Lev Nikoláievich Tolstói es un escritor ruso, considerado como uno de los grandes de la literatura universal y que nació en 1828 en el seno de una familia aristocrática, quedando huérfano a los nueve años y siendo criado por parientes y tutores en un ambiente religioso. Comenzó estudios de derecho en la universidad pero los abandonó pronto entregándose a una vida relajada en Moscú y San Petersburgo. Comenzó a adentrarse en el mundo de la literatura en 1852 con la publicación de textos autobiográficos y relatos de la Guerra de Crimea donde combatió como militar durante escaso tiempo. Alcanzó gran éxito con sus dos más conocidas novelas, esta que comentamos hoy y «Guerra y Paz», uno de los hitos clásicos la literatura universal que a decir de todos los entendidos nadie debería dejar de leer una vez al menos en su vida. Atacado por profundas crisis espirituales se retiró al campo, abandonó prácticamente la literatura y práctico una vida rural y sencilla, aunque en algún momento y para recaudar fondos volvió a publicar alguna novela. Murió en 1910 a la edad de 82 años cuando se retiraba a vivir en un monasterio. Su bibliografía es muy extensa y excede de su comentario aquí, pudiendo encontrarse en numerosas páginas de internet. Junto con Fiodor Dostoyesvski es un maestro de la literatura realista de la época, que trata de reflejar fielmente la sociedad a través de la literatura. Cultivó muchos géneros, novela, cuento, crónica, biografía, ensayo, teatro… habiendo sido muchas de sus publicaciones llevadas a la gran pantalla.
Anna Karénina vio la luz en 1877 y cuenta dos historias paralelas: la de una mujer atrapada en las convenciones sociales y la de Levin, un terrateniente filósofo y escritor que intenta mejorar las vidas de sus criados. Anna está convencionalmente casada cuando se cruza en su camino el conde Alexei Wronsky, militar adinerado y con fama de conquistador, del que se enamora profundamente saltando por encima de todas las convenciones sociales de la época y llegando al final al adulterio que provoca el repudio de su marido y el dejar su familia y su hijo para huir con su amante. La estigmatización social por aquel entonces no era igualmente sufrida por mujeres que por hombres, como se constata en el principio de la novela en carnes del propio hermano de Anna. Wronsky había frustrado inicialmente el enlace de Levin y Kitty que al final termina en boda. La vida transcurre en diferentes escenarios de Moscú, San Petersburgo y zonas rurales hasta que la presión social hace mella en la relación entre Anna y Wronsky que llega a deteriorarse grandemente, llevando a Anna a un fatal desenlace.
«El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde».
He elegido para la lectura la traducción realizada por Víctor Gallego Ballestero tras haber consultado opiniones diversas en internet. Lo suyo sería leer otra traducción pero los 352.000 vocablos que componen la obra hacen desistir de ello al más pintado, al menos durante una época. Se trata de un verdadero catálogo de las contradicciones sociales en los terrenos público y privado, verdadera obra de arte literario, realista, costumbrista, fiel reflejo de la sociedad rusa de la época, influida profundamente por la tradición y la religión, tanto de la nobleza y las ciudades como de los campesinos y las zonas rurales. El alma humana y sus emociones es desgranada magistralmente por él autor que nos transmite profundas lecciones morales a través de los textos vívidas imágenes de los protagonistas, sus familias y sus criados, permitiendo al lector un aprendizaje sin duda valiosísimo para su propia existencia y para replantearse sus concepciones sobre la vida, la sociedad y las relaciones humanas en términos de felicidad y sufrimiento.
«Anna llega a la conclusión de que, con el paso del tiempo, el amor se troca en odio, y entonces ya no caben componendas…»
Una lectura prolongada y deliciosa que lleva al lector con todo detalle por las vidas de los intervinientes, aunque al final no llegue uno retener sus nombres y apellidos ni sus reducciones aunque son repetidos hasta la saciedad a lo largo del texto. Es necesario tomar conciencia y situarse en la época, finales del siglo XIX, para comprender mejor el desarrollo de la obra. Imprescindible quisiera pensar tanto o más como «Guerra y Paz», la mitad en extensión que esta, que queda en la lista de pendientes desde este mismo momento
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