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miércoles, 28 de febrero de 2018

Que de lejos parecen moscas, de Kike Ferrari

@KikeFerrari1 Enrique «Kike» Ferrari nació en Buenos Aires en 1972. Creció en el barrio de Almagro donde actualmente vive con su mujer y su hija. Vivió cuatro años en Estados Unidos pero en 2003 fue deportado. En la actualidad es trabajador del suburbano de la ciudad y en su faceta de escritor es conocido en varios países. Entre sus libros publicados tenemos «Operación Bukowski (2004)», «Lo que no fue (2009)» y «Entonces sólo la noche (2008)». Esta que comentamos hoy recibió en un ya lejano 2012 el Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor ópera prima en la Semana Negra de Gijón y dos nominaciones en premios franceses. Más información en su sitio web oficial accesible en este enlace.

El señor Machi es el ejemplo perfecto del triunfador hecho así mismo desde abajo en la sociedad bonaerense. Sin escrúpulos ni remordimientos, dirige su flamante negocio con mano firme, viste buenos trajes y corbatas de seda, tontea con la cocaína y atraviesa la ciudad a bordo de su flamante vehículo negro de coste exorbitante que reclama la admiración por donde pasa. Un día cuando va de camino a casa a desayunar con su mujer tras una noche épica, pincha en la autopista y al ir a sacar el gato y la rueda de repuesto descubre un cadáver en el maletero. Además de sus muchas elucubraciones sobre los muchos posibles autores a los que Machi ha aplastado como si fueran moscas, lo prioritario es deshacerse de él, para lo que busca incesantemente un lugar apartado donde dejar el muerto, pero no es fácil. Cuando se decide descubre con sorpresa que el fiambre está sujeto firmemente al maletero con una pieza bien conocida por Machi y que utiliza en sus especiales y frecuentes escarceos sexuales. Ahora necesita una herramienta y empieza otra asfixiante búsqueda por ferreterías en las que resulte desconocido, lo que es difícil por su coche y su prestancia, que trata de ocultar. Cuando al final consigue deshacerse del muerto y llega a su casa le esperan nuevas sorpresas.

Uno se pregunta como un libro como este, que ya recibiera premios en 2012, pase desapercibido y en la actualidad renazca. Un relato vertiginoso y brutal, aderezado con ese hablar porteño que incluso escrito enamora, aunque el lector pueda cansarse en algún momento y tenga que dejar algunas palabras incomprendidas. Relativamente corto en extensión, se devora en un par de horas porque es una nueva forma muy original de hacer novela negra que despierta curiosidad por su potencialidad narrativa y la generación de imágenes vívidas que sin duda el lector irá generando a medida que avanza en su lectura. La casi coincidencia del nombre del protagonista con el nombre del presidente, Machi, da pábulo a interpretaciones variadas. Es conveniente significar el trabajo nocturno del autor en el metro de Buenos Aires que le sirve para afianzar su independencia en el mundo de la literatura. Una lectura fácilmente intercalable entre otras que dejará un buen sabor de boca aunque no se sea aficionado a la novela negra.

jueves, 22 de febrero de 2018

La gárgola de Otín, de Esteban Navarro Soriano

@EstebanNavarroS. Esteban Navarro Soriano es un escritor murciano, nacido en Moratalla en 1965. Destinado en Huesca, su profesión es la de Policía Nacional y de ella obtiene numerosas situaciones para sus libros, bien por experiencias propias bien referidas por compañeros, a las que añade mucho de imaginación para convertirlas en historias redondas. Hace algunos años fue el primero en acuñar la expresión «generación Kindle» para designar a los autores que aprovechaban la facilidad de la auto publicación y del fenómeno de los libros electrónicos para hacerse un hueco en el panorama literario. Cuenta ya con una quincena de libros publicados, numerosos premios en diferentes certámenes y participa activamente en actos relacionados con su obra. Alguno de sus libros ya ha sido reseñado en este blog como «La noche de los peones», «Ángeles de granito» o «Una historia de policías». El pasado año 2017 tuvo un problema con sus mandos policiales que no veían bien esta segunda dedicación de Esteban por algunas situaciones referidas en sus libros de ficción. Más información en su blog accesible desde este enlace

