Leonardo de la Caridad Padura Fuentes es un novelista y periodista cubano nacido en La Habana en 1955 donde reside actualmente en el barrio de La Mantilla en el que nació. Tiene doble nacionalidad cubano-española desde 2011. Realizó sus estudios preuniversitarios en «La Víbora» y se licenció en 1980 en literatura hispanoamericana en la Universidad de La Habana. Relacionado desde siempre con el mundo de las letras como periodista, guionista o escritor, publicó su primera novela «Fiebre de caballos» en 1984. Ha tenido muchas incursiones en el mundo de la historia, lo que le ha permitido tratar literariamente diferentes hechos reales e incorporarlos en sus novelas. La novela que comentamos hoy «La transparencia del tiempo» es la novena de la serie dedicada a Mario Conde, ex policía y detective en sus ratos libres cuyas andanzas dejan constancia de la vida real de los pobladores de La Habana a lo largo de estos últimos años. Además de esta serie tiene en su haber otras muchas novelas que plasman la realidad cubana entre las que podemos destacar «El hombre que amaba a los perros» o «La novela de mi vida».
El próximo sábado día 10 de febrero de 2018, aquellos lectores que lo deseen y vivan en o cerca de Madrid, podrán interaccionar directamente con el autor en la 99ª edición de los «Sábados Negros» que promete ser sumamente interesante una vez más. Más información en su página web accesible desde este enlace.
En esta novena entrega de la serie sobre Mario Conde, nuestro protagonista está a punto de cumplir los 60 años y empieza a ver su vida y la de sus congéneres con otras perspectivas. Un antiguo amigo del instituto, Roberto «Bobby», al que no ve desde hace mucho tiempo, contacta con él para pedirle ayuda privada en un robo que ha sufrido en su propio domicilio perpetrado por su pareja, un mulato despampanante. Entre las cosas robadas, Bobby concede la máxima importancia a una virgen negra que representa mucho para él en el terreno afectivo pues la trajo su abuelo desde el Pirineo Catalán español cuando vino a Cuba huyendo de la Guerra Civil Española. A medida que Conde avanza en la investigación, los hechos se van complicando con asesinatos de personajes colaterales, lo que hace pensar a Conde que Bobby no le ha dicho toda la verdad y la virgen negra tiene más valor económico de lo que parece. Episodios intercalados en la novela de trazo histórico relatan episodios medievales que sitúan a la virgen en tierras africanas de la época de los cruzados y que por diversas vicisitudes llegó hasta una ermita del Pirineo y finalmente a La Habana. Con muchos episodios de la vida en La Habana de Conde, su pareja, sus amigos, sus antiguos compañeros policiales y los peristas intervinientes en la operación, la novela llega a un inesperado final.
No he leído las novelas anteriores en las que interviene Mario Conde pero una exploración en internet me ha confirmado mi idea del personaje, un ex policía de vida desordenada, melancólico, borrachuzo y fumador, que quería ser escritor y al que la edad cercana a los 60 años confiere una perspectiva diferente a su vida y a la vida en La Habana, que queda fielmente retratada en la novela; no será igual su lectura para personas que conozcan la ciudad que para aquellos que no la conozcan, aunque estos últimos se harán una idea fiel de cómo transcurre la (sufrida) vida de los habitantes de esta emblemática ciudad. El lenguaje empleado por el autor me ha resultado sumamente atractivo, delicioso y por momentos musical, por los giros empleados y el salpicado de palabras de ese español que se entiende pero que es típico del otro lado del Atlántico. Como aficionado a la novela histórica, he disfrutado enormemente con los (tangenciales) episodios que relatan de forma pormenorizada épocas medievales de Las Cruzadas y pasajes del Pirineo Catalán en la época de la Guerra Civil Española que dan contenido histórico a la talla de la virgen negra cuya sustracción es un eje central de la novela. Un ejemplo perfecto de novela negra que aporta historia novelada y escenas costumbristas de la ciudad que permitirán al lector una lectura relajada y de gran disfrute. Habrá que asomarse a este Conde desde sus inicios para evolucionar con él.
Algunas frases recogidas del libro
Por ello, luego de expulsar la abundante y fétida orina matinal, comenzó el cada vez más arduo proceso de acorazar su ánimo para disponerse, otra vez, a hacer su mejor esfuerzo y tratar de impedir que la llegada impostergable de la muerte se anticipase y produjese por el simple camino de la inanición.
…que les impedía morir de hambre y no les permitía vivir sin hambre.
Pensó que de aquella miseria compactada por los años solo podía nacer más miseria, y sobre todo la peor de ellas: la humana.
… una penumbra húmeda y asfixiante donde se acentuaba el hedor a cueva, sudor y ropa sucia, sofritos y aceites reciclados hasta su evaporación total. Junto a una puerta se anunciaba la venta de hielo; en otra, la reparación de teléfonos celulares, y una más, decorada…
Bobby tenía un refrigerador mejor surtido que cualquier supermercado habanero y el hambre perniciosa de Conde sufrió una aplastante derrota.
… indagó si el Palomo tenía cerca algún teléfono fijo al cual llamarlo para hacer menos onerosa la operación comunicativa.
Observó el rostro de Miguel Duque: casi seguro era un genio informático y deductivo, como decía Manolo, pero, con la misma seguridad, Conde podía afirmar que le faltaban lecturas. No solo de computadoras vive el hombre, menos si el hombre es un investigador policial. No obstante, mantuvo su mutismo. Lo que René Águila contaba tenía un fondo histórico cierto, aunque podía ser una pantalla. ¿Creada por él o por Puigventós? También la trama catalanista podía ser cierta, y esa posibilidad protegía al mulato.
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