Un clásico de la literatura hispanoamericana contemporánea, inspirada en la revolución francesa y su incidencia en el Caribe y las Antillas. Puntuación 4/5 |
El argumento se basa en los particulares efectos que la revolución de 1.789 produjo en las colonias caribeñas y en el ámbito antillano, con la idiosincrasia peculiar de este enclave geográfico, mezcla de culturas, razas y colonialismo.
Tres adolescentes, los hermanos Carlos y Sofia, y su primo Esteban, que convive con ellos, quedan huérfanos al morir inesperadamente el padre y tutor. Con posterioridad, determinados datos concretan la fecha del fallecimiento el mismo día del estallido de la revolución en Europa.
Los muchachos, ociosos, ocupan el tiempo en una existencia desordenada de juegos, actividades, experimentos científicos y lecturas, convirtiendo la mansión de la ciudad de la Habana en una caótica estancia saturada de objetos, desorden y arbitraria existencia. El albacea testamentario consiente este libertino despilfarro y anarquía para lucrase con trapacerías y omisión de información en la continuidad de la actividad empresarial del fallecido.
Aparece en la novela el Victor Hugues, un comerciante, masón, instruido e enigmático individuo. Entra en la vida de los adolescentes por casualidad, con motivo de una visita comercial por interés de conocer al fallecido. El misterioso visitante empatiza con los tres jóvenes, y comienza a organizar la desastrosa lasitud de costumbres de la mansión, inventariando estancias y pertrechos, y desenmascara las estafas del albacea esquilmando el patrimonio de los tutelados. Gracias al contacto con él descubren además del orden, la sensual y oscura vida nocturna de la Habana. Pero una intervención policial contra los francmasones en la isla impone la huida de Victor Hugues y Esteban hacia la Francia revolucionaria. Allí contactarán con los sangrientos acontecimientos, con intervención activa en el proceso demoledor del Antiguo Régimen. Esteban pierde progresivo interés en los fatídicos levantamientos, mientras Hugues se implica con intensidad y fervor en los mismos, del bando de los jacobinos y con reverencial admiración por Robespierre.
Fruto de su participación se le encomienda trasladar las ideas y decretos revolucionarios a las islas caribeñas, entre ellos la supresión de la esclavitud, investido de autoridad institucional para propagar el fervor y la extensión política revolucionaria en la zona. Como compañía disuasoria le acompaña en le viaje la simbólica Guillotina. En el Caribe, la violencia contra los refractarios, la discrecional actuación política y la corrupción germinan en un clima irrespirable, cruento y peligroso. Los ideales de igualdad, libertad y fraternidad estatuidos por la asamblea francesa se diluyen por el mercantilismo y el lucro comercial de políticos y arribistas.
Contar más particulares del argumento es desaconsejable.
El resto de la novela narra, enmarcada en un triángulo amoroso, la distinta evolución personal, política e ideológica de los personajes tras la inmersión de la revolución en sus vidas con su vorágine de crueldad y depravación.
La novela entrevera personajes reales, como Victor Hugues, con otros imaginarios, como Carlos, Sofia y Esteban, si bien los hechos históricos, en esencia, son fidedignos y documentados, manipulados con habilidad en la narración por Alejo Carpentier. Relata el frustrado intento de trasladar el cisma social de la revolución francesa a la América colonial. Las mismas corruptelas, los excesos y abusos cometidos en Europa tuvieron su peculiar reflejo en los territorios caribeños, con los tintes viscerales de violencia, esclavitud, abuso, y clandestinidad por la lejanía geográfica de la metrópoli.
El estilo de Carpentier, un hombre cultísimo, con profundos conocimientos históricos, musicales, arquitectónicos y de idiomas, es deslumbrante, con marcada tendencia descriptiva¸ de una barroquismo equilibrado y embriagador.
Un libro de difícil lectura, donde el autor, en ocasiones, se abandona en una bacanal de adjetivos, deslumbrante, peculiar. Acomete sucesiones descriptivas saturadas de sensualidad, suntuosas, de una elegancia y riqueza expresivas inolvidables, donde realidad y ficción se entremezclan, en un estilo precursor del realismo mágico que sería perfeccionado y extendido por la novelística hispanoamericana en manos de Carlos Fuentes, Cortázar, Juan Rulfo, entre otros.
Una novela histórica y personal.
En el Club de lectura de El Escorial, la última lectura fue esta novela. Como muestra de la dificultad de la obra sólo el 25% de los participantes consiguió acabar la obra. Pero de entre los que la finalizaron la valoración fue entusiasta y encendida glosando sus valores y el disfrute estético de su lectura.