Isidro Mezquita es un autor consagrado con numerosos libros publicados que se acerca a la edad de jubilación y que lleva un tiempo con el fenómeno conocido de la «página en blanco» que en algunos momentos afecta a todos los escritores. Aunque pudiera haber llegado el momento de retirarse estando en la cumbre, el quiere seguir escribiendo, al menos uno más. Para paliar su falta de inspiración, negocia con su familia a la que dejará en Barcelona marcharse un año completo a un pueblo perdido del Pirineo. Alquila una casa en un pueblo abandonado donde se recluye en compañía de una joven, Adela, sobrina de su arrendador, que le ayudará en las labores de la casa. Pasa el tiempo y sigue sin venir la inspiración, pero empiezan a ocurrir cosas extrañas en el pueblo de Otín mientras va descubriendo que Adela es un diamante en bruto tantos en aspectos personales como intelectuales que no saltaban a la vista. Isidro irá escribiendo una especie de diario de los aconteceres, que van engrosando con el paso del tiempo, dando lugar a la aparición de nuevos y variopintos personajes que se irán quedando a vivir en el pueblo que ya no es tan abandonado. Los aconteceres diarios irán dando forma al diario de Isidro que acabará convertido en el libro que iba buscando.

Si bien no es la primera vez que lo hace, el autor abandona en esta novela el terreno policíaco que domina y se adentra en un relato diferente en la que la policía no aparece porque no hay caso que resolver. La ambientación de un pueblo perdido en el Pirineo está muy bien lograda con lo que le entrarán deseos al lector de ir a visitar alguno de los muchos que sin duda habrá en esa zona. La prosa ágil del autor lleva al lector por unas situaciones verosímiles en el planteamiento de las situaciones y el desarrollo de las acciones, no exentas de algunos aderezos mágicos o fantásticos que tienen lugar y que van conformando la psicología de los personajes por sus modos de enfrentarse a ellos. El narrador está focalizado en un personaje que no interviene pero que se menciona, la editora de Isidro, que parece que en muchas ocasiones lo está hablando de tú a tú. Si dejamos volar nuestra imaginación podremos revivir en nuestra imaginación imágenes de pueblecitos abandonados o semiabandonados que conozcamos y que nos harán pasar un rato entretenido, pero teniendo en cuenta que estaremos lejos de las situaciones que han caracterizado a este autor en la generalidad de su obra.


Cuando Isidro descubre el potencial de Adela, su editora le dice…
Te enojaste, y mucho. Te molestó que ella hubiera leído todos tus libros y que a través de ellos supiera cómo pensabas. Te fastidió que te conociera lo suficiente como para saber cuáles eran tus puntos débiles. Te importunó que una vulgar pueblerina supiera hacer tantas cosas: cocinar, reparar desperfectos de albañilería, jardinería, comprar, leer. Te agobió que tus hijos te hubieran costado una fortuna en colegios, de los más caros, y en profesores, de los mejores, y que Alejandro no fuese capaz, siquiera, de estudiar y se dedicara todo el día a vivir de la sopa boba, y...


jueves, 15 de febrero de 2018

El rey ante el espejo, de Ana Romero

@AnaRomeroGalan Ana Romero, nacida en Cádiz en 1966, es licenciada en periodismo por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid en 1989 y Master en Periodismo por la Universidad de Columbia de Nueva York en 1.991. Es relevante mencionar aquí su condición de mano derecha de Pedro J. en el diario «El Mundo» donde se ocupó de narrar los aconteceres de los que la familia real española era protagonista, lo que la certifica como una conocedora de primera mano de los hechos relativos a la Casa Real, amén de sus contactos a lo largo y ancho del mundo que la han permitido publicar libros sobre estos temas con numerosas anotaciones, probablemente muchas menos de las que sin duda conoce. En julio de 2014, recién culminada la abdicación del rey Juan Carlos I, un feo asunto derivado de una información suya sobre la relación de Corinna con la Casa Real Española que no quiso retirar a instancias del director del periódico, que ya no era Pedro J., la hizo salir fulminantemente despedida del mismo. Una información muy jugosa acerca de este asunto todavía puede leerse en este enlace. Este libro es continuación del también reseñado en este blog y titulado «Final de Partida» publicado en 2015. Muy recomendable también «El triángulo de la transición» cuya reseña puede verse haciendo clic en este enlace.

