lunes, 10 de octubre de 2011

La Herencia de la Tierra, Andrés Vidal


Me llaman siempre la atención las primeras obras de autores desconocidos. Y este es el caso. Andrés Vidal nos cuenta una historia sencilla de un hombre sencillo forjado a sí mismo, tenaz, constante, trabajador y luchador contra todo y contra todos. Rosendo Roca era un niño tímido y taciturno al que molestaban más allá de lo razonable sus compañeros de colegio. Un día decidió acabar con las vejaciones, plantó cara a su principal agresor y le dio una paliza que acabó dejándole tuerto. Las “cosas de chicos” no cubrían esta lesión y en aquella Cataluña rural del siglo XIX, la familia se vio obligada a marchar a la ventura con lo poco que tenían. Recalaron y se establecieron en las tierras de los Casamunt, donde comenzaron una nueva vida como campesinos, trabajando de sol a sol por una mínima subsistencia y procurando en todo momento tener los dineros prestos para satisfacer los tributos a su señor, persona altanera y egoísta que solo gustaba de la buena vida.

Rosendo quiere ser dueño de su destino y en unas condiciones leoninas a corto y draconianas a largo plazo obtiene el permiso de su “amo” para explotar una mina de carbón, dejándose la piel día tras día en las entrañas de la tierra y logrando vender su producto con grandes sufrimientos y por las zancadillas de todos, ve como su sueño está a punto de finalizar al no poder pagar el abusivo primer plazo. Aparece en su vida un escocés de mundo, Henry Gordon, que se convierte en su socio y amigo, le aporta dinero, conocimientos y mundo, llevando el recién nacido negocio del carbón hacia arriba, llegando a crearse una colonia progresiva alrededor de la mina. Con el tiempo llegará la industrialización y Rosendo y su familia, con esfuerzo, tesón y fortuna en los momentos precisos, sortearán todas las zanjas y estarán preparados para afrontarla.

Un libro enternecedor, sencillo, que cuenta muchas de las cosas que todos hemos vivido de alguna u otra manera, trasladando la época. La tradición, los burgueses, las guerras, la enfermedad, el amor, la envidia, la avaricia, la traición, el asesinato, la injusticia, la falta de moralidad, la altanería, el trabajo, la perseverancia, la amistad, la ayuda, la voluntad, la pasión, los viajes y otros tantos conceptos están profusamente relatados de forma sencilla en este relato épico que nos puede incluso ayudar a entender lo que nos rodea. Y a lo que hemos llegado. La historia se repite, con otras formas y modelos, pero en esencia se repite y parece que estamos todos empeñados en no aprender de ella. Y que la historia sea real o no lo sea, es lo de menos. Es verosímil. Y bonita.

2 comentarios:

  1. Me gustan mucho este tipo de libros y este me llamó la atención cuando salió pero todavía no he tenido oportunidad de leerlo

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  2. Qué maravillosa novela,solo por cosas cómo esta me parece maravilloso el blog,cargué el libro en mi e-reader el mismo día que leí el post, y concluido el libro, creo que mi impresión es aún mejor que lo que cuenta Angel Luis. Y me resisto a no poner una frase del libro que me parece fascinante: Una vez, cuando yo era pequeño, acompañé a mi padre para vender a un vecino el fruto de nuestro trabajo. Allí, con la firme voluntad de darle una pequeña alegría a mi familia, empujado también por el hambre y la inconsciencia de la niñez, cogí una apetitosa manzana roja de un árbol del vecino. La guardé entre mis ropas hasta llegar a casa para entregársela a mi madre. Cuando se supo su origen, mi padre me propinó una paliza y mi madre me dijo entonces unas palabras que aún hoy no he olvidado: «Jamás disfrutes de algo que no te hayas ganado con tu esfuerzo. Jamás, pues no te traerá más que desgracias.»

    Impresionante novela.

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