Trepidante novela, acorde con el autor. Hace varios años que no leía nada de este autor, que tanto nos apasionó con su Capitán Alatriste, y he vuelto, esta vez para disfrutar con un relato de la 'moderna' Cadiz de principios del siglo XIX, cuna de negocios transoceánicos, y sede de las cortes donde nace la Constitución llamada 'La Pepa', por lo de que nació un 19 de Marzo.
El entramado de la novela, es el asesinato en serie de jovencitas, que debe descubrir el Comisario Tizón, un hombre sin muchos escrúpulos, y que de las conversaciones con su amigo Borrull, se convence de la relación directa entre los asesinatos y las bombas que los franceses tiran casi cada noche sobre la ciudad sitiada.
Adornada la novela por papeles importantes en ella, como son Lolita Palma, que por distintos accidentes, resulta la única heredera de un emporio comercial, relacionada con toda la burguesía y la clase política del momento, soltera a los 32 años, y con pocas perspectivas de contraer matrimonio, se cruza en su vida con otro personaje curioso, Pepe Lobo, algo mas de 40 años, y desde muy niño relacionado con el mar, es ahora el capitán de La Culebra", y corsario con patente, que 'ayuda' a que los negocios de Lolita Palma, no se derrumben, dado el estado de cosas del momento.
Es una novela muy trabajada, con unos relatos muy exhautivos de la época, creo que especialmente 'incisivos' en los términos marinos, donde yo no he llegado a captar ni la mitad de lo que se habla, y no quisiera olvidar a otro de los personajes, importantísimo en el desarrollo de los hechos, el Capitán Desfosseaux, francés encargado del bombardeo de Cádiz, con sus estudios del alcance y dirección de las bombas.
En resumen, una novela digna de leerse, aunque creo que le sobran algunos tecnicismos de la época, en el apartado de la mar y las bombas, porque creo que los 'humanos de a pie', no llegamos a captar lo que realmente significan.
Lo leyó mi mujer y su crítica no me animó a leerlo. Me dio la sensación de que podría ser otro "Un día de cólera", la típica novela alimenticia con la que Pérez Reverte mata el tiempo entre sus grandes obras. Creo que es la única novela de este autor que no he leído inmediatamente tras su publicación.
ResponderEliminarA mi me gustó, está muy trabajada.
ResponderEliminarTenía muchas ganas de encontrarle sus resplandores a este autor, que seguramente los tiene, y lo iba a intentar, de nuevo, con su último libro publicado «Hombres buenos» cuando se cruzó en mi camino la imposición del Club de Lectura para atacar «El asedio».
ResponderEliminar¡Cuánto me alegro de haberlo leído!
Sé a ciencia cierta que es un libro que despierta sentimientos encontrados, lo mismo que su autor, como bien pude comprobar ayer en la reunión mensual con los integrantes del club: los comentarios fueron encendidos y diametralmente opuestos, en todos y cada uno de los aspectos del libro. Personajes con toda o ninguna psicología, descripciones sumamente largas o cortas, tecnicismos sobre armamento, navegación o taxidermia excesivos o parcos, histórica o no histórica, ese final…
Me ha encantado el planteamiento y a pesar de sus más de doscientos mil vocablos hubiera preferido que tuviera más. El ametrallamiento y los fogonazos a los que he sido sometido por su lenguaje han resultado una delicia y no una herida. El andamiaje, verdadero artesonado, de las tramas y el entrecruzamiento de historias y personajes sencillamente genial. He aprendido cuestiones de taxidermia, armamento o navegación que me han deleitado. Los personajes, muchos, me han parecido exquisitamente descritos, con una psicología de calado y con un gran recorrido a lo largo de las diversas situaciones de la novela, no solo los principales sino también los secundarios, entre los que cito y destaco a Ricardo Maraña. Y el asistir en vivo, en directo y en primera fila a la vida y el palpitar de esa Cádiz de principios del XIX no tiene precio.
Un trabajo de documentación enorme, una novela de aventuras, policíaca, negra, con amor contenido, con tintes históricos aunque no histórica que anima a volver sobre esa época y sobre todo a visitar Cádiz y los vórtices donde caían las bombas y Tizón perseguía al asesino, un personaje escondido toda la novela y semirevelado, casi insinuado, al final.
Llevaba tiempo queriendo que me gustara Pérez-Reverte, don Arturo. Ahora ya me gusta y volveré sobre él. Que se prepare.