
Andrea Camilleri nace en Porto Empedocle (Agrigento) en 1925. Se inscribió en la Facultad de Letras en 1944 pero no tuvo continuidad en sus estudios que abandona para comenzar a publicar cuentos y poesías. Se inscribe también en el Partido Comunista Italiano. Desde muy joven el teatro se convierte en su pasión y, con tan sólo diecisiete años, dirige su primera obra de teatro. Desde entonces, ha puesto en escena más de cien títulos, muchos de ellos de Pirandello. Ha trabajado como autor, guionista y director de programas culturales para la radio y la televisión; también ha sido productor de algunos programas televisivos. Hizo incursión en la novela histórica con su obra «La desaparición de Pató». Ha tenido un enorme éxito con su amplia bibliografía en Italia siendo además uno de los autores más leídos de Europa. En 1994 inició las andanzas del comisario Salvo Montalbano, en homenaje al Pepe Carvalho de su admirado Manuel Vázquez Montalbán. Llevado a una serie de televisión, Montalbano se ha convertido en un héroe nacional italiano protagonizando más de treinta entregas. Andrea falleció en 2019.
Cuando estaba reunido con unos amigos para realizar una marcha de montaña, el director de una sucursal bancaria de Vigàta es asesinado a quemarropa por un misterioso motociclista. Salvo Montalbano, cansado y a punto de jubilarse, es encargado y retirado en varias ocasiones del caso que parecía sencillo —un caso de cuernos— en los primeros momentos pero que se va complicando a medida que pasa el tiempo. El autor empezó a pergeñar esta historia en 2005 y desde entonces 18 entregas de Montalbano han visto la luz para concluir con este libro que hoy comentamos que sirvió de broche a la saga en 2020, ya fallecido el autor.
—Explícate mejor, Catarè.
—Se lo explico todito paso a paso, dottori. Bueno, suena el teléfono, yo lo descuelgo, voy y digo: «Cumisaría de Vigàta al aparato», pero una voz me hace interrupción y me dice: «Soy el señor jefe supirior», y yo le digo: «A la orden», y él me pregunta por usía, y yo cuntesto que usía en ese priciso mumento no está in situ. ¿Hasta aquí me sigue el hilo?
Comentado este libro en uno de los clubes de lectura en los que participo, las apreciaciones iban de un extremo a otro para certificar, como en el mundo del toreo, una división de opiniones. Algunos de los lectores habían seguido o estaban siguiendo la serie televisiva confirmando que en ella los personajes y los ambientes están magníficamente conseguidos. Como se ha comentado, este libro supone la despedida del autor y del personaje. Hubo un acuerdo general en la sencillez de la prosa empleada, repetitiva en ocasiones y yéndose por las ramas en algunos momentos provocando alguna distracción sobre el eje principal. Por momentos chocan las conversaciones entre el comisario y el autor literario de la serie con discrepancias ficticias no siempre bien entendidas. Sin embargo, como ya es sabido, en los textos de este autor se esconde con gran maestría un vívido retrato de la sociedad siciliana, con sus guiños a la comida y una pizca de crítica social, lo que hace enormemente atractiva su lectura. Los seguidores de esta serie a lo largo de treinta años, con más de treinta entregas y algunos relatos adicionales habrán sentido un enorme vacío. Al ser esta la primera novela que leo de la serie, tengo que reconocer que mis apreciaciones pueden ser —son— inciertas.
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