Nicole Krauss es una escritora estadounidense nacida en Manhattan, Nueva York, en 1974. Graduada en la universidad californiana de Stanford, realizó estudios de postgrado sobre literatura inglesa en Oxford. Iniciada en el género de la poesía, en 2002 publica su primera novela, «Llega un hombre y dice» con la que alcanza excelentes críticas. «La historia del amor», su segunda novela, vio la luz en 2005, siendo traducida a más de treinta idiomas y de la que se han vendido más de un millón y medio de ejemplares en todo el mundo y en 2016 llegó a la gran pantalla bajo la dirección de Radu Mihaileanu, tras fracasar un primer intento en 2009 de la Warner Brothers para ser dirigida por Alfonso Cuarón. Su tercera novela, «La gran casa» fue publicada en 2010. Reconoce sentir una gran influencia de autores hispanoamericanos como Borges, César Aira, Vila-Matas, Gabriela Mistral o Roberto Bolaño entre otros. Desde adolescente ha estado inmersa en el mundo de la literatura, mentada por Joseph Brodsky y en la actualidad está casada con el escritor Jonathan Safran. Colabora con las revistas The New Yorker, Esquire, Harper`s y Best American Short Stories.
Tras la lectura del libro y por cuestiones que luego comentaré, me resulta complicado escribir una sinopsis personal del libro, por lo que recojo aquí la oficial de la editorial Salamandra: «Leo Gursky, cerrajero polaco jubilado en Nueva York, cuya obsesión es “no morirme un día en que nadie me haya visto”, recibe misteriosamente el manuscrito de un texto que creía perdido, acompañado de una enigmática carta. Instalado en el ocaso de su vida, esta sorpresa lo lleva a bucear en los recuerdos de su lejana juventud, recuperando emociones que suponía enterradas. No muy lejos de allí, la quinceañera Alma Singer padece los dilemas y conflictos de su edad. Hace ya ocho años que su padre murió de cáncer y ella ha decidido que es hora de que su madre deje de estar triste, o sea, se dispone a encontrarle un nuevo marido. Cuando en su camino aparece La historia del amor, una novela rara, escrita en yidis, publicada en español y comprada por su padre en una librería de Buenos Aires, los interrogantes se suceden. ¿Por qué su padre se la regaló a su madre muy poco después de conocerla? ¿Quién era su autor? ¿Y quién es el misterioso hombre que ha encargado a su madre que traduzca el libro al inglés? Como en una afinada composición musical, la intensidad de la historia va aumentando progresivamente hasta que los pasos del anciano que busca reconciliarse con su pasado y la adolescente que quiere poner remedio a la soledad de su madre se entrecruzan mediante una ingeniosa y compleja trama cuyos hilos convergen en un final inolvidable. Con un tono intimista y envolvente, la autora ha logrado lo más difícil, contar una verdadera historia de amor en el sentido más amplio y profundo de la palabra, una historia llena de pasión y melancolía que conmoverá a todo tipo de lectores».
Si no fuera porque se trata de una autora de reconocido éxito y avalada por autores de renombre como Joseph Brodsky, Philip Roth y Susan Sontag, manifestaría que este libro es una tomadura de pelo de tamaño descomunal, pero seguramente yo no he entendido nada o mis capacidades lectoras no estaban finas en estos últimos días para asimilar que se trata de una obra maestra. Debería leerla de nuevo con otras perspectivas, espíritu crítico y tomando notas, pero me temo que tengo otros muchos libros pendientes de lectura. Una lectura en la que estado perdido desde sus inicios, y que hubiera abandonado de no tratarse de un libro seleccionado por uno de los clubes de lectura en los que estoy participando. Sin entrar en consideraciones de técnicas lingüísticas al tratarse de una traducción, ni siquiera he conseguido encontrar resplandores en la propia redacción, quizá mediatizado por la desorientación en la que estaba inmerso dada la estructura densa y enrevesada a la que me he enfrentado hasta el final. Me he liado con las historias, con los personajes, con las épocas, con las nacionalidades, con los idiomas, con las ubicaciones… me he liado con todo hasta dudar de mi capacidad lectora. Tendré que recordar las lecciones que recibí de mi abuela en mi infancia sobre como desenredar una madeja. Poco más tengo que añadir, porque sería negativo, pero dado que no he entendido nada, seguro que es una obra maestra.
En la reunión del Club de Lectura para comentar este libro… división de opiniones entre detractores y admiradores. Eso sí, un aviso para lectores en formato digital: el libro tiene una treintena de páginas al final especialmente maquetadas en la edición en papel que contienen párrafos cortos alternativos en las páginas izquierdas y derechas y que dan un significado especial a los hechos, cuestión esta que al menos yo no he apreciado en la edición digital donde está todo continuo sin este especial y cuidado diseño. De haber relectura, mejor en papel por una vez y sin que sirva de precedente.
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