@DavidJimenezTW David Jiménez García, nacido en Barcelona en 1971, es un periodista y escritor español. Empezó como becario en 1994 en el diario El Mundo de donde pasó en 1998 a una corresponsalía en Asia y Oriente próximo. En 2014 realizó estudios en la Universidad de Harvad sobre transformación digital, volviendo a Madrid en abril de 2015 como director del periódico en sustitución de Casimiro García-Abadillo, en el proyecto para sacar al periódico de la crisis y encauzar el cambio digital. Permaneció en el puesto un año hasta ser fulminantemente cesado en mayo de 2016. Ha escrito numerosos reportajes para varios diarios y revistas del mundo y ha colaborado con cadenas de televisión como CNN y BBC. Entre sus libros publicados figuran, además de este que comentamos hoy y que ha sido publicado en este año de 2019, «Hijos del monzón (2007)», «El botones de Kabul (2010)» y «El lugar más feliz del mundo (2013)».
El relato está realizado en primera persona por el autor que de pronto y por sorpresa se vio en Madrid como director del periódico tras casi 20 años alejado en corresponsalías en el extranjero. Lo que era un proyecto apasionante en un mundo como el de la prensa escrita impactado profundamente por los cambios digitales, se convirtió en un camino de espinas, sembrado de minas y bombardeado desde todos los ángulos por las presiones externas —gobierno, poderes económicos, empresas, personalidades…—, desde todos los ángulos inimaginables, tamizadas, corregidas y aumentadas por la propia dirección económica del diario que continuamente pretendía imponer al director la línea editorial.
Pero había algo más: el espíritu de Pradillo se había desvanecido entre las ambiciones no satisfechas de unos y las enemistades sin resolver de otros; las decisiones empresariales absurdas y las promociones de quienes las habían tomado; los daños colaterales de las guerras de poder internas, con sus lealtades exigidas y deslealtades consumadas; la erosión de la ilusión, hasta transformarse en desencanto; y los efectos de una crisis que había hundido nuestra difusión, ingresos y moral.
Lo que cualquier lector pudiera imaginar alrededor de este sórdido mundo de la noticia, donde la misma es tratada «según el cristal con el que se mira», queda corregido y aumentado en este relato de 328 páginas o 81.614 vocablos en su edición digital. El subtítulo del libro que reza «Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo» es una forma educada de atisbar hasta donde se desnuda el autor en el relato, porque sin duda quedan ocultos muchos detalles impublicables. Muchos personajes, unos con nombres reales del mundo de la prensa como Pedro J. Ramírez, Casimiro García-Abadillo o Pedro García Cuartango, del mundo de la política o la economía como Mariano Rajoy, César Alierta, Felipe González o Francisco González, compañeros del periódico con sus nombres de pila como Virginia, Amelia, o Carmen y otros muchos con nombres figurados como El Dos, La Digna, Silicon Valey, El sindicalista, Los Nobles, Los Poetas Muertos o… tachín, tachán… El Cardenal, van entretejiendo una historia que pone los pelos de punta al lector por lo que relata y por lo que, sin hacerlo, desata la imaginación: «las disputas, incidentes, motines, rabietas y escenas se repetían entre personajes que un novelista habría tenido dificultades en imaginar y que el periodismo producía en cantidades desproporcionadas…». El personaje de El Cardenal, que alude a su condición de representante en España de los poderes económicos italianos, destila una psicología que mucho me temo es un manual de libro para los puestos directivos de muchas empresas; todo vale cuando se ajusta a sus mandamientos y si no… puerta, como así le ocurrió al autor por tratar de mantener sus principios profesionales frente a tejemanejes y presiones de personajes y personajillos con dudosa moral que rigen los destinos políticos y económicos de muchos países en el mundo. Siempre se ha dicho que «el conocimiento es poder» y a ello podíamos añadir que el aborregamiento de la población ayuda y mucho.
Leyendo la prensa en la última década era fácil llegar a la conclusión de que vivíamos en un país donde banqueros, tiburones inmobiliarios y políticos se habían burlado del sistema en beneficio propio, mientras dejaban una enorme factura al resto.
Como dato complementario, diremos que El Mundo fue fundado en 1989 por Pedro J. Ramírez, que fue su director durante muchos años, hasta el 30 de enero de 2014. Le sucedió Casimiro García-Abadillo que permaneció en el puesto poco más de un año, hasta abril de 2015 en que fue sustituido por David Jiménez, autor del libro. Historia reciente de nuestro país que sigue in mente de todos y que confirmará a los que se acerquen a sus páginas muchas de sus suposiciones, incluso las más temerarias o absurdas.
Los adversarios de El Cardenal, e incluso quienes no lo éramos, repetíamos una y otra vez el mismo error de no mirar más allá de su máscara. La liviandad de su personalidad te hacía considerarlo inofensivo, creías estar nadando junto a un amable delfín y bajabas la guardia. Cuando descubrías que en realidad era un tiburón, ya era tarde.
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