BIOGRAFÍA
D. H. Lawrence, escritor inglés nacido en 1885, hijo de un minero y una maestra de escuela. Estudió en la Universidad de Nottingham y publicó sus primeros poemas en la revista English Review. Ejerció unos años como maestro. Su ambiente familiar quedó reflejado en muchas de sus novelas, la primera de las cuales «El pavo real blanco» fue publicada en 1911. Más tarde, en 1913, vio la luz «Hijos y amantes», en gran parte autobiográfica, ambientada en un pueblo minero. Su tormentosa vida sentimental sirvió de argumento para novelas suyas como «El arco iris (1915)» y «Mujeres enamoradas (1921)», la primer de las cuales fue retirada por su excesiva obscenidad. Cultivó también otros géneros como poesía, cuentos, obras de teatro, ensayos, libros de viaje, traducciones y críticas literarias. Con una salud muy delicada, enfermó de tuberculosis, tuvo dificultadas por el clima inglés, lo que le llevó a realizar viajes en busca de otro clima por Italia, Cerdeña, Australia y México, cuyos ambientes reflejó también en muchas de sus obras. Desde 1926 y casi hasta su muerte residió en Italia, donde ya muy enfermo escribió la novela que hoy comentamos «El amante de lady Chatterley», que vió la luz en 1928 en una tirada reducida porque el manuscrito estaba manchado con esputos de sangre del escritor debido a su enfermedad y los editores se negaban a trabajarlo. Murió en 1930 en un sanatorio de la Provenza francesa.
RESEÑA:
Sir Clifford Chatterley es un inválido de guerra al que le faltan las piernas. Con su esposa Connie llevan una vida acomodada en sus posesiones de Wragby en la campiña inglesa. Aunque mantienen las apariencias, Connie siente un vacío vital en sus aspectos amorosos debido a la imposibilidad de satisfacerlos para parte de su marido. En uno de sus paseos por los bosques circundantes a la mansión coincide con Mellors, un guardabosque empleado de su marido que antaño fue un militar de alta graduación y que trasluce un cierto porte aristocrático. Llevados por una fuerte atracción, culminan sus anhelos en una cabaña de aperos. La frecuencia de los encuentros hace que la cuestión se vaya conociendo, llegando a ser habladuría en la población cercana y en el servicio de la mansión. Aunque sir Clifford está dispuesto a consentir algún devaneo de Connie e incluso reconocer un hijo suyo con otro hombre como heredero, cuando se entera de quién es el elegido, no consiente al ser un empleado suyo. La cuestión va subiendo de tono en las vidas de ambos, en sus relaciones entre los dos esposos y con sus familias.
… al día siguiente fue al bosque. Hacía una tarde gris, sin viento; la grama, de un color verde oscuro, se extendía bajo los macizos de avellanos y todos los árboles realizaban un esfuerzo silencioso para abrir sus yemas. Aquel día podía sentir casi en su propio cuerpo el impulso inmenso de la savia en los grandes árboles, ascendiendo hasta las puntas de los capullos para abrirse allí en pequeñas hojas flamígeras de un bronce sanguinolento. Era como una marea disparándose hacia arriba y esparciéndose por el cielo. Llegó al claro, pero…
COMENTARIO
En la época de su publicación, década de 1930, se vio envuelta en la polémica al ser tildada de obscena y escandalosa por la excesiva crudeza de algunos de sus pasajes sexuales. La descripción de los escenarios es magnífica llevando al lector por la mansión, los jardines, los bosques y los pueblos cercanos con asombrosa maestría descriptiva. Igualmente, los personajes están perfectamente perfilados trasladando al lector a una época y un ambiente muy conocido por series y películas cinematográficas. Hay una película de este libro pero al decir de quienes la han visto no refleja fielmente el contenido de la novela. De gran talento como escritor, la opinión pública le criticó por los escarceos pornográficos —con exacerbado realismo— en sus obras. Con el paso del tiempo y una visión más abierta de la sexualidad en la literatura, su imagen fue ganando puntos hasta ser considerando un gran representante del modernismo inglés, si bien acusado por las féminas de un cierto machismo. Se plantean a lo largo del relato numerosas cuestiones de las relaciones humanas, familiares o sociales, con una cierta crítica a la falsedad con lo que por lo general son tratadas. Quizá un poco repetitiva en algunos pasajes para mi gusto, recrearse en la lectura de este libro puede ser placentero para la gran mayoría de los lectores, especialmente los que disfruten con ambientaciones inglesas.
«Sí —dijo él—. La gente debería preocuparse de cómo joden ellos, y se les quitarían las ganas de escuchar un montón de sandeces sobre cómo lo hacen los demás.»
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