Como ya se ha dicho, este libro es la continuación de «Final de partida» y comprende los cuarenta meses que transcurren desde la coronación de Felipe VI como Rey de España en junio de 2014 hasta el mensaje a la nación pronunciado el 3 de octubre de 2017 con motivo de la crisis catalana. Un recorrido detallado por todos los sucesos que han acompañado a los reyes, Felipe y Letizia, y a los que les rodean —familiares, colaboradores o amigos— en esta época tan complicada, estudiados con rigor, con testimonios de primera mano y contados de una forma aséptica y profesional para permitir al lector confeccionarse su propia idea que seguramente resultará muy alejada de lo conocido por las revistas en estos algo más de tres años de intranquilidad y sobresaltos constantes. La reina Letizia aparece analizada con detalle en su proceso de remodelación de sus comportamientos en sus apariciones públicas a lo largo de los años transcurridos desde el anuncio de su compromiso con Felipe y sus relaciones con el resto de la familia real. Personajes conocidos o no tan conocidos que les ayudan en su labor o se la complican, algunos de ellos muy controvertidos como el comisario Villarejo o Revenga, colaboradores como Spottorno con algún desliz que truncó su carrera o las propias Corinna o Gayá por el rey emérito, son analizados con rigor en sus relaciones con la Casa Real, cuyos misterios e interioridades, hasta donde es posible, quedan desvelados. Pero el mejor resumen del contenido del libro que puede hacerse podemos escucharlo con ese acento andaluz de la autora en un vídeo de dos minutos y medio disponible en la plataforma Youtube accesible haciendo clic en este enlace.

He leído el libro en su versión digital, subida de precio en sus 12,99€ según mi criterio pero disfrutado de sus 86.143 vocablos cuyo análisis estará disponible para su descarga por un tiempo en este enlace y que han sido devorados casi de un tirón. En ellos se menciona más veces, 350, al rey Juan Carlos que al rey Felipe, 303. Con un lenguaje muy fluido como es notorio en esta autora, el lector accede a una gran labor de investigación sistematizada de forma que la profusión de hechos y nombres aparecen sin resultar cansinos en una forma novelada alejada de formatos sensacionalistas que buscan más llamar la atención sobre aspectos oscuros que brindar una información certera y fiable. «Los Reyes nunca se equivocan. Si las cosas salen bien, responsabilidad del Rey, si mal del consejero» es una máxima que puede tener su sentido en los entornos oficiales pero que a lo largo de los (muchos) hechos relatados en el libro se torna discutible. La personalidad de los reyes de España, nuestros reyes por el momento seamos monárquicos o republicanos, queda a la luz con sus luces y sus sombras para hacernos una idea real de como son y como han ido conformando su personalidad a lo largo de estos últimos años en los que han tenido enormes responsabilidades. Teniendo claro que las formas monárquicas no son imprescindibles en un País, lo que deben es favorecer y no impedir su desarrollo con sus actuaciones públicas y privadas, que hoy en día pocas veces escapan al conocimiento general. Un libro imprescindible, como el anterior «Final de partida», para lectores interesados en conocer de primera mano una pieza fundamental de la Historia reciente española a través de los hechos que rodean a la familia real y hacerse una composición personal sobre sus integrantes.

