Toni Hill, nacido en Barcelona en 1966, es licenciado en Psicología, pero su principal actividad ha sido en relación con el mundo literario y editorial, traduciendo libros de autores relevantes. Su obra ha sido traducida a varios idiomas europeos. Su primera novela es «El verano de los juguetes muertos (2011)» a la que siguieron «Los buenos suicidas (2012)», «Los amantes de Hiroshima (2014)», «Los ángeles de hielo (2017)», «Tigres de cristal (2018)» y «El oscuro adiós de Teresa Lanza (2021)».
Aunque un amigo puede convertirse en el más odiado de los enemigos (de nuevo igual que un amor apasionado puede desembocar en un odio acérrimo), existen ciertos hechos comunes que no se olvidan, que llaman al entendimiento y a la nostalgia muchos años después.
Si cualquier muerte es capaz de cambiar las vidas de su entorno, el homicidio de un niño de catorce años a manos de dos de sus compañeros de clase extiende ese influjo perverso a todas las familias que se vieron implicadas
Como hago habitualmente, me he acercado al libro sin ningún conocimiento previo del mismo ni del autor. Me ha sorprendido desde el primer momento por la localización del desarrollo de la acción en un barrio especial en Cataluña —Ciudad Satélite hoy San Ildefonso—, en la periferia de Barcelona —Cornellá de Llobregat—, donde conviven familias típicas de la emigración desde otras regiones en los años 60-80 del siglo pasado, laborantes de fábricas o industrias y alguno propietario de pequeños negocios en el barrio, un barrio como muchos de los que existían en la geografía española de aquellos años en las grandes ciudades o en los pueblos. Aunque he percibido algún desliz en el narrador en el desarrollo de los hechos, el transcurso de la acción en dos épocas distintas, 1978 y 2015, correspondientes a tres generaciones de las familias me ha parecido magistral. Las relaciones de familia o de amistad van centrando a los personajes —unos personajes que bien pudiéramos encarnar nosotros mismos o nuestros conocidos— hasta encajarlos perfectamente en un puzle que el lector memoriza sin dificultad. Los que ya contamos cierta edad recordaremos los ambientes de aquellos años especialmente si hemos vivido en una clase social del mismo tipo que la referenciada en el libro. Lo que siempre ha existido, las novatadas y provocaciones de unos alumnos sobre otros, que antes no tenía nombre y que ahora se llama «bullying», perfectamente tratado y que lleva a al hecho central de una muerte como punto focal de desarrollo de toda la trama, que se irá completando en pequeñas entregas, adelante y atrás en el tiempo, hasta cerrar una historia redonda en la que el lector tendrá sus dudas en justificar las razones de cada uno de los personajes en sus actuaciones. Un vocabulario muy acertado, con algunas concesiones a las búsquedas a diccionario, una prosa fluida y unos diálogos ajustados, sin profusión y muy verosímiles ayudarán al lector a no despegar las manos del libro más de lo imprescindible para finalizar su lectura. Una historia intensa, absorbente, plausible y verosímil, un feliz descubrimiento este libro que realmente no entiendo que no tenga una película —o serie— detrás ¿O sí la tiene y no me he enterado? Me ha venido a la mente un libro que también me impresionó en el pasado con una ambientación similar en un barrio de Madrid: «Apaches» de Miguel Sáez Carral. Dos libros que a buen seguro releeré pasado un tiempo.
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