miércoles, 1 de julio de 2015

El significado de la noche, de Michael Cox

Michael Cox, nacido en 1948 en Northamptonshire fue un biógrafo, novelista y músico británico que se licenció en literatura inglesa en Cambridge. Llegó a editar discos de música rock para pasar después al mundo editorial y a su faceta de escritor. Debido a un cáncer que le sobrevino en 2004, comenzó a perder la vista y fue un detonante para ponerse por fin a escribir esta novela, en la que llevaba pensando una treintena de años. En 2006 se hizo realidad «El significado de la noche». Dos años más tarde, en 2008, publicó «El legado del tiempo», una especie de secuela que heredó la ambientación y escenarios de su primera obra. Alguna biografía y recopilaciones de cuentos conforman su bibliografía. A los 60 años, en 2009, falleció en Londres víctima de un raro cáncer vascular.

Dos personajes principales son la base de la novela: Phoebus Daunt de una parte y Edward Glyver o Glaphtorn o Duport de otra. Predestinados a encontrarse en sus aspiraciones en la vida, coinciden en tiempos de su formación universitaria cuando Phoebus humilla a Edward, jurando este llevar a cabo su venganza de una forma lenta y obsesiva, sin importarle la espera. A modo de entrenamiento, Edward comete un asesinato en una persona anónima, comenzando así sus peripecias como empleado y ayudante de una conocida firma de abogados en la que se especializa en trabajos no muy limpios o legales. En sus tres facetas que se corresponden con los tres apellidos que utiliza, se relaciona con todos los mundos posibles, desde la nobleza a lo más bajo. Aunque nacido sin padre, poco a poco va descubriendo aspectos que le ligan a Lord Tansor con un cierto parentesco no demostrado que encona el enfrentamiento con el propio Phoebus por la sucesión y la herencia. Personajes y escenarios de la alta alcurnia británica y de los bajos fondos de Londres se entremezclan en una sinfonía de hechos, situaciones y ambientes que van entretejiendo una historia y un final apasionante.

Leí este libro por primera vez hace ocho años, en 2007, por la recomendación de un familiar que me lo puso en las manos y me conminó a su lectura casi por obligación. De considerable tamaño, con más de 650 páginas albergando más de 203.000 vocablos, es uno de esos libros a los que se le encuentran nuevos resplandores con su relectura, que ha venido motivada esta vez al ser elegido como libro del segundo trimestre del Club de Lectura de este blog de A leer que son 2 días.

Primorosamente ambientado, lugares y personas, en la época victoriana de la primera mitad del siglo XIX en Londres y campiña, desarrolla una trama muy bien entretejida, plausible, con un relato vívido y ajustado, que mantiene muy alto el interés, salvo en los primeros momentos. Los saltos adelante y atrás, la mezcla de relatos en primera persona con cartas, manuscritos y libros, y así como una excelente documentación de la época, especialmente en libros y encuadernaciones de calidad, hacen de él una lectura muy recomendable. Quizá algunos lectores encuentren un inconveniente en su extensión, al recrearse el autor en amplias descripciones sobre personajes y escenas, pero para gustos hay colores y habrá sin duda lectores, es mi caso, que disfruten de esta extensión e incluso reclamen más detalles.

«…es una fabulosa historia de crímenes, engaños, amor y venganza en la Inglaterra victoriana»

Un libro de esos cinco que me llevaría a una isla desierta, una narración atrayente y seductora, brillante e inteligente, a la altura de otros autores de renombre en obras de este tipo. Un novela para saborearla y leerla sin prisa, para recrearse en la complejidad de su historia, para dejar volar la imaginación en los sórdidos ambientes de Londres o en la glamorosa finca de Evenwood, para descubrir la psicología de sus personajes y que a buen seguro no nos dejará indiferentes, en uno u otro sentido. Un autor bastante desconocido que yo he puesto entre mis preferidos.

Ahora me queda una duda para investigar. Al leer «Desde hacía un par de días soplaba un viento muy fuerte, y la lluvia había convertido las carreteras y los senderos de los alrededores en auténticos lodazales» me rechina el término «carreteras» al tener en cuenta que estamos situados en 1821. ¿Había carreteras en esa época o eran solo caminos?


1 comentario:

  1. Lei esta novela en 2008, creo que por recomendación del autor de esta entrada, ya entonces me fascinó y lo tengo entre mis favoritos como ya manifesté en este enlace del blog: http://alqs2d.blogspot.com.es/2010/05/nuestros-libros-favoritos.html .Con retraso para la fecha del club de lectura de ALQS2D he leido de nuevo esta apasionante novela, de la que, como la mayoría de libros que leo, únicamente guardo en mi memoria SENSACIONES (seguro que INCIERTAS) y que se han visto absolutamente corroboradas con esta relectura, me parece un libro maravilloso, sorprendente, distinto, y que me ha vuelto a producir esa sensación de gozo que te proporciona la lectura de un libro muy trabajado, y en esta ocasión complementado con la segunda parte de la historia, El legado del tiempo, en la que el autor completa la obra con otra protagonista, en este caso la hija del 'asesino' que protagonizó la primera parte y en la que nos encontramos con un maravilloso desenlace en el que el ingenio sigue siendo el principal ingrediente. Un novela imprescindible, absolutamante recomendable.

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