El ex rey Faruk de Egipto hace años declaró: «No me preocupa haber perdido el trono porque dentro de unos años en el mundo solo quedarán cinco reyes: los cuatro de la baraja y la reina de Inglaterra». No se concretan los años pero si en algún momento llega a hacerse su realidad su profecía significaría prácticamente el fin de las monarquías en el mundo, entre ellas, la española.

domingo, 11 de febrero de 2018

Las tres heridas, de Paloma Sánchez-Garnica

Conozco personas, varias, que cuando les dices que el tema de un libro incluye pasajes relacionados con la Guerra Civil Española se ponen en guardia y rechazan de plano su lectura. Precisamente a estas personas les recomendaría muy vívidamente asomarse a este libro sin reticencias.

Paloma Sánchez-Garnica nació en el madrileño barrio de Prosperidad en 1962, pero a los cuatro años la familia se trasladó a Zaragoza por el trabajo de su padre como catedrático de patología de la universidad de esa ciudad. Pasaba algunos veranos en la casa de sus abuelos en Navalcarnero donde conoció al que con el tiempo sería su marido. Lectora compulsiva casi desde su infancia, comenzó estudios de Geografía e Historia que abandonó para licenciarse en Derecho, aunque con el tiempo los retomó para licenciarse también en la carrera de su primera elección. Opositora sin éxito durante algunos años, ejerció la abogacía pero enseguida se dio cuenta de que no era lo suyo y decidió dedicarse al mundo de la escritura. Su primera novela, «El gran arcano» se publicó en 2006, y tras ella vinieron otras como «La sonata del silencio», «Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido», «El alma de las piedras» o «La brisa de Oriente» además de la que comentamos en esta entrada. Más información en la página web personal de la autora en este enlace.


Ernesto Santamaría es un proyecto de escritor que anda a la busca de un tema para su primera novela. En el Rastro madrileño adquiere por casualidad una caja de latón que contiene unos escritos de amor y una fotografía en blanco y negro de una pareja, Andrés y Mercedes, cuyos nombres figuran por detrás así como estar tomada en 1936 el día que comenzaba la Guerra Civil Española. Por datos en las cartas, localiza la fuente que está en la fotografía y se desplaza al madrileño pueblo de Móstoles donde con mucho esfuerzo y tesón consigue contactar con personas que conocieron a la pareja y que poco a poco y no sin reticencias le permiten ir recuperando su historia y la de otros muchos que tuvieron relación con ellos. Las historias del pasado se van mezclando con las del presente haciendo desfilar a una serie de personajes que con sus peculiares caracteristicas y sus relaciones con el amor, la vida y la muerte conforman una idea de aquellos años y sus conexiones con el presente.

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández

La pléyade de personajes que inundan la novela hace tarea difícil el escoger un protagonista único, y aun así entiendo que habría serias discrepancias. Ernesto Santamaría sería el de la historia actual y Teresa Cifuentes el de la historia pasada que enlaza con el presente confirmando las averiguaciones que a cuentagotas ha ido realizando Ernesto sobre la pareja de la fotografía. Escrita en un lenguaje muy fácil de seguir, no exento de algunas palabras que requieren diccionario, el engarce de las dos historias –la actual y la pasada—está muy logrado simulando una especie de persecución de unos a otros dilatada en el tiempo. Destacaría, para explicar el párrafo inicial de esta entrada, el exquisito y equidistante tratamiento dado a los sucesos relatados ocurridos aquellos luctuosos tres años de contienda entre hermanos, aunque para gustos habrá opiniones, pero a mi entender la personalidad de los personajes refleja lo que ocurrió en uno y otro bando, palabra que no es correcta dado que unos representaban al Gobierno legítimo y otros a los sublevados contra él. Las actuaciones de los personajes derivan en sesudas reflexiones sobre la miseria humana que sale a relucir en una guerra, en todas las guerras, donde los miedos, las envidias y los odios se exacerban no haciendo distingos entre familia, amigos o paisanos. Con el tiempo uno puede llegar incluso a masacrar a quién le ha salvado la vida tiempo atrás, pues las emociones se desatan y todo lo justifican. Por ello, insisto, el componente histórico me parece tratado de forma delicada, reflejando hechos novelados como pudieron ocurrir. Aquellos «meses de poca escoba y mucha bomba», «de ese miedo paralizante inductor a la terrible indiferencia que vació tantas memorias» dejaron marcadas las vidas de los que sobrevivieron, porque no todo acabó con el final de la guerra, sino que tuvo continuación por demasiados años.

