Una novela profunda, plagada de personajes y situaciones de la II Guerra Mundial. Tan profunda, que la mayor parte del libro he tenido que leerlo conectado a Wikipedia para buscar información sobre términos y personajes.
Nos cuenta la vida de un oficial de las SS, Max Aue, durante los años 30 y 40. Entre un perfecto retrato de la mente de este hombre y algunos episodios inolvidables por su dureza, se cuelan páginas y páginas que sobran, que no dicen nada ni ayudan a completar el cuadro tal y como está representado.
No he podido evidar encontrar paralelismos que me han golpeado salvajemente entre el comportamiento de los dirigentes nazis, y los jefes de algunas multinacionales actuales: la prioridad que tiene la política sobre la verdad, el peligro de contestar francamente a un superior en lugar de lo que realmente espera/quiere escuchar, las frías cifras al cerrar el año (cifras de ventas, cifras de nuevos clientes, cifras de judíos exterminados...)
Algunas imágenes siguen sorprendiendo a pesar de haberlas visto u oído en un millón de ocasiones; como ejemplo aunque el libró esté plagado: Hans Frank, Gobernador de la Polonia ocupada, propone la creación de un zoo en el que mantener con funciones educativas a individuos de las razas a exterminar. A Himmler le encanta la idea salvo que eso no sería un exterminio total.
¿Cómo se absuelve un hombre a sí mismo de esas atrocidades? ¿Cómo se convence de que no podía hacer más que lo que hizo, que cumplía órdenes?
Una novela densa en todos los sentidos...
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