Dura, compleja, incomoda y brillante una novela trascendente. PUNTUACION 4/5 |
Numerosas reseñas y comentarios
sobre esta novela la recomiendan como una obra altamente recomendable y tras
las lecturas de Almas Grises y la Nieta del señor Linh,, ya reseñadas en este
blog, no he querido dejar la bibliografía de este escritor sin este título.
Como en el resto de las obras de este autor, una de las
características es la premeditada indeterminación geográfica y temporal de la
acción de la novela. Se deja vacante este aspecto para que sea la imaginación y
el bagaje cultural del lector quien investigue y precise los límites de la
narración. No obstante, el escritor disemina pruebas ambiguas pero nítidas en
toda la narración, suficientes para poder concretar, que la secuencia temporal
se narra recién finalizada la segunda guerra mundial, la localización
geográfica es un pequeño, escarpado y aislado pueblo europeo, quizás austríaco,
que el personaje es de religión y rasgos étnicos judíos, que los extranjeros
ocupantes son las tropas de ocupación nazis, y que la reclusión sufrida por el
personaje principal fue padecida en un campo de concentración alemán. Todo
ello, enmascarado en una imprecisión eufemística.-
En este pequeño pueblo ha sido
perpetrado un brutal asesinato coral, cometido simultáneamente y con
ensañamiento a puñaladas por casi la totalidad de los miembros varones de la
localidad. La víctima es un extraño personaje al que se le alude con el
concreto y despectivo nombre de el –anderer-.
El personaje principal, Brodeck, es obligado por Oschwir, el alcalde del
pueblo, a redactar un informe forense donde se recojan los particulares de una
investigación de las circunstancias y causas, por las cuales se produjeron la
agresión y muerte del forastero asesinado. El personaje comisionado para la
elaboración del peculiar escrito, no puede eludir el encargo, puesto que su
formación académica, fue subvencionada
por todos los vecinos, incluso cuando se trasladó a la capital(Berlín según se
deduce de la descripción) para perfeccionar sus enseñanzas.
Durante la recopilación de
pruebas y testimonios, Brodeck, conversa con los habitantes el alcalde Orschwir, Diodème, el maestro, Dieter Schloss, el
tabernero, Göbbler su vecino más proximo,Wilhem Vurtenhau, un campesino
terrateniente, Emil Dorcha, guarda forestal, Caspar Hausorn, empleado del
ayuntamiento, Peiper, el sacerdote, entre otros, a los que interroga y
se descubren para el lector los perfiles de la llegada a la ciudad del extraño
personaje. Pero también se desvelan las intimidades y la historia personal del
redactor del informe, su cruenta y azarosa autobiografía a la vez que redacta
el citado texto. Surge así su condición de huérfano rescatado de las ruinas de
otra guerra por Fedorine, que será su criada-madre desde ese momento:
“No sé si Fédorine conoció la juventud[..] Hasta cuando
era niño y me recogió, ya parecía una bruja deforme. [..]. Yo me encontraba
delante de una casa en ruinas que aún humeaba un poco. ¿Sería la de mis padres?
Yo también tendría una familia. Contaba cuatro años y estaba solo. Jugaba con
los restos de un aro medio devorado por el fuego. Era al principio de otra
guerra. Fédorine había pasado tirando de su carreta. Me vio. Se detuvo...”
Recaló
junto a la anciana al pueblo donde acaece la novela, en el que ha sido asimilado pero siempre será
considerado como un extraño, un advenedizo. Cuenta su formación académica
financiada por los vecinos, y la delación de los habitantes pueblo,
entregándole a las tropas invasoras alemanas, y su posterior confinamiento en
un centro de concentración, vejado por los soldados captores. Sobrevive gracias
a su capacidad de soportar la humillación y el castigo, hasta asimilar su
condición de perro y así conservar la vida:
“Los que nos vigilaban y golpeaban repetían
continuamente que sólo éramos excrementos, menos que mierdas de rata. No
teníamos derecho a mirarlos a la cara. Había que mantener siempre la cabeza
gacha y recibir los golpes sin rechistar. Todas las tardes echaban la sopa en
los comederos de sus perros guardianes, dogos de color miel que enseñaban las
fauces y cuyos ojos supuraban unas lágrimas rojizas.
Debíamos ponernos a cuatro patas, como los
perros, y comer utilizando solamente la boca, como los perros. La mayoría de
los que estaban encerrados conmigo se negaron a hacerlo. Están muertos. Yo
comía como los perros, a cuatro patas y con la boca. Y sigo vivo.”
Tras la liberación regresa al pueblo, donde no se esperaba su retorno y al que creían muerto.
