martes, 2 de octubre de 2012

Almas grises, de Philippe Claudel.

Pero nada es simple. Los únicos que no se equivocan son los santos y los ángeles. Almas grises, de Philippe Claudel (Nancy, 1962) no nos habla de santos ni de ángeles, pero sí de personas que sonríen a los demás aunque estén desgarradas por dentro; que cuentan pero también esconden muchos secretos; de mutilados, tanto de brazos como de corazón; de padres, esposos, novias y de  personas que pensaban que eran felices, hasta que llegó un día en el que todo empezó a derrumbarse. Como se derrumbaba más allá de sus límites, de su colina, otro mundo: Por supuesto, oíamos la guerra. La habíamos visto anunciada en los carteles de la movilización. La leíamos en los periódicos. Pero, en el fondo, la sorteábamos, convivíamos con ella como se convive con un mal sueño o un recuerdo amargo. No acababa de formar parte de nuestro mundo. Pertenecía al del cinematógrafo.

            Lo que no pertenece al cinematógrafo es la aparición en 1917 del cuerpo sin vida de una niña de diez años: Belle de Jour. De este hecho trágico y del misterio que le envolvió, quiere dar cuenta el narrador de la  historia. Un hombre que en aquél entonces tenía treinta años y ya ha cumplido los cincuenta.

            En esos veinte años han pasado muchas cosas, y sólo le queda la memoria y muchas preguntas sin contestar. A través de los recuerdos y su materialización en la escritura, tratará de excavar en todo lo que tuvo alguna relación con el denominado Caso, teniendo que dar cuenta no sólo de ese triste día, sino de los años anteriores y también posteriores, y sobre todo de un gran número de existencias grises. Las cosas no son ni blancas ni negras, lo que reina es el gris: los hombres, sus almas…, pasa lo mismo.

            En esta historia, pocas veces se mencionan colores que alegren sus páginas, porque en este pueblo, cualquier destello de color, de belleza –como lo tenía la pequeña Belle de Jour –al igual que ocurre con una flor, termina marchitándose o directamente es arrancado de cuajo. Y entre el lento marchitar y el adiós rápido, muchos preferirán el segundo, envidiando, si no lo consiguen, la suerte de quienes sí lo tuvieron: No conoció el mal, se fue sin conocerlo. A nosotros, en cambio, el mal nos ha vuelto feos.

            No es de extrañar que con tanta fealdad, tanta maldad, y tantos valores que ya han perdido todo el valor que pudieron tener un día, un personaje, Joséphine La Pelleja, confiese: Si tuviera buenos cacharros de cobre, los colgaría igual, y producirían el mismo efecto, la sensación de que el mundo no es tan feo, de que a veces hay pequeños reflejos dorados, y de que en el fondo la vida no es más que la búsqueda de esas migazas de oro.  

            Y no es la única que confiesa. El propio narrador también confiesa todo lo que en su día no se atrevió. Y es que a veces se silencia demasiado. Porque interesa no decir, porque interesa ocultar, porque es mejor mirar hacia otro lado, por miedo, porque no somos una ciencia exacta. En Almas grises no sólo se trata de dar respuesta a un asesinato, sino a muchas otras preguntas: las que  hace el narrador a los demás, las que se hace a sí mismo, y las que nos hace a nosotros, como parte que formamos de un todo.

            Para terminar, sólo decir que la prosa de Philippe Claudel está llena de belleza. Una migaza de oro.

            Abstenerse de su lectura santos y ángeles.

            P.D: Almas grises es el primer libro que hemos leído en el Club de lectura de San Lorenzo de El Escorial. A la mayoría, no me atrevo a decir a todos, no sea que se me haya escapado algún comentario,   nos ha gustado mucho. Y además ha dado juego a la hora de comentarlo: variedad de interpretaciones.  

Patricia L.

10 comentarios:

  1. Ya queda la novela apuntada en mi lista. Me ha gustado tu crítica; incitas a saber las respuetas que el autor da a los porqués del alma (aunque sean grises).
    Saludos,
    Consuelo

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  2. Un día podríamos hacer un libro con todas las listas de los que pululamos por aquí;) El título podría ser "La lista interminable". Me alegra saber que te ha gustado, Hencinarys.
    Un saludo,
    Patricia

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  3. Por fin, tras el letargo estival, Patricia, de nuevo, nos regala otra entrada suya en el blog, en la que se conjugan, como de costumbre en ella, la sutileza de juicio y la sugestiva expresión del contenido del libro desmigado en retazos, minúsculos pero perfectamente escogidos, muy significativos de la esencia de la novela. Estás pistas, quizás te ayuden a desenmascarar al asesino...
    Después de leer su reseña da ganas de ir en busca del E-Book.-

