miércoles, 6 de diciembre de 2017

El balneario, de Carmen Martín Gaite

Carmen Martín Gaite es una escritora salmantina nacida en 1925 y fallecida en el año 2000. Licenciada en Filosofía y Letras por la universidad de Salamanca, comienza ejerciendo de actriz hasta que en 1950, con veinticinco años se traslada a Madrid y conoce, entre otros, a Ignacio Aldecoa que la introduce en los círculos literarios de la capital y a Rafael Sánchez Ferlosio con el que contraería matrimonio pocos años después. En 1955 publica esta su primera obra, «El balneario» con la que obtiene el premio Café Gijón. Continúa a lo largo de su vida publicando novelas y escritos al tiempo que colabora con numerosos medios como crítica literaria y escribe guiones para series históricas de televisión, al tiempo que ejerce de traductora de obras de conocidos autores extranjeros como Rilke o Brontë entre otros. A lo largo de su trayectoria cuenta con numerosos premios, entre los que podemos destacar el Premio Nadal en 1958 por «Entre visillos» que le lanzó a la fama, el Premio Nacional de Literatura conseguido en 1978 con «El cuarto de atrás» teniendo este como característica especial que es la primera mujer en conseguirlo y el Príncipe de Asturias de las letras en 1988. Su novela «Caperucita en Manhattan» se convirtió en el libro más vendido del año 1991; En 1997, tres años antes de su muerte, publicó «Lo raro es vivir» del que puede verse una reseña en este enlace. En 2002, la UNED publicó una semblanza de la escritora de cerca de treinta minutos de duración que puede verse en la plataforma Youtube en este enlace. La Agrupación Cultural Carmen Martín Gaite mantiene vivo su recuerdo y convoca anualmente un Certamen de Narrativa Corta para escritores de habla hispana coincidiendo con el aniversario del fallecimiento de la escritora.
 
SINOPSIS

Este libro ha sido publicado en varias ocasiones a lo largo de los años y en cada una de ellas se han ido añadiendo relatos hasta completar el número de diez presentes en esta tercera edición de 1977. Los títulos de los diez relatos son El balneario, Los Informes. La oficina, La chica de abajo, Un día de libertad, La trastienda de los ojos, Ya ni me acuerdo, Variaciones sobre un tema, Tarde de tedio y Retirada, escrito este último en 1974. Para hacerse una idea del contenido de los relatos lo mejor es leer con detenimiento el prólogo de esta edición firmado por Luis Alberto Cuenca. De ese prólogo se han obtenido las siguientes líneas. 

«El balneario» es, pues, una historia onírica que bien podríamos situar dentro de las fronteras de lo insólito, ese país que el checo Franz Kafka descubrió, conquistó y colonizó como nadie lo hizo antes que él, inaugurando un futuro en el que todavía habitamos.
«Los informes», se sitúa de lleno a la sombra de un costumbrismo naturalista, muy cerca de lo larmoyant, contándonos el drama de una chica de servir rechazada por ladrona (entonces no se llevaba lo de «supuesta») por la señora de una casa encopetada, a pesar del buen feeling que la chica tenía con Fernandito, el niño de la casa.
En «La oficina», tan siniestra por lo menos como la de Bartleby el escribiente o como la popularizada por La Codorniz, nos encontramos con perdedores como Matías Manzano y Mercedes García, maravillosamente dibujados por el pincel de Carmen, siempre dentro de la misma atmósfera asfixiante con que la escritora de Salamanca delinea las estrecheces de la clase media en sus relatos.
«La chica de abajo» no es otra que Paca, la hija de la portera, íntima amiga de Cecilia, la señorita del segundo, que la busca para dis - traer se y luego no la considera; no olviden el pañuelo, porque este cuento hace llorar lo suyo a los lectores sensibles (y hasta a los insensibles, si me apuran).
«Un día de libertad» lo escribió Carmen en el Puerto de Navacerrada (julio de 1953, poco antes de casarse con Rafael Sánchez Ferlosio), y cuenta en plan kafkiano, una vez más, el desgaste vital de una persona del montón, en este caso un individuo que decide romper con las ataduras laborales y luego se arrepiente de ese momento pleno, y efímero, de libertad.
En «La trastienda de los ojos» se hace hincapié en la importancia de la mirada. «Todo el misterio está en los ojos», defiende Martín Gaite en boca de Francisco, otra criatura perdida en la selva del mundo y en un marco de hiperprotección familiar.
La chica que protagoniza «Ya ni me acuerdo» es un ejemplo de todo eso: lo que para un ser humano constituye una jornada histórica, para otro puede significar un episodio borroso y sin interés.
«Variaciones sobre un mismo tema» cuenta el choque de Andrea, una chica de pueblo, con la gran ciudad. Quedarse, irse: cualquiera de las dos opciones habría significado para ella un fracaso.
En «Tarde de tedio» asistimos a una demostración palpable del vacío que envuelve a una mujer burguesa de cuarenta años que no sabe qué hacer con tanto aburrimiento como se agita –o, más bien, permanece inmóvil– en su interior
Y en «Retirada» el retrato de la misma mujer, en otra etapa de su tedio, se refleja en palabras que empiezan con la letra d como «desintegrar, derrota, desaliento, desorden, duda, destrucción, derrumbar, deterioro, dolor y desconcierto». Burla burlando, esas palabras, que aparecen en el relato a cuenta de una partida, jugada por la protagonista y sus hijas, al conocido juego «De La Habana ha venido un barco cargado de…», me parecen un resumen admirable de lo que viven y sienten los personajes de Carmen Martín Gaite.

COMENTARIO

Después del buen sabor de boca que recuerdo de «Lo raro es vivir», la lectura de estos relatos —escritos con mucha anterioridad— me ha dejado sentimientos encontrados. Hay que tener en cuenta que el formato de cuento o relato corto es muy especial y no da tiempo al lector a recrearse en los personajes y situaciones que se cierran en un pispas, sin dar tiempo a saborearlos. Destacaría la forma en que la autora da forma al costumbrismo de la época, con unas dotes de observadora aguda de lo cotidiano, reflotando detalles que pasan desapercibidos siempre debajo de una pátina grisácea. Intimista y femenina en sus relatos, Carmen Martín Gaite ya en aquellas épocas iniciales denotaba una sensibilidad especial que trasladaba de forma impecable a sus escritos de los que este libro es un ejemplo. Los personajes repasan sus vidas reales, y sus sueños, e inducen al lector a hacer lo propio y enfrentarse a cuestiones no resueltas. Recomendable en mi opinión la lectura de los cuentos de forma separada: la lectura del libro de forma continuada puede diluir los temas hasta no llegar a recordar alguno al cabo de pocos días.

2 comentarios:

  1. ya ni me acuerdo ,,,,capitulo de carmen martin gaite .sabeis de que libro es.gracias

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  2. Es de Cuentos Completos 😉
    Buen día 😊

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