Yo no dejaría pasar la oportunidad.Tres adolescentes, los hermanos Carlos y Sofia, y su primo Esteban, que convive con ellos, quedan huérfanos al morir inesperadamente el padre y tutor. Con posterioridad, determinados datos concretan la fecha del fallecimiento el mismo día del estallido de la revolución en Europa.
Los muchachos, ociosos, ocupan el tiempo en una existencia desordenada de juegos, actividades, experimentos científicos y lecturas, convirtiendo la mansión de la ciudad de la Habana en una caótica estancia saturada de objetos, desorden y arbitraria existencia. El albacea testamentario consiente este libertino despilfarro y anarquía para lucrase con trapacerías y omisión de información en la continuidad de la actividad empresarial del fallecido.
Aparece en la novela el Victor Hugues, un comerciante, masón, instruido e enigmático individuo. Entra en la vida de los adolescentes por casualidad, con motivo de una visita comercial por interés de conocer al fallecido. El misterioso visitante empatiza con los tres jóvenes, y comienza a organizar la desastrosa lasitud de costumbres de la mansión, inventariando estancias y pertrechos, y desenmascara las estafas del albacea esquilmando el patrimonio de los tutelados. Gracias al contacto con él descubren además del orden, la sensual y oscura vida nocturna de la Habana. Pero una intervención policial contra los francmasones en la isla impone la huida de Victor Hugues y Esteban hacia la Francia revolucionaria. Allí contactarán con los sangrientos acontecimientos, con intervención activa en el proceso demoledor del Antiguo Régimen. Esteban pierde progresivo interés en los fatídicos levantamientos, mientras Hugues se implica con intensidad y fervor en los mismos, del bando de los jacobinos y con reverencial admiración por Robespierre.
Fruto de su participación se le encomienda trasladar las ideas y decretos revolucionarios a las islas caribeñas, entre ellos la supresión de la esclavitud, investido de autoridad institucional para propagar el fervor y la extensión política revolucionaria en la zona. Como compañía disuasoria le acompaña en le viaje la simbólica Guillotina. En el Caribe, la violencia contra los refractarios, la discrecional actuación política y la corrupción germinan en un clima irrespirable, cruento y peligroso. Los ideales de igualdad, libertad y fraternidad estatuidos por la asamblea francesa se diluyen por el mercantilismo y el lucro comercial de políticos y arribistas.
Contar más particulares del argumento es desaconsejable.
El resto de la novela narra, enmarcada en un triángulo amoroso, la distinta evolución personal, política e ideológica de los personajes tras la inmersión de la revolución en sus vidas con su vorágine de crueldad y depravación.
La novela entrevera personajes reales, como Victor Hugues, con otros imaginarios, como Carlos, Sofia y Esteban, si bien los hechos históricos, en esencia, son fidedignos y documentados, manipulados con habilidad en la narración por Alejo Carpentier. Relata el frustrado intento de trasladar el cisma social de la revolución francesa a la América colonial. Las mismas corruptelas, los excesos y abusos cometidos en Europa tuvieron su peculiar reflejo en los territorios caribeños, con los tintes viscerales de violencia, esclavitud, abuso, y clandestinidad por la lejanía geográfica de la metrópoli.
El estilo de Carpentier, un hombre cultísimo, con profundos conocimientos históricos, musicales, arquitectónicos y de idiomas, es deslumbrante, con marcada tendencia descriptiva¸ de una barroquismo equilibrado y embriagador.
Un libro de difícil lectura, donde el autor, en ocasiones, se abandona en una bacanal de adjetivos, deslumbrante, peculiar. Acomete sucesiones descriptivas saturadas de sensualidad, suntuosas, de una elegancia y riqueza expresivas inolvidables, donde realidad y ficción se entremezclan, en un estilo precursor del realismo mágico que sería perfeccionado y extendido por la novelística hispanoamericana en manos de Carlos Fuentes, Cortázar, Juan Rulfo, entre otros.
Una novela histórica y personal.
En el Club de lectura de El Escorial, la última lectura fue esta novela. Como muestra de la dificultad de la obra sólo el 25% de los participantes consiguió acabar la obra. Pero de entre los que la finalizaron la valoración fue entusiasta y encendida glosando sus valores y el disfrute estético de su lectura.
Terminado este siglo. Impresionante lectura. Hay trozos redundantes, pero da igual, qué riqueza, qué barroquismo, qué fiesta...
ResponderEliminarEs un libro muy interesante, repleto de continuos motivos de estímulo literario. Gracias por tu comentario.
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