sábado, 1 de abril de 2023

Los ingratos, de Pedro Simón

Libro correspondiente a la 43ª edición del Club de Lectura de ALQS2D durante el primer trimestre de 2023.

Pedro Simón, madrileño, nacido en 1971, es licenciado en Ciencias de la Información. Ha trabajado en diversos medios periodísticos y radiofónicos elaborando en la actualidad reportajes de contenido humano en el diario «El Mundo», muy enfocados en lo que en la actualidad se ha dado en llamar «La España vaciada». Con varias novelas publicadas, la que comentamos hoy, «Los ingratos», vio la luz en 2021 y obtuvo el premio primavera de novela de 2021. Con posterioridad, en 2022 ha publicado «Los incomprendidos».

Nos rezaban que cuatro esquinitas tiene mi cama y que cuatro angelitos nos la guardaban, pero mi cama por lo menos tenía cinco. Y uno de ellos era una señora de campo que pinchaba cuando te daba un beso.

Corría 1975 cuando Mercedes, maestra, llega a un pueblo perdido con sus tres hijos Vero, Isa y David. Su marido, Natalio, trabaja en la Chrysler en Madrid y está ausente durante la semana. Para ayudarla, Mercedes contrata a una señora del pueblo, Emérita, sorda como una tapia, pero voluntariosa y que llega a ser un ángel para la familia, especialmente como cuidadora del pequeño David, que desarrolla todo tipo de travesuras, pero siempre bajo la atenta mirada de Eme, que llegará a considerarle como el hijo que perdió. Emérita será una fuente de aprendizaje de la vida para David, al que llamará siempre Currete, que a su vez enseña junto con sus hermanas a Eme a escribir. Pasará el tiempo, la familia pasará por diferentes avatares y volverá a la ciudad, dejando a Eme en el pueblo, con algunas visitas esporádicas y cada vez más distanciadas a medida que David va creciendo ya en la ciudad.

Los rumores. Son como un resfriado, hijo. Empiezan por una tos de nada y pueden terminar en una pulmonía.

Un libro delicioso, especialmente delicioso para aquellos que tuvimos «pueblo» en lo que ahora se llama la España vaciada y cuando éramos chavales nos llevaban nuestros padres o abuelos a pasar alguna temporada en verano. Palabras como Bazoka (chicles), Seat 850, Simca 1200. Chrysler, Cinzano, Kas, Mirinda evocarán nuestros recuerdos de aquellos días. Actividades como ir a coger amapolas para alimento de los conejos, ver pasar los trenes por la vía con sus fumarolas impresionantes o hacer jabón con aceite usado y sosa eran frecuentes antaño pero hoy ya están en desuso y son desconocidas. La vida en los pueblos donde todo el mundo se conocía relatada con maestría transmitiendo sensibilidades que siempre están en las relaciones humanas, especialmente tan cercanas en aquel contexto. El personaje de Emérita, «Eme», sobresaliente y muy representativo de personas forjadas a sí mismas en un medio duro plagado de infortunios y sinsabores. Al final, una pátina de olvido queda de todo aquello si no fuera porque relatos tan bellos como este los rescatan y nos los hacen llegar a los lectores. El propio autor refiere que, en una entrevista, Arturo Pérez Reverte le dijo que «lo de que hacerse mayor consiste en dejar de hacer cosas que antes podías hacer y ahora ya no».

La memoria es un juego de espejos tramposos. Cuando regresas a un lugar después de tanto tiempo, todo te parece cambiado. Cuando llevas dos horas, todo te parece igual y es como si nunca te hubieses ido. Cualquiera que me vea caminar, pensará que soy un inspector de la vivienda o un colgado o alguien que quiere comprarse una casa o un acosador o un enfermo mental. Pero soy un niño perdido. Solo un niño perdido que anda buscando a la madre.

 

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