Baltasar Garzón, jaenés nacido en 1955 en la localidad de Torres, hijo de familia humilde, se inició en los estudios en los seminarios de Baeza y Jaén, acabando licenciado en derecho en 1979 por la universidad de Sevilla. Casado y con tres hijos, comenzó la carrera judicial en 1981 y llegó a magistrado de la Audiencia Nacional en donde permaneció hasta 2010, dirigiendo operaciones de gran calado en temas de narcotráfico y terrorismo entre otros. También ha realizado actuaciones en temas de Derechos Humanos, algunas de las cuales le han granjeado enemistades que al final han contribuido a su expulsión del mundo de la judicatura, inhabilitado de forma poco clara por acusaciones de prevaricación y cohecho en el todavía activo caso «Gürtel» con más de setenta imputados, la gran mayoría de ellos miembros del partido en el Gobierno de la Nación. Luchador incansable dentro y fuera de nuestras fronteras, preside la Fundación Internacional Baltasar Garzón, FIBGAR, claro referente mundial en asuntos de defensa de los Derechos Humanos. Participante y colaborador activo en numerosas actividades de todo tipo a lo largo y ancho del mundo, ha escrito varios libros entre los que podemos destacar «Cuento de Navidad, es posible un mundo diferente (2002)», «La lucha contra el terrorismo y sus
límites (2006)», «El alma de los verdugos (2007)», «La línea del horizonte (2008)», y «La fuerza de la razón (2011)». Es doctor
Honoris Causa por más de una
treintena de universidades de todo el mundo y participó activamente en la
política española en 1993 encuadrado como independiente en las listas del PSOE,
llegando a ser delegado del gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas y
diputado aunque un año escaso por coherencia con sus planteamientos. Por todo
ello es un personaje admirado por unos y odiado por otros según los intereses
que persiga cada cual.
Como se indica en su portada,
el libro es un recorrido por los numerosos casos de corrupción ocurridos en los
últimos cuarenta años en España. Desde los MATESA, FILESA, Gal o RUMASA,
pasando por los de Roldán o de "El pocero" hasta los más recientes
Gürtel o Tarjetas black. Este libro, publicado en este año 2015 y por tanto de
rabiosa actualidad, contiene una descripción detallada de la casuística y las
personas o entidades implicadas, estructurado en diferentes capítulos según el
ámbito, como pueden ser Policía, Judicatura, Finanzas, Iglesia, Partidos
Políticos, etc. etc. Delitos de todo tipo tales como prevaricación, cohecho,
tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, fraude a la
Administración Pública, falsedad documental, delitos contra la Hacienda Pública,
blanqueo de capitales, estafa procesal en grado de tentativa, apropiación
indebida o asociación ilícita en el ámbito de la contratación desfilan
machaconamente por sus páginas una y otra vez. Sin descender a los
numerosísimos episodios digamos menores que escapan al ámbito de esta obra, los
casos tratados permiten hacerse al lector una idea clara de los tratamientos
ocurridos y como los procesos se han ido diluyendo en el tiempo hasta quedar en
nada o en poco y para muy pocos o ninguno de los implicados. Al final el autor
se moja con una serie de recomendaciones concretas sobre acciones a tomar, en
las que por desgracia el uso del condicional, se debería, habría que…, es
frecuente. Los lectores ya entrados en años recordarán uno por uno todos los
casos tratados en amplio ensayo de seiscientas ocho páginas en su edición
impresa que contienen doscientos dieciséis mil seiscientos ochenta y siete vocablos
de los que los más utilizados son, como no podía ser de otra manera, «caso» en ochocientas veinticinco ocasiones
o «corrupción» que aparece
setecientas diecisiete veces.
Se trata de un libro duro,
extenso e intenso, que describe con pelos y señales la corrupción que ha
contaminado y sigue cercenando los cimientos de la reciente democracia española.
Dado el tratamiento que se ha dado y se sigue dando a los numerosos casos que
proliferan en toda la geografía nacional, la podredumbre sigue socavando estos
cimientos con fuerza e intensidad dada la sensación de impunidad que anima a
los personajes del mundo de la política, las finanzas, la empresa o los
estamentos públicos a bordear la legalidad y sobre todo la ética para utilizar
todos los medios a su alcance en aras de obtener provechos para sí o sus
familiares o allegados. Fango es poco para describir la maraña de casos, los que
se conocen, que según la documentación del libro mantienen una constancia en el
tiempo con independencia de gobiernos de uno u otro signo o situaciones
económicas. La lectura pudiera resultar por momentos tediosa dada la gran
cantidad de datos contenidos en sus páginas, algunos de ellos repetitivos y
técnicos, para los que el autor se ha servido del servicio de documentación de
la FIBGAR según manifiesta en sus agradecimientos finales. Los escándalos son
numerosos y pocas o ninguna vez se saldan con la restitución de lo sustraído
que queda en los bolsillos del infractor para llevar una vida regalada mientras
se jacta de sus actos cuando no se ríe a mandíbula batiente de todos los
mortales. Recordemos, por citar un caso, el asunto llamado de las «tarjetas black» de Bankia que todavía
colea y que visto lo visto no ha costado nada, por ahora, a los beneficiados y
sí la expulsión de otro juez, Elpidio Silva, por atreverse a meter en la cárcel
en dos ocasiones a la cabeza principal del asunto. Mucho nos tememos que estos
episodios de fango y guano, por qué no emplear la castellana «mierda»,
continuarán porque no aprendemos de la historia y no hay una voluntad real de
luchar contra estas prácticas deleznables. El popular «ponme donde haya que ya me encargo yo de cogerlo» se sigue al pie
de la letra por cada vez más personas y en más estamentos y ámbitos.
