jueves, 16 de marzo de 2017

Por una rosa, de Laura Gallego, Benito Taibo y Javier Ruescas



@javier_ruescas @_LauraGallego @benistofeles Laura Gallego García, Benito Taibo y Javier Ruescas son los tres conocidos autores que se han conjurado en este libro para relatar sus particulares visiones del tradicional cuento de «La Bella y la Bestia». El libro ha visto la luz en librerías y portales electrónicos hoy mismo 16 de marzo de 2017 y será presentado en Madrid el próximo viernes día 24 en el espacio de la Fundación Telefónica bajo la batuta de uno de nuestros escritores actuales de renombre: Juan Gómez Jurado.

Laura Gallego es una escritora catalana nacida en 1987 en Quart de Poblet que cuenta con una muy larga serie de publicaciones en los géneros infantil y juvenil cuya enumeración se haría eterna. Licenciada en Filología Hispánica, escribe desde muy joven y dispone de una excelente y cuidada página web en varios idiomas en la que podemos encontrar numerosa información personal, de su obra, sus inquietudes y de sus proyectos.

Benito Taibo es un autor mejicano con una larga trayectoria literaria que empieza a darse a conocer en España y del que ya tenemos reseñado en este blog su libro «Persona normal», entrada a la que remitimos para conocer más detalles sobre su biografía.

Por último, Javier Ruescas, autor juvenil de éxito, archiconocido mundialmente en los ambientes literarios juveniles hispanos y en las redes sociales, se ha asomado en numerosas ocasiones a este blog donde han quedado reseñados varios de sus dieciséis libros anteriores, si las cuentas no me fallan, por lo que remitimos al lector al buscador del blog para conocer detalles de su corta pero dilatada trayectoria hasta este año de 2017 en que entrará en la treintena.

¿Quién dijo que las princesas tenían que esperar a ser rescatadas?
¿Quién dijo que las princesas eran cobardes?
¿Quién dijo que las princesas lloraban?

«La belleza está en el interior» es la frase que repiquetea en nuestra conciencia como resultado del cuento tradicional que nos recuerda que las apariencias son eso, apariencias. Laura Gallego ha rotulado su historia como «El zorro y la bestia», desarrollando en ella lo que pudiéramos considerar una precuela del tradicional cuando el que se presenta a las puertas del castillo es el zorro Ren, un ser «ancestral» con capacidad de adquirir forma humana y que entabla un sesudo diálogo con la Bestia para, en un intento de ayudarle, llegar a determinar las condiciones en que se produjo el hechizo y la autora del mismo. Posteriormente visitará a hadas madrinas y brujas en un intento de conjurar la maldición que le hará transitar por mundos desconocidos de magia y fantasía.

Benito Taibo titula su apartado como  «Anabella y la bestia», dejando radicalmente de lado castillos y princesas de cuento para trasladarnos al mundo hondureño rural y real de Tegucigalpa en el que vive la joven Anabella con su madre y su enamorado Aurelio, luchando a diario para ver realizados sus sueños —«y recordar que los sueños, como todos sabemos, se sueñan dentro de nuestra cabeza, y se cumplen allí donde te encuentras»—, y escapar de un mundo que le asfixia. Para ello y para alcanzar la libertad, se subirá a la «Bestia», que en realidad es el nombre de un tren mejicano lleno de peligros en el que intentará llegar a Estados Unidos. El viaje tiene sorpresas estremecedoras para Anabella que no podemos desvelar aquí.

«Tenía su libro de cuentos y una rosa de plástico, una navaja de muelle, una esperanza que se desvanecía como una gota de pintura en el agua. Y también cinco mil dólares escondidos en los calzones.»

Por último, en la tercera historia Javier Ruescas nos presenta «Al cruzar el jardín», una relato con tintes más futuristas que enlaza el cuento clásico con el futuro. El mundo se ha detenido en el interior de los muros que rodean al castillo en el que vive solitariamente Alainn. Nunca traspasó los muros del jardín, no conoció a su madre y en los años que recuerda hasta su muerte, su padre le previno intensamente contra todo lo que pudiera venir del mundo exterior. Tan solo conserva un diario de su madre en el que puede leer historias inconexas que no acierta a comprender. Tiene el jardín lleno de trampas y avisos para prevenir la llegada de cualquier intruso. Su existencia pasa inadvertida hasta que un día desde una ventana cree ver una figura en su jardín. Parece un sueño pero la vuelve a ver por segunda vez y para la tercera está preparado y caza y hace prisionera a Fiara, una joven que pudiera ser la concreción de la «pesadilla» que le anunciara su padre. Sin embargo, la «amenaza» que Alain mantiene encerrada en los sótanos es obediente, silenciosa y comunicativa, actitudes que van minando las convenciones del chico hasta convertirla en su compañera. Pequeñas cuestiones van anidando en la mente del chico a respuestas de Fiara como que los libros en papel ya no existen y la gente lee en pantallas… Un día mientras trabajan en el jardín en el cuidado de las rosas, Alainn descubre que Fiara no sangra tras hacerse un corte, lo que es la gota que colma el vaso y con la que vuelven a la mente de Alainn todos los «demonios» que creía haber superado. La historia entra en una nueva dinámica que desemboca en un desenlace ocurrente, mágico, fascinante, en una actualización magistral con tintes futuristas del cuento clásico y que no vamos a desvelar aquí.

«Que, al final, el querer no tiene que ver tanto con el que quiere, sino con lo que hace sentir en el que es querido»

En las primeras escenas de la película (no tan infantil) de dibujos animados «La Bella y la Bestia», Bella es la hija del inventor, una chica peculiar, singular, distinta de todos sus convecinos, extravagante porque «nunca deja de leer y cuando lee no se acuerda de comer»; «una muchacha de lo más extraño… que siempre en las nubes suele estar». Por un momento intenta contar al panadero la maravillosa historia que ha leído en el último libro y este le da la espalda. Ella sabe que existe un mundo por descubrir y ver y lo busca afanosamente en la pequeña biblioteca de la aldea a donde se dirige prácticamente a diario. ¿Ha llegado algo nuevo? Pregunta con ingenuidad al bibliotecario, a lo que este le responde: Jejeje… ¿desde ayer? Bella no pierde la sonrisa y se lleva un libro que ya ha leído dos veces con anterioridad porque en él descubrirá «lugares lejanos, aventuras, hechizos mágicos, un príncipe disfrazado… ». Leer es transportarse a otros mundos, otras historias, otros personajes y vivir con ellos sus aventuras, compartir sus emociones y dejarse llevar por la magia de lo que ocurrió, sea real o inventado, ¡qué más da!

Con este libro volvemos a enfrentarlos a la diatriba actual del contenido y el continente. Aunque yo he devorado el contenido en la adquisición digital por menos de 8€, no podré resistirme a hacerme con la edición en papel, el continente, por su presentación maravillosamente cuidada, en tapa dura por menos de 15€, con una portada y unas ilustraciones preciosas a cargo de Mar Blanco que son una delicia, una joya, para conservar en nuestra biblioteca personal aunque ya no quepa en ella ni un alfiler. 35.140 vocablos y numerosas ilustraciones nos aseguran unas horas de lectura más que agradable para todos, chicos y grandes, pues los cuentos no tienen edad. Tres estilos de juntar palabras, a cada cual más impecable, donde la narración y los diálogos se entremezclan para trasladarnos a mundos mágicos que en este libro están no tan lejos de la realidad que nos rodea. Momentos de agradable lectura en una renovación del clásico que está misma semana podemos ver también en pantalla grande con actores reales.

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