martes, 13 de marzo de 2012

Libertad, Jonathan Franzen

La prosa utilizada con maestría en esta novela nos ofrece un relato, a veces pormenorizado, de la vida de una familia americana prácticamente actual. Los personajes nos pueden parecer cercanos dada su actualidad y podemos considerarla como un relato histórico del presente, una foto de nuestro tiempo a lo largo de las muchas páginas que contiene el libro.

Patty es el eje de la historia, no sé si bien puede considerarse la protagonista. Llega a ser una buena baloncestista en el equipo de la universidad pero sus tendencias maternales la dejan en casa al cuidado de sus dos hijos, lejos de toda actividad laboral. Walter, su marido, Joey y Jessica, sus dos hijos, Lalitha, la joven secretaria de Walter que vive en su misma casa, los vecinos, los familiares, incluso amigos íntimos, entran y salen en la historia, dejando un rastro a veces detallado y a veces no tanto de sus situaciones y sus devenires en la sociedad norteamericana de nuestros días, no faltando alusiones a hechos reales de la situación mundial actual. La crisis del matrimonio cuando los hijos vuelan del hogar, propiciada con Richard, un amigo común del matrimonio, da un giro violento a la narración y pone al matrimonio en sendas distintas lejos el uno del otro. La resolución final, con el gato Bobby como principal protagonista, está muy bien lograda y deja un buen sabor de boca por aquello de los finales casi felices. Algunos hechos son tratados hasta el más mínimo detalle llegando a provocar sorpresa en el lector, como cuando Joey se traga su anillo de recién-casado-en-secreto valorado en un montón de dólares mientras juega con él en la boca y luego tiene que recuperarlo, en el baño de un motel mientras se encuentra con una amiga, de una forma que podemos imaginar.

Su reciente publicación el año pasado impide tener una perspectiva de temporalidad al juzgar esta historia, que es demasiado reciente, demasiado actual. El tiempo la dotará de un barniz y la convertirá, probablemente, en una gran historia, quizá en una obra maestra. Sin grandes pretensiones, está bien entretejida y los saltos de unos personajes a otros y de unas situaciones a otras mantienen el interés del lector ante lo que no es si una historia sencilla muy bien contada y es ahí donde quizá resida su brillantez. Los sentimientos de los personajes son tratados con exquisito cuidado y siempre desde un prisma de constante verosimilitud. Las numerosas situaciones descritas bien pudieran ser pistas para los propios padres actuales de cómo funcionan sus hijos, y para estos cómo funcionan aquellos, que hacen y cómo se comportan, como tratan a los abuelos y como son tratados por ellos. Una historia humana, real, sencilla y apasionante a la vez que deja un buen sabor de boca tras bastantes horas de lectura. No sabemos, y eso depende de cada lector, si los personajes han alcanzado la libertad o siguen tratando de encontrarla.

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