Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki, Japón, en 1954 pero a los seis años se trasladó a Inglaterra donde reside habiendo adquirido la nacionalidad británica en 1982. Imbuido de espíritu occidental, mezcla sus vivencias con sus ancestros orientales como se refleja en su novela Un artista en un mundo flotante. Como algunas de sus novelas, Los restos del día, publicada en 1989, está ambientada en el pasado aunque también ha destacado como escritor de ciencia ficción en su Nunca me abandones. Ha conseguido numerosos premios a lo largo de su trayectoria como escritor teniendo como más relevante el Premio Nobel de Literatura concedido en el presente año de 2017.
La narración está ambientada en la Inglaterra en los años cincuenta del siglo XX. Stevens ha sido mayordomo en la mansión de Darlington Hall sirviendo a lord Darlington durante más de treinta años. A su fallecimiento, la propiedad pasa a manos de un norteamericano que mantiene al mayordomo en su puesto. Con motivo de su ausencia por un viaje a EE.UU. durante unas semanas, el nuevo propietario anima a Stevens a tomarse sus primeras vacaciones, prestándole el coche de su antiguo patrón con la gasolina pagada. Con diferentes vicisitudes a lo largo de su viaje, cruzará Inglaterra para visitar a la señora Benn —que de soltera era la señorita Kenton y fue durante muchos años ama de llaves de la mansión— con la esperanza de poderla contratar de nuevo. Tuvieron muchas diferencias sobre la manera de enfocar y llevar a cabo sus respectivos cometidos pero mantuvieron siempre un tono profesional y respetuoso. Stevens aprovecha el viaje para brindarnos sus numerosos recuerdos sobre los personajes que habitaron y visitaron la casa y los sucesos ocurridos en ella a lo largo de tantos años.
Los mayordomos ingleses de mansiones han sido siempre una leyenda y el protagonista de esta novela es un prototipo de ellos. Narrando en primera persona sus recuerdos e impresiones con diálogos sencillos y un lenguaje cautivador mete al lector en un mundo especial en el que prima la dignidad por encima de otras virtudes como la fidelidad y un saber estar en cualquier situación incluso por encima de sus propios asuntos personales, como puede ser, en la novela, la muerte de su propio padre al que no pudo atender por tener una visita importante en la casa. Como digo, una prosa elegante y cuidada despliega ante el lector un sinfín de imágenes que desvelan la realidad del personaje a lo largo de su vida dedicada por entero a su quehacer como mayordomo. El resto de los personajes de la novela son secundarios excepto la señorita Kenton que tiene alguna preponderancia en el relato sin llegar a eclipsar al señor Stevens.
En 1993 se estrenó la película titulada Lo que queda del día (The Remains of the Day en inglés), dirigida por James Ivory e interpretada por Anthony Hopkins, Emma Thompson y Christopher Reeve como actores principales. He hecho el esfuerzo de visionarla con los diálogos y subtítulos en inglés resultando una verdadera delicia pero, como digo siempre, después de leer el libro, pues como lector se generan imágenes propias que no siempre coinciden en calidad y cantidad con las de la película. Un libro muy recomendable para disfrutar y acercarse al reciente premio Nobel y disfrutar de esa flema inglesa que ha estado tan de moda en series televisivas como Arriba y abajo o Downtown Abbey entre otras.
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