@javier_ruescas
@_LauraGallego @benistofeles Laura Gallego García, Benito Taibo y Javier
Ruescas son los tres conocidos autores que se han conjurado en este libro para
relatar sus particulares visiones del tradicional cuento de «La Bella y la
Bestia». El libro ha visto la luz en librerías y portales electrónicos hoy
mismo 16 de marzo de 2017 y será presentado en Madrid el próximo viernes día 24
en el espacio de la Fundación Telefónica bajo la batuta de uno de nuestros escritores
actuales de renombre: Juan Gómez Jurado.
Laura Gallego es una
escritora catalana nacida en 1987 en Quart de Poblet que cuenta con una muy
larga serie de publicaciones en los géneros infantil y juvenil cuya enumeración
se haría eterna. Licenciada en Filología Hispánica, escribe desde muy joven y
dispone de una excelente y cuidada página web en varios idiomas en la que podemos encontrar numerosa información personal, de
su obra, sus inquietudes y de sus proyectos.
Benito Taibo es un autor
mejicano con una larga trayectoria literaria que empieza a darse a conocer en
España y del que ya tenemos reseñado en este blog su libro «Persona normal», entrada a la que
remitimos para conocer más detalles sobre su biografía.
Por último, Javier Ruescas, autor juvenil de
éxito, archiconocido mundialmente en los ambientes literarios juveniles
hispanos y en las redes sociales, se ha asomado en numerosas ocasiones a este
blog donde han quedado reseñados varios de sus dieciséis libros anteriores, si
las cuentas no me fallan, por lo que remitimos al lector al buscador del blog
para conocer detalles de su corta pero dilatada trayectoria hasta este año de
2017 en que entrará en la treintena.
¿Quién dijo que las princesas tenían que esperar a ser rescatadas?
¿Quién dijo que las princesas eran cobardes?
¿Quién dijo que las princesas lloraban?
«La belleza está en el interior» es la frase que repiquetea
en nuestra conciencia como resultado del cuento tradicional que nos recuerda
que las apariencias son eso, apariencias. Laura Gallego ha rotulado su historia como «El zorro y la bestia», desarrollando en ella lo que pudiéramos
considerar una precuela del tradicional cuando el que se presenta a las puertas
del castillo es el zorro Ren, un ser «ancestral» con capacidad de adquirir
forma humana y que entabla un sesudo diálogo con la Bestia para, en un intento
de ayudarle, llegar a determinar las condiciones en que se produjo el hechizo y
la autora del mismo. Posteriormente visitará a hadas madrinas y brujas en un
intento de conjurar la maldición que le hará transitar por mundos desconocidos
de magia y fantasía.
Benito Taibo titula su apartado como «Anabella
y la bestia», dejando radicalmente de lado castillos y princesas de cuento para
trasladarnos al mundo hondureño rural y real de Tegucigalpa en el que vive la
joven Anabella con su madre y su enamorado Aurelio, luchando a diario para ver
realizados sus sueños —«…y recordar que los sueños, como todos sabemos, se
sueñan dentro de nuestra cabeza, y se cumplen allí donde te encuentras»—, y escapar de un mundo que le asfixia. Para ello y para alcanzar la libertad,
se subirá a la «Bestia», que en realidad es el nombre de un tren mejicano lleno
de peligros en el que intentará llegar a Estados Unidos. El viaje tiene
sorpresas estremecedoras para Anabella que no podemos desvelar aquí.
«Tenía su libro de cuentos y una rosa de plástico, una navaja de
muelle, una esperanza que se desvanecía como una gota de pintura en el agua. Y
también cinco mil dólares escondidos en los calzones.»