Recomendable, muy recomendable. Se lee muy fácil, quedando el lector preso de los personajes y sus historias, algunas un poco forzadas como la familiaridad de Rosa y Ernesto o las meigas gallegas, pero el libro garantiza un buen rato de lectura. Es el primero que leo de esta autora pero a buen seguro no será el último.

Me relató sin ambages los horrores de los que fue testigo en aquel verano funesto, horrores que abocaron sin remedio hacia años aciagos, envueltos primero en una guerra fratricida, dolorosamente prolongados después con la paz terrible, vengativa, represora, mortal: el hambre, la miseria, material y humana, la revancha envuelta en rabia incongruente, la envidia, la traición conformada en un profundo resarcimiento, un odio amasado en los años de contienda, una perversa y mezquina animadversión a todo lo que no estuviera posicionado con meridiana claridad del lado del vencedor.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos

Luis Martín-Santos Ribera nació en 1924 el protectorado de Larache, Marruecos, donde estaba destinado su padre como médico militar, que cinco años después fue trasladado a San Sebastián. Estudió la carrera de medicina en la universidad de Salamanca y en 1947 se doctoró en Madrid. Especializado en psiquiatría y tras realizar estudios en Alemania, en 1951 ganó la plaza de director del sanatorio psiquiátrico de San Sebastián. Con ideas políticas arraigadas desde su época de estudiante y no muy adecuadas para la época, militó de forma clandestina en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llegando a ser detenido en algunas ocasiones. Escritor por afición, frecuentó círculos de escritores en Madrid como el Café Gijón donde coincidió con autores como Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio y Juan Benet. Su novela «Tiempo de silencio», publicada con algún recorte por la censura en 1962, dos años antes de su muerte, es considerada como una obra fundamental en la literatura del siglo XX español por su radical ruptura con el realismo imperante. En 1964, cuando contaba con 40 años, un accidente de automóvil en Vitoria truncó su vida. Algunas obras suyas inconclusas, como «Tiempo de destrucción» fueron publicadas después de su muerte.
 
Tras finalizar su lectura, casi no soy capaz de decir de qué trata la historia, por otro lado muy simple pero escondida entre tanto barroquismo. Pedro es un médico joven recién licenciado, que vive en Madrid en una pensión y no ejerce como tal porque se dedica a la investigación sobre el cáncer, con muy pocos medios. Contacta a través de un amigo con el «Muecas», personaje del inframundo madrileño que ha conseguido criar en su chabola con medios artesanales ratones de laboratorio llegados de Estados Unidos y que sirven a Pedro para sus investigaciones. El Muecas acude a él en su condición de médico para que asista en la chabola a su hija mayor, Florita, a la que el mismo ha practicado un aborto. Pedro, que no ejerce la medicina, se aviene a ayudarle pero la chica muere, con lo que Pedro entra en shock y se esconde, siendo buscado por la policía que lo detiene y lo mete preso. Al final consigue la libertad por la declaración de la mujer del Muecas que explica que la chica ya estaba muerta cuando llegó Pedro a la chabola.

Si este libro no hubiera sido el elegido en uno de los clubes de lectura en los que participo, no creo que hubiera llegado al final. Tras su lectura, he indagado en la red con gran sorpresa al aparecer como uno de los libros clave de la literatura española del siglo XX y que en algunas épocas era lectura obligada para alumnos de COU o de primeros años de la carretera de magisterio… ¡Quién lo hubiera dicho! A lo mejor es que mis capacidades como lector son muy limitadas, pero a lo largo de sus ochenta y nueve mil vocablos —lo he leído en su versión digital—he estado despistado en todo momento, sin saber de qué se estaba tratando o que me quería comunicar el autor. Historias vagas, inconexas, repetitivas, con unas florituras barrocas y palabras desconocidas que hacen muy difícil al lector —siendo yo el lector— seguir avanzando en la lectura. Rompe completamente con los moldes de la época y aunque se trata de una novela realista por muchos de sus pasajes, algunos verdaderamente sórdidos, los aspectos narrativos llaman la atención por lo complejo y rebuscado, por su alto contenido intelectual y por su estética rompedora.

