@perezreverte Si bien existen algunas reseñas en este blog sobre libros de Arturo Pérez-Reverte, no se ha encabezado ninguna de ellas —como suele ser costumbre— con algunos datos biográficos. Poco se puede decir de este autor a estas alturas que no sea sabido de largo a poco que seamos aficionados a la lectura. Notorio en su faceta de reportero de guerra para televisión durante 21 años, a su regreso enarboló la pluma y lleva años dándonos satisfacciones literarias, bien es verdad que con una amplia división de opiniones, tanto por sus escritos como por su personalidad, fuerte y controvertida donde las haya, lo que en mi opinión es un punto —muchos puntos—a su favor. Aunque había leído varios libros suyos anteriormente sin encontrarle sus irradiaciones, fue con la lectura hace unas semanas de «El asedio», reseñado por Miguel Ángel en este este enlace, cuando le entregué mi alma de lector sin condiciones pasando a declararme incondicional: sus resplandores ya me han atrapado. Ahora trataré de recuperar el tiempo perdido acometiendo su obra en la medida que mi escaso tiempo me lo permita. Es importante mencionar, especialmente en relación al libro que nos ocupa, su condición de Académico de la Lengua Española desde 2003 ocupando el sillón «T»; es en la página web de esta institución y en este enlace donde podemos informarnos con mayor profundidad de su trayectoria y su discurso de ingreso, en papel y en vídeo. Aparte de sus intervenciones semanales en «El semanal» con «Patente de corso», añadir que es un activo trinador en Twitter y sus intervenciones periódicas sobre temas de actualidad en «El bar de Lola» son seguidas con deleite o crispación, generando numerosos comentarios en diferentes sentidos. Igualmente, dispone de la correspondiente página web personal. Información sobre él no falta a poco que queramos alimentar nuestra curiosidad, atídoto sumamente eficaz contra la vejez o el alzhéimer, como también lo son los libros.
Publicado en marzo de 2015, «Hombres buenos» es la historia reconstruida de cómo llegó a la biblioteca de la Real Academia de la Lengua la relevante «Encyclopédie ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers de Diderot et D’Alembert» a finales del siglo XVIII, cuando era un libro prohibido en España. Consultando documentos de la propia Real Academia y apareciendo el autor en la propia novela relatando aspectos de su investigación, la historia nos conduce a esa época oscura de finales del XVIII, pocos años antes de la Revolución Francesa, que es cuando dos académicos, el almirante de la armada retirado don Pedro Zárate y el bibliotecario don Hermógenes Molina son comisionados por sus compañeros para desplazarse a París con el objeto de adquirir personalmente, en nombre de la academia y para esta, e incluso avalados por el propio rey, un ejemplar de la primera edición de la «Encyclopédie». No todos los académicos están plenamente de acuerdo con esta comisión y una pareja de ellos, antagonistas y enemigos declarados, en lugar de aceptarlo, manejan sus hilos en la sombra para intentar impedirlo, lo que hace emerger la figura siniestra de Pascual Raposo, sombra en todo momento de los dos comisionados, ignorantes casi hasta el final de este hecho, y que trata de impedir que la enciclopedia llegue a España. Utilizando métodos nada ortodoxos a la vez que violentos, jalona el devenir de estos dos hombres con sobresaltos continuos y en dos ocasiones está a punto de conseguir su objetivo. El relato nos lleva a vivir las vísperas de la Revolución, nueve años antes, a través de la recreación de los contactos de estos dos hombres buenos, ayudados y sableados por la figura del abate Bringas, que llegan a poner su vida y sus dineros en pos de conseguir llevar a término con éxito la operación que se les había encomendado. Como suele ocurrir, el final no dejará contentos a algunos lectores que quieren que las obras acaben como desean ellos e ignoran que es el autor el que decide la conclusión y sus términos.
Novela histórica o historia novelada, los hechos centrales de la misma son reales y en todo momento el autor nos tiene al tanto en las propias páginas del libro de sus indagaciones y pesquisas en pos de recrear lo más fielmente posible los hechos acaecidos. He disfrutado del libro en su versión electrónica que contiene algo más de ciento cincuenta y tres mil vocablos que me han asegurado varias horas de deleite, no solo por la historia que es de lo más atractiva, sino por la prosa y los diálogos puestos en escena por don Arturo, que en algunos momentos, como más tarde referiré, me han impelido materialmente a soltar el libro electrónico y buscar determinados giros gramaticales que se me antojaban extraños pero que no podía considerar erratas teniendo en cuenta el autor. Como digo, el lenguaje empleado es de lo más extenso y enriquecedor, quedando en este enlace ( https://dl.dropboxusercontent.com/u/3899187/VOCABLOSdeHombresBuenos.xlsx ) un estudio de ellos que estará disponible algún tiempo para quién esté interesado.
Hay que descubrirse ante el asombroso trabajo de documentación y la verosimilitud lograda en el desarrollo de aquellas escenas sobre las que no hay constancia fidedigna. Personajes reales y ficticios, convincentes siempre, se entremezclan con maestría para reflejar el ambiente de la época, especialmente para amantes de la Historia como es mi caso. Una aventura con tintes heroicos de la que haríamos bien en aprender en la actualidad teniendo más en cuenta la Historia para no repetir ideas viejas que están pasadas de fecha pero que vuelven con machacona intensidad a asomarse en numerosos aspectos de nuestra vida diaria. La personalidad y el talante liberal del almirante llama la atención en esa época y, lo que es peor, choca incluso hoy en día a tenor de lo que podemos constatar en numerosos personajes públicos que rigen nuestros des(a)tinos. La acción y los personajes se me antojan tan actuales que podríamos ponerles nombres y apellidos conocidos por sus maniobras y trabas constantes a la cultura y la educación.
Y como lo sugerido es deuda, y al menos a mí me ha resultado interesante para mi enriquecimiento gramatical, a continuación una de las muchas frases que me han hecho dudar de mis concepciones lingüísticas. Al final, tras consultar sin éxito en internet y algunos libros como el «Diccionario Panhispánico de dudas», «El buen uso del español» y otros, me decidí por elevar la consulta a la Fundeu, una institución que vela por el lenguaje. He aquí el planteamiento y su contestación. El título de mi pregunta era «Plurales o singulares en grupos» y decía así:
Leo el siguiente párrafo en el libro "Hombres Buenos" de Arturo Pérez-Reverte:«Tanteando junto a la entrada, el almirante encuentra eslabón y pedernal para encender una vela, ante cuya luz corretea por el suelo, despavorida, media docena de cucarachas rojizas... … y una mesa con recado para escribir donde se apila medio centenar de libros y folletos.»Teniendo en cuenta el autor —académico de la Lengua—y la reiteración, considero que no se trata de erratas, pero me entran mis dudas en el uso del singular para "media docena" o "medio centenar".Yo hubiera usado los plurales en «corretean» y «despavoridas» para la media docena de cucarachas y «apilan» para el medio centenar de libros y folletos.
Y la contestación aclaratoria, sumamente escueta fue...
Las dos concordancias son válidas.
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