Reanuda la vida junto a
su criada-madre, Fédorine, su mujer Eméli e hija Poupchette.-
En la investigación del asesinato la víctima resulta ser
un personaje peculiar, introvertido, educado, culto, estudioso de materias
diversas como pintura, geografía, arquitectura, botánica y ninguna de los
aspectos descubiertos justifican la desmesurada violencia de la pública ejecución.
Todo se precipita cuando la víctima, agradecido a los habitantes por su
hospitalidad, les agasaja con una exposición de retratos y paisajes en la fonda
de Schloss. La maestría de su ejecución profundiza en la esencia de los
habitantes del pueblo, plasmando en las obras expuestas la personalidad de los
vecinos y de los paisajes, algo demasiado sincero y brillante para la zafiedad de aquella población.
“Los retratos del
Anderer resultaban sorprendentes revelaciones que sacaban a la luz las verdades
más profundas de la gente. Componían una
galería de desollados vivos.
¡Y los paisajes…! Un paisaje parece algo
inofensivo. No dice nada. Como mucho, sólo nos remite a nosotros mismos. .
Pero, plasmados por el Anderer, los paisajes hablaban. Contaban su propia
historia. Mostraban las huellas de lo que habían presenciado. Daban fe de las
escenas desarrolladas en ellos”
En
realidad el informe lo emiten los propios lectores al captar la empatía del
asesinado, sus innegables virtudes, su sinceridad, el talento y sabiduría
sedimentado en sus viajes, estudios y trabajos por otros lugares.
El
resumen del libro, su moraleja es transparente. El alma humana esconde vericuetos
de maldad, crueldad, odio y violencia, agazapada, contenida, pero latente y
dispuesta a estallar en un momento propicio. Basta una disculpa. Una guerra,
una amenaza, y emerge con todo su ferocidad. Si además añadimos a la
oportunidad, emociones como la envidia y la desconfianza hacia la sabiduría de
otros, o prejuicios hacía quienes son distintos y mejores que nosotros, el
arrebato de odio homicida hace acto de presencia. El anonimato amparado en las
muchedumbres y el alcohol como catalizador de la escena, son los remates a esta
arquitectura de la iniquidad del hombre, narrado con brillantez metafórica en
esta novela.
Dura,
compleja, incomoda y brillante, de gran calidad literaria, en la que Philippe
Claudel se introduce en lo más inhóspito y despreciable de las acciones
humanas, en un contexto bélico de represión étnica valiente y original.-
Todas las novelas nos aportan algo y siempre se nos queda algo, positivo o negativo tras su lectura. Con esta obra jamás olvidaré el personaje y las frases que os reproduzco y a las que no puedo poner comentario:
"La Zeilenesseniss era la mujer
del comandante del campo. Era joven y, sobre todo, de una belleza inhumana,
hecha de un exceso de blancura y rubicundez. Se paseaba por el campo a menudo,
y nosotros teníamos orden de no cruzar la mirada con la suya, so pena de
muerte.[..]
Nunca se perdía el ahorcamiento
matutino. Llegaba caminando lentamente, fresca, con las mejillas todavía
sonrosadas por el agua pura, el jabón y la crema; a veces, el viento nos traía
su perfume, un aroma a glicinas, que desde entonces no puedo percibir sin
vomitar y llorar. Llevaba ropa limpia. Iba vestida y peinada de manera
impecable, y a unos cuantos metros, nosotros, mugrientos y malolientes,
devorados por la miseria de nuestros harapos informes y descoloridos, el cráneo
rapado y cubierto de roña y los huesos tensándonos la piel, pertenecíamos a un
mundo distinto del suyo.
[...]El bebé estaba tranquilo.
No lloraba. A veces dormía, pero ella lo despertaba con leves gestos muy
tiernos, y cuando al fin abría los ojos, meneaba los bracitos y las
piernecillas y bostezaba hacia el cielo, ella, con un simple movimiento de
barbilla, indicaba a los guardias que la ceremonia podía empezar. Uno de ellos
propinaba una fuerte patada al taburete, y el cuerpo del Du caía para quedar
retenido por la cuerda al instante. La Zeilenesseniss lo miraba largo rato, y
en sus labios afloraba una sonrisa. No perdía detalle de las sacudidas,"
Atreveos con la novela y elaborad vuestro propio informe.
Philippe Claudel. Un escritor y cineasta para segur muy de cerca. |
Estoy empezando a sospechar que no eres una persona, sino una máquina preparada únicamente para leer. Ese empeño en la tarea sólo puede venir de un robot. Ya no nos engañas :)
ResponderEliminarGracias por las dos últimas reseñas. Un placer como siempre poder leer sobre libros que todavía no hemos leído, pero que descubrimos que están ahí, esperándonos para cuando queramos. Y qué interesantes ambos. Insisto, Claudel se parece mucho a Kevin Spacey.
Patricia