En la reunión del club de lectura me avisaron que hay una edición especial de Alfonso Rey plagada de explicaciones que le hacen inteligible y comprensible, siempre que se tenga el aguante de leer en algunas páginas más líneas de aclaraciones que del propio texto. Aquellos que tengan el atrevimiento de leerla después de este comentario seguramente disfrutarán de ella pero no sin un gran esfuerzo por su parte, con una lectura reposada, con varias relecturas y con un diccionario al lado. Quizá con el tiempo me haga con la versión aludida de Alfonso Rey y me adentre de nuevo en sus vericuetos, pero será a buen seguro después de dejar pasar un tiempo, un largo tiempo. 

Esta novela fue llevada al cine por el director español Vicente Aranda en 1986, protagonizada por Imanol Arias y Victoria Abril.

En el párrafo final, y porque el autor manifiesta ir viajando en tren hacia el norte, esto es lo que puede leerse, saque cada cual sus conclusiones 

El sol sigue tan tranquilo entrando en el departamento y allí se dibuja el Monasterio. Tiene todas sus cinco torres apuntando para arriba y ahí se las den todas. No se mueve. Tiene las piedras alumbradas por el sol o aplastadas por la nieve y ahí se las den todas. Está ahí aplastadito, achaparradete, imitando a la parrilla que dicen, donde se hizo vivisección a ese sanlorenzo de nuestros pecados, a ese sanlorenzaccio que sabes, a ese sanlorenzón, a ése que soy yo, a ese lorenzo, lorenzo que me des la vuelta que ya estoy tostado por este lado, como las sardinas, lorenzo, como sardinitas pobres, humildes, ya me he tostado, el sol tuesta, va tostando, va amojamando, sanlorenzo era un macho, no gritaba, no gritaba, estaba en silencio mientras lo tostaban torquemadas paganos, estaba en silencio y sólo dijo ―la historia sólo recuerda que dijo― dame la vuelta que por este lado ya estoy tostado... y el verdugo le dio la vuelta por una simple cuestión de simetría.

lunes, 5 de febrero de 2018

La transparencia del tiempo, saga MARIO CONDE 09, de Leonardo Padura Fuentes

Leonardo de la Caridad Padura Fuentes es un novelista y periodista cubano nacido en La Habana en 1955 donde reside actualmente en el barrio de La Mantilla en el que nació. Tiene doble nacionalidad cubano-española desde 2011. Realizó sus estudios preuniversitarios en «La Víbora» y se licenció en 1980 en literatura hispanoamericana en la Universidad de La Habana. Relacionado desde siempre con el mundo de las letras como periodista, guionista o escritor, publicó su primera novela «Fiebre de caballos» en 1984. Ha tenido muchas incursiones en el mundo de la historia, lo que le ha permitido tratar literariamente diferentes hechos reales e incorporarlos en sus novelas. La novela que comentamos hoy «La transparencia del tiempo» es la novena de la serie dedicada a Mario Conde, ex policía y detective en sus ratos libres cuyas andanzas dejan constancia de la vida real de los pobladores de La Habana a lo largo de estos últimos años. Además de esta serie tiene en su haber otras muchas novelas que plasman la realidad cubana entre las que podemos destacar «El hombre que amaba a los perros» o «La novela de mi vida».

El próximo sábado día 10 de febrero de 2018, aquellos lectores que lo deseen y vivan en o cerca de Madrid, podrán interaccionar directamente con el autor en la 99ª edición de los «Sábados Negros» que promete ser sumamente interesante una vez más. Más información en su página web accesible desde este enlace.

