martes, 1 de octubre de 2013

Son de mar, Manuel Vicent


Por más que lo intente no puedo dejar de relacionar a este autor castellonense de Villavieja, nacido en 1936, con aquellas «Crónicas Urbanas» que aparecieron en el diario "El País" a principios de los ochenta, creo recordar que los sábados, con ilustraciones de Ops que diez años después encontré en las paredes del extinto Banco Hipotecario de España. Una de ellas, que releo de vez en cuando, se titulaba «Antena Colectiva» y todavía puede verse en la hemeroteca en este enlace. Algunas de sus novelas, como esta y «Tranvía a la Malvarrosa» han sido llevadas al cine. Por esta novela obtuvo el Premio Alfaguara en 1999, premio que ya había obtenido treinta y tres años antes con "Pascua y Naranjas". Gran periodista y escritor, su obra es muy extensa y con numerosas géneros entre los que no faltan la gastronomía y los libros de viajes.

El protagonista masculino de la historia, Ulises Adsuara, llega a Circea, pueblo imaginario en la costa mediterránea, para ejercer como profesor de filosofía en el instituto de bachillerato. Su solitaria vida en los momentos iniciales le lleva a utilizar la cantina del pueblo, «El Tiburón» , para su comidas, donde conoce a Martina y queda prendado de ella, cuestión que no es muy bien vista por Basilio, su padre, que tiene los ojos puestos en Alberto Sierra, cacique del pueblo gracias a sus negocios inmobiliarios.
«Un día Ulises estaba comiendo pisto de primero mientras leía un fragmento de la Eneida y las bragas de Martina goteaban. Esta vez eran las bragas negras. Un hilo de agua se deslizaba por el calado y antes de caer en el suelo una gota quedaba detenida en esa parte de la prenda que mañana estaría en contacto con la materia de sus sueños. El sabor del pisto de calabaza, las bragas empapadas de Martina, el brillo del sol sobre ellas y la lectura de la Eneida creaban una sola sensación en el cerebro del profesor de literatura clásica».
Ulises embelesa a Martina con sus historias mitológicas que acaba dejándose invitar a un periplo en «vespino» para visitar unas cuevas en la comarca cercana de «La Alcudiana». A raíz de la «actividad» desarrollada en la cueva por ambos jóvenes, Martina queda embarazada y acaba casándose con Ulises. Este se hace marinero y en una salida dominguera a traer un atún para Martina, reina de las patatas fritas pues las hacía como ninguna, cambia de barco y desaparece como si se lo hubiera tragado el mar. Tras tres años de espera, se da por muerto a Ulises, se celebra su funeral y Martina queda libre para acabar cayendo en las redes de Alberto, pasando a disponer de todos los lujos imaginables. Cual Ulises regresando de Ítaca, nuestro Ulises vuelve a los diez años de su desaparición trayendo el atún que había ido a buscar y entra de nuevo como un ciclón en la vida de Martina que lo protege y lo esconde para recuperar una encendida pasión y tórridos momentos de amor. La cosa se va complicando hasta que ambos aparecen muertos flotando en el mar. Pero Ulises ya había muerto hacía diez años, lo que plantea numerosos intrigantes a los lugareños…

Un personaje real de cierto peso en la novela es el actor Yul Brinner, nombrado treinta y dos veces, que dejó muda a la adolescente Martina cuando un día visitó su taberna mientras rodaba una película. Yul vivía durante el rodaje en un precioso barco atracado en el puerto que se llamaba «Son de Mar» que sirvió a Martina para imaginar escenas imborrables. El barco seguía en el puerto ajado y abandonado, hasta que Martina lo compró, lo arregló y llevó a él a su amado Ulises en lo que fue el principio del fin.

Una fina ironía impregnada de olor a salitre se percibe en todos los rincones de este relato rebuscado y trepidante que hace vivir al lector escenas mitológicas actualizadas con grandes tintes de humor. El sol y las olas del Mediterráneo acunan esta historia entrañable, mágica, de amor y muerte, que empieza por el final cuando el cadáver de Ulises, vestido son su ajado smoking del día de su boda, aparece flotando en la playa, entre los bañistas. Al grito de «qué bonito es el amor» la novela nos mete en un amor apasionado, sensual y casi eterno que sobrevive a los personajes que no son sino herederos de unos amores mitológicos que han existido desde siempre. La muerte es la única forma posible en la que Ulises y Martina pueden volver a estar unidos para la eternidad.

Después de leer el libro he visto la película. No soy muy entendido en cine, pero no me ha gustado y de hecho recomendaría no verla si queremos conservar la magia que nos haya podido transmitido la lectura. La adaptación no me parece buena a pesar de seguir con bastante fidelidad el texto.

4 comentarios:

  1. Decidido, no veo la película y me así me quedo con el buen sabor que me ha dejado "Son de mar". Gracias por la reseña.
    Un abrazo,
    Patricia

    ResponderEliminar
  2. Pareces nuevo, si te gusta un libro no veas la película,
    Y al contrario si te gusta la película, no leas el libro .....

    Gracias.
    Intentaré leerlo.

    ResponderEliminar
  3. Ahora tenemos que leer "El lector" y tanto el libro como la película están muy bien!!
    Un saludo,
    Patricia

    ResponderEliminar

opiniones