@DavaSobel Dava Sobel nació en 1947 en Nueva York y se graduó en arte en la Universidad del Estado de Nueva York en Binghampton. Doctora honoraria por otras universidades, se ha dedicado a la escritura y el periodismo científico divulgativo colaborando con empresas de la talla de IBM o el New York Times. Su trabajo en aras de la divulgación ha sido premiado en numerosas ocasiones. Entre sus libros podemos citar además del presente «El universo de cristal», «La hija de Galileo» y «Los planetas».
Al escueto título del libro, en algunos portales se le añade el texto de «La verdadera historia de un genio solitario que resolvió el mayor problema científico de su tiempo». El libro narra la historia del científico y relojero escocés John Harrison, un genio solitario cuyos logros fueron rechazados por la élite científica de su tiempo, pero que consiguió resolver un problema aparentemente imposible: descubrir un método que permitiera a los marineros determinar la longitud exacta de su posición en el mar. No se trataba de ninguna curiosidad excéntrica: antes de descubrir la longitud, los barcos solían desviarse tanto de su rumbo que los marineros morían de inanición o de escorbuto antes de haber alcanzado ningún puerto. Necesitaban mucha suerte para llegar a su destino, ya que ninguna nave contaba con métodos fiables para establecer su posición en alta mar. Millares de vidas humanas, la expansión político-económica y las crecientes fortunas de las naciones que flotaban en los océanos dependían de este hallazgo. En 1714, el gobierno inglés convocó un concurso y ofreció una elevada recompensa para aquel que lograra desarrollar un método capaz de determinar la longitud exacta. El reto de resolver el legendario dilema lo aceptaron científicos de la talla de Galileo, Newton o Halley. (Sinopsis tomada de la entrada del libro en la editorial Anagrama).
En una actividad de la Semana de la Ciencia celebrada hace unas semanas relativa a la Esfera Armillar, uno de los asistentes mencionó este libro como aclaratorio de muchos de los temas que se estaban tratando. Una maravilla, un diamante, eso sí, para aquellos a los que les guste la historia. John Harrison, un desconocido para mí, trabajó durante cuatro décadas para conseguir un reloj perfecto que funcionase sin desviaciones en todo lugar, especialmente en las extremas condiciones que podía presentar un barco en el siglo XVIII. A pesar de todas las trabas que sus contemporáneos, especialmente los científicos, le infligieron, su tesón y su valía quedó demostrada. Hoy día llevamos un GPS en cualquiera de nuestros móviles pero todas estas historias «del pasado» nos sirven para estimar más aquello que usamos sin ser conscientes de su enorme valía. Chapó para la autora y su narración de los hechos que te llevan a una atmósfera mágica de hace siglos y a la lucha de un hombre por materializar lo imposible. Sus relojes siguen funcionando hoy en día en diversos museos británicos Un relato mágico, muy recomendable, una fascinante historia de la Astronomía en sus comienzos. Habrá que asomarse a algún libro más de esta autora para disfrutar de lo lindo.
El paralelo
de latitud cero está determinado por las leyes de la naturaleza, mientras que
el meridiano de longitud cero se mueve, como las arenas del tiempo. Con tal
diferencia, hallar la latitud es un juego de niños, y determinar la longitud,
sobre todo en el mar, un dilema de adultos, con el que se debatieron las mentes
más esclarecidas del mundo durante la mayor parte de la historia de la
humanidad.
… en 1714,
del famoso Decreto de la Longitud, en el que el Parlamento prometía una
recompensa de 20.000 libras a quien propusiera una solución al problema. En 1736, un relojero desconocido llamado…
El relojero
inglés John Harrison, genio de la mecánica y pionero de la ciencia de la
medición exacta del tiempo con aparatos portátiles, dedicó toda su vida a esta
investigación. Logró lo que Newton temía que fuera imposible: inventó un reloj
que, cual llama eterna, llevaba la hora exacta desde el puerto...
En la
actualidad, el H-1 se aloja y desempeña sus funciones (le dan cuerda a diario)
en una caja de cristal blindado del Museo Marítimo Nacional (Inglaterra), aún
en todo su esplendor y exento de fricción, haciendo…