Este blog quiere estar dedicado a compartir experiencias en la lectura de libros, tanto electrónicos como físicos. Se inició para dar a conocer mis primeras andanzas con los e-reader pero el objetivo es disponer de información para leer 'lo mejor', y compartiendo información entre todos los que leemos, podemos conseguirlo.
sábado, 10 de septiembre de 2011
Lectura electrónica vs. Lectura tradicional
Hace unos años, Javier me recomendó un libro, “Africanus, el hijo del cónsul”, lo leí y me encantó, lo terminé un viernes por la noche, y la mañana del siguiente sábado me fui a mi librero de cabecera, Manolo (qué en paz descanse) en la Cuesta de Moyano, para adquirir “Las legiones malditas”, y cuando lo acabé quedé impaciente hasta que se publicó la tercera entrega de la saga, “La traición de Roma”. El boca a boca siempre ha funcionado y yo siempre he recomendado esta trilogía, a los amigos que me han consultado. Y una de las personas a las que se lo recomendé fue a mi amiga Pilar, que también me ha recomendado a mi muchos libros, algunos de ellos posteados en este blog. En cuanto Santiago Posteguillo ha publicado un nuevo libro, “Los asesinos del Emperador”, Pilar lo ha comprado, y ha tenido la bondad de dejármelo para leerlo.
Y así empieza el porqué de este post, la diferencia entre la lectura tradicional y la lectura electrónica. “Los asesinos del Emperador” es el típico ‘tocho’ de 1.200 páginas y tapa dura y por tanto es un libro pesado, similar a los otros de la saga Africanus o a “Los pilares de la tierra” o “Un mundo sin fin” en edición de tapa dura, libros que he releído incluso en esas ediciones, pero que si alguna vez vuelvo a releer será en formato electrónico, pero sin lugar a duda.
Creo que desde que tenía 18 años, siempre me he acostado con un libro, media horita de lectura cada noche, ha sido y es una costumbre para mi ineludible. Ahora, con el paso de los años, y cuando tengo más tiempo, sigue siendo para mí una obligación leer antes de dormir, aunque yo no me conformo con media horita, necesito algo más. Y recuerdo que cuando leí “Un mundo sin fin”, el libro más pesado (por el peso) que he leído, era un gran esfuerzo, y desde luego era duro, pero entonces no había comparaciones, el libro era el libro.
En los dos últimos años, he leído varios tochos como esos, pero han sido en formato electrónico, y claro uno se acostumbra a la comodidad de que cualquier tocho pesa lo mismo que, por ejemplo, “El niño con el pijama de rayas”, ese librito que se lee en una tarde, y que por cierto, que libro más ‘duro’. En resumen, que leer el libro, durante el día, resulta duro, porque es pesadísimo, y uno ya no está acostumbrado a soportar esos pesos, pero cuando me voy a la cama, me resulta casi imposible, y no sé que posición adoptar para poder soportar el peso del libro.
Muchas veces hemos comentado con amigos, la bondad del e-reader, y algunos dicen cosas como: “el olor del libro, el tacto, el marcapáginas, no creo que pueda prescindir del libro tradicional”, y yo ahora digo, “todos los libros pesan lo mismo, pesa igual “Un mundo sin fin” que “El niño con el pijama de rayas”, y aunque solo sea por eso, viva mi e-reader, porque me levanto sin agujetas aunque lea mucho en la cama. Y no entro ya en el problema de las estanterías llenas de libros, eso es otra historia.
Y todo esto con un maravilloso libro, del que llevo la mitad, y es apasionante, con esa narrativa típica de Santiago Posteguillo, que te atrapa con sus personajes romanos, pero en esta ocasión en el siglo I de nuestra era.
Dentro de unos días haré una reseña sobre este libro, pero sin especificar influencias sobre su lectura.
Excelente comentario, que suscribo y amplío. Yo había dejado de leer en la cama por los "inconvenientes" en forma de peso y manejo que comenta Miguel Angel de ciertos libros, pero ahora he recuperado la lectura en la cama e incluso me he fabricado un atril casero que me permite situar el libro electrónico en la mesilla y leer sin tenerlo que sujetar con las manos. Solo hay que tocarlo para pasar la página, a la espera de que lleguen los mandos a distancia.... Otra ventaja, me puedo quedar dormido que el libro sigue en su sitio y al poco rato se apaga solito.
ResponderEliminarHay más sitios donde la sustitución del libro tradicional por el e-book no deja motivo de discusión. Por ejemplo en el transporte público, especialmente en el metro si debes de ir de pié. Y seguro que hay otros muchos sitios, como por ejemplo el tiempo de espera a la salida del colegio de mi hija. El ebook cabe en el bolsillo (amplio) del abrigo.