domingo, 14 de junio de 2015

Caja negra, de Francisco Narla

@FranciscoNarla, gallego nacido en Lugo en 1978, es comandante de línea aérea que compagina su profesión con la de escritor, contando en su haber con varias novelas publicadas desde 2009 en que vio la luz la primera titulada «Los lobos del centeno». «Caja negra» es su segunda novela, publicada inicialmente en 2010 y que ha sido recuperada en estos días por la editorial Planeta debido a ciertas similitudes en algunos de sus pasajes con la tragedia aérea que ha tenido lugar en los Alpes cuando un piloto de la compañía Germanwings estrelló deliberadamente un avión falleciendo toda la tripulación y el pasaje. Otras novelas publicadas son «Assur» y «Ronin». La página web del autor con más información podemos encontrarla utilizando este enlace.

Dos historias transcurren paralelas hasta confluir en un final común e incluso llegar un poco más allá. Sinesio Amorós es un oscuro funcionario de la administración local, soltero y con gato en casa en los comienzos del libro, que empieza a interesarse por el mundillo de los fenómenos paranormales y la grabación de psicofonías. Por otro lado, Thomas Rye es un piloto de la imaginaria línea aérea Ocean Skyes que mantiene una conducta poco comunicativa con sus compañeros de tripulación y que esconde una oscura afición por cometer asesinatos por todas las ciudades a las que vuela y coleccionar parte de su anatomía. Un asesino en serie pero con miles de kilómetros de distancia entre sus víctimas debido a su profesión. Un avispado policía llegará a intuir algo sin llegar a concretarlo aunque el autor resuelve la situación de forma brillante que no podemos comentar aquí. Ambos protagonistas avanzan en sus historias: por una lado Sinesio llega a casarse con Rosalía, que le ayuda en sus búsquedas por el pasado celta en un supuesto pueblo de Dúbriga, en la Galicia interior, consiguiendo una relativa fama en el los mundos paranormales y Thomas cometiendo sus crímenes en diferentes partes del mundo cada vez de una forma más descuidada y descontrolada . Todo confluye en un final que es el que ha puesto de relieve la novela en estos días por la asombrosa y desgraciada coincidencia con el siniestro ocurrido en los pasados meses.

Vi la novela anteayer, viernes por la tarde, en la sección de novedades de la biblioteca que visitaba. Interesado como estoy por un asunto que no viene al caso en temas de aviación, pude ver en su contraportada la siguiente frase: «La novela que anticipó la tragedia de Germanwings»… Me estaba resultando un poco pesada la lectura que tenía entre manos y me dije que podría ser interesante cortar y dedicar el fin de semana a una lectura más liviana y entretenida, como así ha sido. No soy amigo de este tipo de «thriller» pero no viene mal de vez en cuando desengrasar un poco, por lo que la ocasión la pintaban calva. Un par de días me ha durado su lectura, que es tremendamente adictiva. Aparte de, supongo, dominar los mandos de un avión y por tanto el lenguaje y los procedimientos relativos a este medio de transporte, se nota también el dominio del lenguaje por parte del autor, lo que me ha hecho acudir al diccionario en varias ocasiones en busca del significado de algunos vocablos, cuestión que me resulta atractiva e interesante. No soy amigo de las frases cortas y la cercanía y profusión de los puntos, aparte y seguidos, en los textos, pero para gustos hay colores y esto es un tema y opinión estrictamente personales. Con frecuencia, líneas están compuestas de una sola palabra en sus trescientas cincuenta páginas en la edición impresa. Habría que hacerse con la electrónica para ver el número de vocablos, que aventuro no será numeroso. He detectado lo que yo creo son algunas erratas, impropias de una editorial como la que nos ocupa, y que ya he comunicado al autor para su estudio a través de la sección de contactos de su página web.

Es de destacar el manejo de los tiempos y la interrelación de las dos historias que componen el eje principal de la novela. Los saltos de un asunto a otro están muy conseguidos hasta hacerlos confluir e incluso su continuación al menos por mí no esperada y que me ha dejado un buen regusto. Como digo, dinamismo en el relato que hace pasar un rato muy entretenido aprendiendo cuestiones de aviación, psicofonías, mundos celtas e historias de la Galicia profunda, aunque ya comenta el autor en un final más que interesante lo que hay de cierto y lo que no además de avisar que, para mantener la dinámica de la novela, muchas situaciones se han simplificado deliberadamente.




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