    Yo también participé, junto a Angel Luis, en la lectura mensual de este libro en el club "Sinfonía de Libros" de San Lorenzo del Escorial y os puedo asegurar que merece la pena leerlo y me suscribo a todo lo antes expuesto por Patricia, aunque, discrepo con ella en una cosa, también se la recomiendo a Santos y Angeles, pues, si creen que lo son, después de acabada la lectura, tal vez, sólo tal vez, le entren duda de su condición.
    ¿Blancos, Negros, Grises,...?, prueba a leerla y tu decidirás cual es tu color, sino segurirás con la duda.
    Espero Patricia, que no nos tengas tanto tiempo sin reseñas.....

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  4. Hola Javier, gracias por tu comentario. Sigo dándole vueltas a todo lo que hablamos ayer en el club. Cada vez me inclino más hacia tu hipótesis ;-). Y sí, tienes razón, es recomendable para todos. Yo también espero empezar a colaborar un poquito más. Que además disfruto mucho haciéndolo.

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  5. Me habló Ángel Luis de esas tertulias escurialenses. El curso que viene, si Dios quiere, trataré de unirme a vosotros. Mi libertad será mayor.
    Saludos a todos.
    Consuelo

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  6. Nosotros estamos disfrutando muchisimo en estas tertulias, ligeras pero intensas. Cuando sales de ellas, dado lo heterogeneo de los integrantes, parece que has leido tantos libros como comentarios. Te esperamos con los libros y brazos abiertos.
    Un saludo.

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  7. Como lector de este relato, agradecer la excelente reseña y los comentarios que anteceden. Con independencia de calificativos y colores, me ha parecido muy interesante, tanto por la forma en que se desarrolla como por la excelente prosa empleada, cuajada de reflexiones y todo ello impregnado de una profunda humanidad, aunque sea gris. El narrador juega con la distancia en el tiempo al narrar los acontecimientos veinte años después y los ordena a su manera, con alguna desconexión forzada, para llevarnos a los que realmente nos quiere contar y que no podemos desvelar aquí.
    Gran elenco de personajes, sencillos y humanos a los que el narrador muestra sin imposiciones, dejando muchas vías abiertas para que el lector tome sus propias decisiones, en un ejercicio sorprendente de libre interpretación.No todas las historias tienen que acabar o los lectores tienen que saber como acaban.
    Excelente descubrimiento de este autor, que como se dijo en la reunión es guionista y cineasta, así se explica el manejo en prosa de imágenes impactantes que nos lega la novela. Leeré sin duda sus otras dos novelas publicadas "El informe de Brodeck" y "La nieta del Sr. Linh".
    Como digo, muchas metáforas y muchas frases en la novela, para pensar. Patricia nos ha mostrado algunas de ellas y voy a añadir algunas aún a riesgo de alargar un poco este comentario,
    "A veces pienso que somos como una piedrecilla en el camino, que permanece durante días en el mismo sitio, hasta que el pié de un paseante choca con ella y la lanza por los aires, sin razón. ¿Y que puede hacer una piedra?.
    "Cada día, sin siquiera darnos cuenta, matamos a mucha gente, de pensamiento y de palabra. Bien mirado, al lado de todos estos crímenes abstractos, los asesinatos reales son escasos".
    "Esa es la gran estupidez del ser humano, decir siempre que hay tiempo, que podrá hacer esto o lo otro mañana, dentro de tres días, el año que viene, dos horas más tarde ...Y luego todo se muere, y nos vemos siguiendo ataúdes, lo que no facilita la conversación."
    "Las buenas personas se van pronto. Todo el mundo las quiere, y la muerte también. Los canallas, en cambio, tienen la piel dura.Por lo general se mueren de viejos y casi siempre en su cama. Como unos benditos".
    "La guerra destroza, mancha, mutila. envilece, despanzurra, desmiembra, aplasta, despedaza y mata, pero a veces también pone en hora algunos relojes".

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  8. Almas grises ha sido un libro que me ha gustado, pero después de la tertulia, la forma de desmantelar toda la historia, despiojar a cada personaje, cada momento, con las opiniones y reflexiones de mis compañeros de taller, me doy cuenta, mucho más si cabe, de lo enriquecedor que ha sido.
    Gracias compañeros tertulianos.
    Un saludo
    María

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    1. Siento lo mismo que tú, María, que compartir la lectura con otras personas la enriquece mucho. Qué bien que tengamos todo un curso por delante...
      Un saludo,
      Patricia

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