Y a continuación, algunas
perlas entresacadas de sus páginas, en las que los resaltes en negrita son
cosecha particular.
Aunque no puede considerarse endémica, podríamos decir que la corrupción
sí es, al menos, un modus vivendi de muchos cargos públicos de España.
Este libro nace con la intención de ser un necesario recordatorio, un
ejercicio obligatorio de reflexión que nos pone frente a la cruel realidad de
cómo la corrupción que crece, se acepta y se consolida en el franquismo,
termina por afianzarse en nuestro país tras una Transición demasiado benévola y
una democracia tan permisiva como favorable con quienes sistemáticamente han
traicionado la confianza del pueblo con mil trampas y aprovechamientos, hasta
el punto de poder afirmar que hasta ahora la corrupción no ha sido combatida a
fondo desde ningún sector, ni ha existido voluntad política de limpiar el fango
que inunda las instituciones y muchos sectores de la sociedad española.
«No hay riqueza inocente», como dice Rafael Chirbes en su novela “Crematorio”,
probablemente el retrato más fiel y descarnado de la realidad de las relaciones
entre los ayuntamientos, el desarrollo urbanístico, los constructores y la
corrupción..
Un sistema que permite
que parentescos o amistades sean una palanca, jamás será un país serio.
En España son ancestrales el amiguismo, el enchufismo, el servilismo o el
sometimiento en función del favor que te hagan o que pidas. La deuda, no de
gratitud, sino de interés, te marca para siempre. Antiguamente, se pedía al
señorito o terrateniente, al señor cura, al político de turno y al empresario
opulento que controlaba la economía o las finanzas.
La desmesura de los gastos del señor Blesa con dinero que no era suyo es
paradigmática por su zafiedad y descaro.
Pero el desprecio por dicha causa está en la base de todos estos
comportamientos. De momento, lo que han conseguido es que la comunidad
social haya perdido la confianza institucional, y recuperarla es muy
difícil.
el dinero ha degradado a las instituciones y que muchos representantes
políticos se han hundido en el fango de la corrupción
Es tiempo de la revolución de la indignación activa.
…el futuro no se puede construir sin tomar como base lo que nos enseñó el
pasado.
En la aplicación de la ley no debe hallarse venganza ni pasión. Tanto mal
haces a la comunidad, tanto habrás de pagar. En las religiones existe, sin
embargo, un elemento suplementario, la moral religiosa.
El creyente y el ateo han visto durante siglos a la Iglesia predicar con
la letra y la palabra, pero no siempre con los hechos. Independientemente de
los casos de pureza, entrega y altruismo de misioneros, párrocos y creyentes
practicantes, la Iglesia católica tiene que soportar la pesada losa que supone
la contradicción del que no hace ni piensa lo que dice.
Era raro no ver que los abogados «engrasaban» los procedimientos para que
se adelantaran, para que avanzaran de posición y el embargo se hiciera con
carácter preferente respecto a otro, con lo cual se inscribía antes en el
registro de la propiedad y el acreedor disponía a partir de ese momento,
…doble vara de medir que nos lleva a reflexionar sobre la independencia
de nuestro Tribunal Supremo y los efectos que estas resoluciones arbitrarias
pueden tener sobre ese Estado de derecho que dice defender. No debe olvidarse,
en un libro como éste, que en el cambio de criterio de la fiscalía concurría un
pequeño cambio. Cuando la fiscalía estuvo de acuerdo conmigo tanto en la
investigación como en el juicio, el fiscal general del Estado era Cándido
Conde-Pumpido, y cuando Narváez emitió su informe ya había sido nombrado por el
Partido Popular el nuevo fiscal general, Eduardo Torres-Dulce.
«Cuanto más corrupta una sociedad, más numerosas las leyes». EDWARD PAUL
ABBEY
«Colgamos a los ladrones de poca monta, pero a los grandes ladrones los
elegimos para cargos públicos». ESOPO
«Locura es repetir lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos» ALBERT EINSTEI.
Nuestro sistema político favorece la consolidación de la corrupción. El
hecho de que no existan límites de mandatos electorales puede convertir la
política, como ya hemos dicho, en una profesión y en un reparto de
puestos como medio de vida para siempre. La permanencia por un máximo de
dos legislaturas airearía los órganos del Legislativo y del Ejecutivo.
En este sentido, merece especial atención la campaña «Restarting the
Future»…
Es ese modelo el que
hay que combatir, y para ello no pueden continuar al timón aquellos que han
provocado el hundimiento. Se precisa un corte profundo, quirúrgico, para acabar
con todos aquellos que nos han conducido a esta situación o lo han consentido o
disfrutado, y eso sólo lo puede hacer el pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
opiniones