En esta novena entrega de la serie sobre Mario Conde, nuestro protagonista está a punto de cumplir los 60 años y empieza a ver su vida y la de sus congéneres con otras perspectivas. Un antiguo amigo del instituto, Roberto «Bobby», al que no ve desde hace mucho tiempo, contacta con él para pedirle ayuda privada en un robo que ha sufrido en su propio domicilio perpetrado por su pareja, un mulato despampanante. Entre las cosas robadas, Bobby concede la máxima importancia a una virgen negra que representa mucho para él en el terreno afectivo pues la trajo su abuelo desde el Pirineo Catalán español cuando vino a Cuba huyendo de la Guerra Civil Española. A medida que Conde avanza en la investigación, los hechos se van complicando con asesinatos de personajes colaterales, lo que hace pensar a Conde que Bobby no le ha dicho toda la verdad y la virgen negra tiene más valor económico de lo que parece. Episodios intercalados en la novela de trazo histórico relatan episodios medievales que sitúan a la virgen en tierras africanas de la época de los cruzados y que por diversas vicisitudes llegó hasta una ermita del Pirineo y finalmente a La Habana. Con muchos episodios de la vida en La Habana de Conde, su pareja, sus amigos, sus antiguos compañeros policiales y los peristas intervinientes en la operación, la novela llega a un inesperado final. 

No he leído las novelas anteriores en las que interviene Mario Conde pero una exploración en internet me ha confirmado mi idea del personaje, un ex policía de vida desordenada, melancólico, borrachuzo y fumador, que quería ser escritor y al que la edad cercana a los 60 años confiere una perspectiva diferente a su vida y a la vida en La Habana, que queda fielmente retratada en la novela; no será igual su lectura para personas que conozcan la ciudad que para aquellos que no la conozcan, aunque estos últimos se harán una idea fiel de cómo transcurre la (sufrida) vida de los habitantes de esta emblemática ciudad. El lenguaje empleado por el autor me ha resultado sumamente atractivo, delicioso y por momentos musical, por los giros empleados y el salpicado de palabras de ese español que se entiende pero que es típico del otro lado del Atlántico. Como aficionado a la novela histórica, he disfrutado enormemente con los (tangenciales) episodios que relatan de forma pormenorizada épocas medievales de Las Cruzadas y pasajes del Pirineo Catalán en la época de la Guerra Civil Española que dan contenido histórico a la talla de la virgen negra cuya sustracción es un eje central de la novela. Un ejemplo perfecto de novela negra que aporta historia novelada y escenas costumbristas de la ciudad que permitirán al lector una lectura relajada y de gran disfrute. Habrá que asomarse a este Conde desde sus inicios para evolucionar con él.

Algunas frases recogidas del libro 

Por ello, luego de expulsar la abundante y fétida orina matinal, comenzó el cada vez más arduo proceso de acorazar su ánimo para disponerse, otra vez, a hacer su mejor esfuerzo y tratar de impedir que la llegada impostergable de la muerte se anticipase y produjese por el simple camino de la inanición.

…que les impedía morir de hambre y no les permitía vivir sin hambre.

Pensó que de aquella miseria compactada por los años solo podía nacer más miseria, y sobre todo la peor de ellas: la humana.

… una penumbra húmeda y asfixiante donde se acentuaba el hedor a cueva, sudor y ropa sucia, sofritos y aceites reciclados hasta su evaporación total. Junto a una puerta se anunciaba la venta de hielo; en otra, la reparación de teléfonos celulares, y una más, decorada…

Bobby tenía un refrigerador mejor surtido que cualquier supermercado habanero y el hambre perniciosa de Conde sufrió una aplastante derrota.

… indagó si el Palomo tenía cerca algún teléfono fijo al cual llamarlo para hacer menos onerosa la operación comunicativa.

Observó el rostro de Miguel Duque: casi seguro era un genio informático y deductivo, como decía Manolo, pero, con la misma seguridad, Conde podía afirmar que le faltaban lecturas. No solo de computadoras vive el hombre, menos si el hombre es un investigador policial. No obstante, mantuvo su mutismo. Lo que René Águila contaba tenía un fondo histórico cierto, aunque podía ser una pantalla. ¿Creada por él o por Puigventós? También la trama catalanista podía ser cierta, y esa posibilidad protegía al mulato.