- aunque es tan hermoso el retrato que hace de ella que me quedo con ganas de transcribirlo entero: Las hadas vienen de mundos tejidos con hilo
de oro. Calila llegó a hacer de su forma de tejer el mundo, y de recordarlo,
representarlo y presentirlo, una manera de ser. Las cosas insignificantes, ella
podía transfigurarlas. Para eso era un hada. Pero ni dibujaba ni vivía ni
escribía a golpes de varita mágica. Admiraba el trabajo y lo practicaba como
religión.
Carmen Martín Gaite empezó este cuaderno como homenaje a su amigo Nacho (que desde hacía
años le insistía para que fuera a Nueva York) y como un homenaje a Edward
Hopper: gracias a una exposición retrospectiva a la que pudo asistir, contempló la obra del pintor, saliendo
entusiasmada. Dentro del cuaderno encontramos palabras y un collage dedicado a él: Él no fue un pintor "social" o un
"intelectual", afortunadamente estuvo libre de "ideas". Lo
que le atrajo en el curso de su larga vida y de su difícil profesión fueron
ciertos temas que se repiten: personajes solitarios en habitaciones desnudas,
restaurantes, teatros; puentes y azoteas deshabitados (...).
Por este cuaderno caminamos junto
a ella y nos vamos encontrando a personas
anónimas que gracias a su pluma y
trabajo de cortar y pegar, Carmen convierte en personajes entrañables; escritoras como Virginia
Woolf con la que tiene tanto en común; Woody Allen, Greta Garbo, músicos, calles, sueños, reflexiones,
familiares, excursiones y hasta sus ganas de dejar de fumar: A ver si dejo de fumar de una puñetera vez.
Ya se me olvidan las veces que lo he decidido y que he vuelto a caer en la
chupadita. Tal vez esto de recortar y pegar, además de lo divertido que es,
puede llegar a convertirse en un sucedáneo del tabaco(...) Hoy he comprado en
Broadway lápices de colores, que aquí son muy baratos, una cinta de cello
transparente y el New York Post, que
trae muy buena materia para mi trabajo.(...) Busca la materia en todo lo
que cae en sus manos y nos lo devuelve con esa mirada tan especial que tanto me
gusta.
Tengo la edición de tapa dura, regalo que me hizo mi madre hace unos años, y estos días he decidido volver a abrirlo, mirándolo y leyéndolo como si fuera la primera vez:para los lectores de Martín Gaite es un tesoro.
PATRICIA L.D.
Muchas gracias por esta entrada, Patricia, encantado de verte por aquí.
ResponderEliminarUn libro más que añadir a la lista de una autora que para mí ya es imprescindible.
Cómo nos gustó el día dedicado a Carmen en el club. A los lectores que les guste Carmen ya saben que pueden buscar y encontrar más libros reseñados en ALQS2D.
ResponderEliminarGracias Ángel Luis,
Patricia