@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Destinado en Huesca, su profesión es la de Policía Nacional y de ella obtiene numerosas situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. Cuenta con una decena larga de libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Yo tuve la ocasión de contactar con él hace años en un «Getafe Negro» donde se habló de la corrupción en los estamentos judiciales y policiales, un tema jugoso e interesante cada vez más de moda. Alguno de sus libros ya han sido reseñados en este blog como «La noche de los peones» o «Ángeles de granito».
«Una historia de policías» ha visto la luz recientemente y al parecer ha suscitado al autor serios problemas dentro del Cuerpo por envidias personales o animadversión de sus jefes, que le han abierto un expediente por «dañar la imagen de la corporación y aprovecharse su condición de miembro de las fuerzas de seguridad del Estado para promocionar sus novelas». Quizá la viveza del relato haya posibilitado que alguien se dé por aludido o se haya identificado con alguno de los personajes. Ya es sabido por todos que «se trata de una obra de ficción, producto de la imaginación del autor; los lugares y personajes son ficticios. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia…». Si algún policía real de carne y hueso se siente identificado con los hechos relatados es como para preocuparse, y más después de que todos hemos podido contemplar por difusión mundial imágenes grabadas por error por la policía norteamericana dejando pruebas para posteriormente incriminar a una persona. Como siempre, en vez de ocuparse y preocuparse de los hechos, lo mejor es «matar al mensajero». El autor, muy activo en las redes sociales, ha recibido innumerables muestras de apoyo.
Lorenzo, Antonio, Joaquín, Juan Carlos y Jorge son cinco policías que coincidieron en la academia y que desde entonces han mantenido una gran amistad. Han estado en diferentes destinos pero en el momento de la novela han coincidido en Huesca. Lorenzo es el narrador de los hechos que empieza la novela por el final dando pistas casi certeras de cómo va a acabar la cosa. Recibe una llamada a media noche de Antonio para asistir a entrevistarse con él en un aparcamiento donde le cuenta que se ha metido en un «marrón» de considerables proporciones y tiene un «fiambre» en el maletero del coche. Pide ayuda a Antonio para deshacerse de él y aunque las connotaciones no están muy claras, Lorenzo accede en aras de la amistad entre ambos. Poco a poco van implicando a los otros amigos que se enzarzan en una espiral de hechos verdaderamente espeluznantes, implicando armas, coches y dependencias oficiales hasta conseguir deshacerse del cadáver, que pertenece a un medio delincuente que atiende por el nombre de Dull, de etnia gitana. Curiosamente la denuncia por la desaparición no la presenta la familia de Dull sino Olivia, hija de un joyero famoso de Huesca, ciudad en la que transcurren los hechos. Pasado el tiempo, el cadáver es descubierto casualmente y entonces Lorenzo empieza a darse cuenta de que su amistad puede haber sido traicionada y que los hechos no eran como parecían.
El autor hace gala de una gran imaginación sobre hechos ficticios a los que dota de una veracidad que hace dudar al lector, que desgraciadamente puede no verlos tan irreales al menos en un gran porcentaje de los mismos. Los policías saben cómo actúa la policía y por ello tienen serias dudas a la hora de cometer un delito que en el argumento de esta novela tendría que ser investigado por ellos mismos caso de salir a la luz. Las descripciones precisas de las situaciones, la psicología de los cinco policías amigos, con sus historias arrastradas, la relación entre el desaparecido Dull con Olivia y uno de los policías –Antonio—es una caldera explosiva de hechos y situaciones que atrapan al lector en cambios continuos tan fáciles de seguir como difíciles de asimilar. Nuevamente el autor hace gala de una gran imaginación que plasma con una prosa elegante y fluida que atrapa al lector hasta el final, que aunque parcialmente desvelado al principio, se resiste a creer.
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