Por último, en la tercera
historia Javier Ruescas nos
presenta «Al cruzar el jardín»,
una relato con tintes más futuristas que enlaza el cuento clásico con el
futuro. El mundo se ha detenido en el interior de los muros que rodean al
castillo en el que vive solitariamente Alainn. Nunca traspasó los muros del
jardín, no conoció a su madre y en los años que recuerda hasta su muerte, su
padre le previno intensamente contra todo lo que pudiera venir del mundo
exterior. Tan solo conserva un diario de su madre en el que puede leer
historias inconexas que no acierta a comprender. Tiene el jardín lleno de trampas
y avisos para prevenir la llegada de cualquier intruso. Su existencia pasa
inadvertida hasta que un día desde una ventana cree ver una figura en su
jardín. Parece un sueño pero la vuelve a ver por segunda vez y para la tercera
está preparado y caza y hace prisionera a Fiara, una joven que pudiera ser la concreción
de la «pesadilla» que le anunciara su padre. Sin embargo, la «amenaza» que Alain
mantiene encerrada en los sótanos es obediente, silenciosa y comunicativa, actitudes
que van minando las convenciones del chico hasta convertirla en su compañera.
Pequeñas cuestiones van anidando en la mente del chico a respuestas de Fiara
como que los libros en papel ya no existen y la gente lee en pantallas… Un día
mientras trabajan en el jardín en el cuidado de las rosas, Alainn descubre que
Fiara no sangra tras hacerse un corte, lo que es la gota que colma el vaso y
con la que vuelven a la mente de Alainn todos los «demonios» que creía haber
superado. La historia entra en una nueva dinámica que desemboca en un desenlace
ocurrente, mágico, fascinante, en una actualización magistral con tintes
futuristas del cuento clásico y que no vamos a desvelar aquí.
«Que, al final, el querer no tiene que ver tanto con el que quiere,
sino con lo que hace sentir en el que es querido»
En
las primeras escenas de la película (no tan infantil) de dibujos animados «La
Bella y la Bestia», Bella es la hija del inventor, una chica peculiar,
singular, distinta de todos sus convecinos, extravagante porque «nunca deja de leer y cuando lee no se
acuerda de comer»; «una muchacha de
lo más extraño… que siempre en las nubes suele estar». Por un momento
intenta contar al panadero la maravillosa historia que ha leído en el último
libro y este le da la espalda. Ella sabe que existe un mundo por descubrir y
ver y lo busca afanosamente en la pequeña biblioteca de la aldea a donde se
dirige prácticamente a diario. ¿Ha llegado algo nuevo? Pregunta con ingenuidad
al bibliotecario, a lo que este le responde: Jejeje… ¿desde ayer? Bella no
pierde la sonrisa y se lleva un libro que ya ha leído dos veces con
anterioridad porque en él descubrirá «lugares
lejanos, aventuras, hechizos mágicos, un príncipe disfrazado… ». Leer es
transportarse a otros mundos, otras historias, otros personajes y vivir con
ellos sus aventuras, compartir sus emociones y dejarse llevar por la magia de
lo que ocurrió, sea real o inventado, ¡qué más da!
Con este libro volvemos a
enfrentarlos a la diatriba actual del contenido y el continente. Aunque yo he
devorado el contenido en la adquisición digital por menos de 8€, no podré
resistirme a hacerme con la edición en papel, el continente, por su
presentación maravillosamente cuidada, en tapa dura por menos de 15€, con una
portada y unas ilustraciones preciosas a cargo de Mar Blanco que son una
delicia, una joya, para conservar en nuestra biblioteca personal aunque ya no
quepa en ella ni un alfiler. 35.140 vocablos y numerosas ilustraciones nos
aseguran unas horas de lectura más que agradable para todos, chicos y grandes,
pues los cuentos no tienen edad. Tres estilos de juntar palabras, a cada cual más
impecable, donde la narración y los diálogos se entremezclan para trasladarnos
a mundos mágicos que en este libro están no tan lejos de la realidad que nos
rodea. Momentos de agradable lectura en una renovación del clásico que está
misma semana podemos ver también en pantalla grande con actores reales.
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